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jueves, 28 de abril de 2011

Cuentos tradicionales de México: Un español y un indio flautistas

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UN ESPAÑOL Y UN INDIO FLAUTISTAS
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(Cuento escuchado en Linares, N.L.)
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Entre de la saga de relatos que hacen referencia a la época colonial, encontramos esta singular historia que, aparte de su mensaje conciliador y contenido fabuloso, nos habla de la fusión de dos culturas y de cómo sendos personajes antagónicos lograron entenderse a través de la música.
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Este cuento mestizo, narrado por el Sr. Domingo Leal, surge de una remanencia arqueológica –un petroglifo que se encuentra en la cima de la loma de La Tortuga– y nos hace evocar otras semejantes que parten de una piedra, una cueva o un grabado, aunque algunas veces nos quede la duda de qué fue primero: el vestigio o el cuento. En este caso resulta obvio que primero fue el vestigio.
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La flauta, en el ámbito de la mitología y el folclor, aunque en el relato no se menciona en ese contexto, tiene un significado y uso muy particular en ritos de fertilidad, cortejos prenupciales y las ceremonias fúnebres. De hecho, en la América precolombina la flauta de barro o de hueso era el único instrumento melódico que se utilizaba en los sacrificios rituales.
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Contaba mi abuelo una historia que le platicaba su propio abuelo y por eso podemos imaginarnos que es muy antigua. Decía él que allá en la loma de La Tortuga original, no en la que ahora lleva ese nombre, solía ir por las tardes un señor español, de los primeros que llegaron cuando conquistaron estas tierras. Ese señor no era como los demás, pues cuentan que se preocupaba por la pobreza y el maltrato que les daban a los nativos. Lo raro es que cuando él llegó era malo como el mismo demonio, pero de repente cambió para bien. Entonces, ese señor iba con gusto en su caballo a la loma de La Tortuga, se sentaba a ver el atardecer y allá tocaba su flauta.
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El señor español iba a la loma y tocaba la flauta, y cuando la tocaba se sentía muy inspirado y cuando regresaba al pueblo les decía a sus congéneres que se trataran bien con los indios. Algunos españoles creían que ese hombre tenía pacto con el demonio, pero otros afirmaban que en realidad estaba medio loco.
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Según la plática de mi abuelo, el señor español tocaba la flauta junto a una piedra con grabados que fueron tallados por los indios, y cuando estaba inmerso en su música se le aparecía un indio que también tocaba una flauta. De tal manera los dos se comunicaban y platicaban a través de la música. Pero de eso ya ha pasado mucho tiempo, y que yo sepa a nadie se le ha aparecido el indio ni el español. Yo he andado muchas veces por ahí en la noche y nunca he visto nada, pero ha de ser cierto, pues de lo contrario para qué cuentan esas historias.
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Este cuento se publicó en el libro Mitos, cuentos y leyendas regionales de Nuevo León, por la Editorial Font, en 2005. La edición estuvo a cargo de la Mtra. Déborah Chenillo, con diseño de Beatriz Gaytán; correcciones de Mary de Lara e ilustraciones de Jennifer Hennen.
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El libro se puede adquirir en la Librería Cosmos, de Monterrey, N.L.
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Puedes leer más historias de Nuevo León siguiendo este enlace:
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martes, 26 de abril de 2011

Norteñismos norestenses (letras R, S, T y U)

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NORTEÑISMOS NORESTENSES
Diccionario sobre el habla y otros referentes
del Noreste de México
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Obra de Homero Adame y de Jorge Adame M.
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Conjuntar un diccionario del habla de cualquier país o región es tarea ardua que requiere de mucho tiempo de charlas, escuchar a los demás y compilar. Aún más: también requiere de clasificación y eliminación metódica, es decir, excluir las palabras o frases que son comunes en otras partes y no sólo de la región de estudio. Ése fue el reto que los autores tuvieron antes de publicar el lexicón de Norteñismos norestenses… una obra sobre el habla y la cultura de la región Noreste de México que comprende los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, así como el Altiplano potosino. La obra tiene dos secciones:
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1. El lexicón, con las palabras o vocablos que son propias de la región (en ocasiones incluyendo ejemplos para demostrar sus usos), al igual que datos geográficos, históricos y del folclor y cultura noresente, lo cual enriquece el trabajo y lo convierte en una especie de diccionario enciclopédico regional.
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2. La sección de Expresiones, frases, dichos y locuciones ofrece otra faceta del habla norestense, con oraciones pintorescas que se utilizan como metáfora o en sentido figurado.
Veamos a continuación algunos ejemplos de las letras R, S, T y U que aparecen en el libro.
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R
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Ranfla. adj. Ramplón, corriente, de mala calidad; «chafo». Ese antro está muy ranfla; ni pa’ las pulgas. sin.: ranflita, ranflón.
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Raspa. f. Gast. Raspado; hielo raspado y comprimido en vasitos o conitos de papel, cubierto con jarabe de diferentes sabores. sin.: yuqui.
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Rasposo, a. adj. coloq. Dícese de la bebida alcohólica fuerte, «que raspa». N’ombre, este mezcal está bien rasposo. // 2. m. coloq. Aguardiente o licor del más corriente. Oye, cuñao, tráite otra botella de rasposo. sin.: marrascapache, soyate.
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Realengo, a. adj. Dícese del animal o tierra que no tiene propietario. Me cae que esos burros realengos se los va llevar el Güero Polvos. / A ese terreno realengo no tardan en caerle los posesionarios. sin.: relingo.
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Reconcomia. f. barb. Reconcomio, rencor, coraje. // 2. Preocupación, mortificación.
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Redotero. m. metát. Derrotero, mapa. // 2. rur. Camino, rumbo. Ticha se perdió porque ganó por otro redotero.
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Relamerse. v.tr. y prnl. Repeinarse, peinarse o cepillarse con gran esmero hasta que el cabello queda muy arreglado. A ellas les encanta relamerse.
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Repepena. f. Rebusca; recolección del fruto que ha quedado en el campo después de terminada la cosecha. // Etimol. Viene del náhuatl pepena, que significa «escoger», «recoger».
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Ricardillo, a. adj. / m. y f. Riquillo; que tiene mucho dinero.
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Ruñe. m. Juego infantil de la roña, que consiste en que aquel que «trae la roña», tiene que perseguir a los demás niños y tocar a uno de ellos para pasársela o pegársela, y entonces el nuevo que la trae tiene que hacer lo mismo para deshacerse de ella. El juego dura hasta que se cansen o harten. ~ Nota: en otras partes lo conocen como «la trais» o «la traes».
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S
Sancho, a. adj. rur. Manso, amansado, domesticado. Oiga, su caballo se ve muy sancho. // 2. m. y f. Hijo adoptado. La sancha que adoptaron los Tamez salió muy buena. // 3. m. Cerdo, marrano. Este sancho ya está listo para los chicharrones. // 4. Véase: chivo sancho.
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Sancochar. v.tr. Abigarrar; mezclar sin armonía alguna. Será muy buen pintor, pero para mí que sancocha demasiado sus cuadros. // 2. Tatemar, soasar. Sancochen los chiles poblanos y luego los lamprean. // 3. Freír, dorar ligeramente. Nomás sancochen las tortillas. // 4. Hacer diversas cosas sin llegar a concluir ninguna. Qué persona tan inestable eres, te la pasas sancochando de un trabajo a otro.
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Sebosos. m. pl. Taxis o peseros que circulan en Tampico, Tamps. ~ Nota: Etimol. Se les llama así por dos razones: porque normalmente hace un calor tan húmedo y pegajoso que los pasajeros al pegarse, por ir tan apretujados, se pasan entre sí el sudor o sebo; y porque los choferes son muy igualados o «sebosos». Véase también: seboso, a, en su segunda acepción.
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Siesta de gato tendajero. f. desus. Se decía, antiguamente, de la siesta que se tomaba a cualquier hora y en cualquier parte. ~ Nota: Etimol. Así se le llamaba porque era común ver a los gatos de los antiguos tendajos dormidos en el mostrador o en cualquier otro lugar.
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Simpatiquito, a. adj. coloq. Dícese de los jovencitos de origen humilde que son bonitos o guapos. El hijo de la sirvienta está simpatiquito; es blanquito, alto y de ojos claros.
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Soda. f. Voz genérica para designar cualquier refresco gaseoso. Yo quiero una soda de naranja. // 2. Cocaína, coca. Ese vato salió bueno pa’ la soda.
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Solón. adj. Voz, un tanto burlesca, para referirse a un hombre solitario o que tiene pocos amigos. Chepo, aparte de solón, es tartamudo.
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Soplete. m. coloq. Dícese del abanico o ventilador en tiempo de fuertes calores. ~ Nota: Etimol. Esta acepción hace alusión al hecho de que el aire expulsado suele ser demasiado caliente, como si fuera la llama del soplete. sin.: soflamero.
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Sorcho. m. Soldado raso, de la más baja jerarquía. Pusieron un retén de sorchos en la carretera a Matamoros. // Etimol. Viene del catalán sorxe, que significa «sargento», «soldado».
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Soyate. m. desp. Palabra genérica para designar cualquier bebida alcohólica de pésima calidad. sin.: zoyate, sollate, marrascapache, rasposo.
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T
Tacos laguneros. m. pl. Gast. Tacos propios de la región de La Laguna que se preparan con costilla de cerdo y rajas de chile poblano, o con huevo en salsa verde.
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Tácuaro, a. adj. desp. / m. y f. desp. Dícese de cualquier persona rústica, humilde e ignorante. // Como adjetivo: Tengo un cliente bien tácuaro. // Como sustantivo: Había un montón de tácuaros en la central de autobuses. ~ Notas: en cualquier contexto es una palabra que señala el aspecto burdo, silvestre y con poco roce social de un individuo. // 2. Etimol. Desconocemos el origen y la etimología de este vocablo (aunque bien podría ser purépecha). No obstante, existe una especie de pequeñas aves canoras pertenecientes a la familia de los Silbidos, conocida comúnmente como «tacuarita» (Polioptila sp.).
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Tallador, a. m. y f. Persona que se dedica a tallar la lechuguilla para extraerle la fibra. // 2. m. Especie de cuchilla bastante filosa que tiene mango de madera y un gancho en su otro extremo. Se usa para extraer la fibra del cogollo de la lechuguilla, así como para tallarla o desfibrarla. ~ Nota: no es un instrumento común, por ello los talladores lo mandan hacer con los herreros. Véase también: lechuguilla y banco.
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Taninole. m. Objetos dispuestos de forma desordenada en un mismo sitio. Ordena todo ese taninole que hay en la mesa.
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Tartana. adj. desus. Tartamudo. Tu sobrino está bien tartana. // 2. f. desus. Pequeño y sencillo vehículo de carga tirado por caballos, que constaba de sólo dos ruedas, las que podían ser de madera o hule; se usaba principalmente para repartir leche. ~ Nota: Etimol. Es muy probable que la acepción moderna de tartana: «carcacha», provenga del nombre de este tipo carruaje.
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Tecuruquear. v.intr. rur. Ulular o gorjear el búho o tecolote. El tecolote estuvo toda la noche tecuruqueye y tecuruqueye arriba d’ese palo. ~ Nota: este vocablo sólo lo hemos escuchado en las comunidades rurales del sur de Nuevo León y del Altiplano potosino. sin.: tecuruquiar.
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Tijeras. f. pl. Juego de «el abierto» que se practica ya sea con cuchillos o con tijeras. El objetivo es clavar las tijeras en la tierra o en el césped o «zacate» y que el contrincante no las alcance con un paso o zancada. El perdedor es aquel quien ya no las puede alcanzar por más que abra las piernas.
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Tiznado, a. adj. desp. / m. y f. desp. Moreno, prieto. ~ Nota: se dice en sentido figurado, como si el color de la piel fuera oscuro como el tizne. sin.: tizón.
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Topo chico. m. y f. Gast. Nombre genérico del agua mineral embotellada, por ser la marca más popular en esta región. ~ Nota: en el centro del país a este tipo de agua lo conocen como «Tehuacán», por tratarse, igualmente, de la marca más popular. sin.: topo.
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Trascorneado, a. adj. Bizco, bisojo. Ciro está bien trascorneado. sin.: bizbirindo.
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U
Ungrido, a. adj. rur. Encariñado, apegado, engreído. Cuentan que algunos alicantes y vacas llegan a estar muy ungridos.
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Untos. m. pl. Grasa, lonja o gordura excesiva en las personas. Haz ejercicio para que se te bajen los untos.
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Urraco. m. desp. Hombre antipático, presuntuoso.
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Urraquero, a. adj. coloq. Dícese de la persona propensa a guardar objetos pequeños. Mi novia es bien urraquera, si vieras todo lo que tiene en sus cajones. // 2. m. coloq. Espacio repleto de pequeños objetos. La sala de case Pedro parece urraquero. // 3. Grupo de mujeres bastante parlanchinas y ruidosas. Acuérdate que hoy tienes merienda con todo el urraquero.
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Notas:
1. Si te interesa adquirir este diccionario, búscalo en librerías de Ciudad Victoria, Monterrey, Saltillo, San Luis Potosí o Torreón, así como en Real de Catorce. También es posible comprarlo a través de este medio –envía un mensaje para preguntar por él.
2. Puedes ver más entradas de este diccionario enciclopédico siguiendo este enlace: Lexicón norestense de México, o bien, en este otro: Diccionarios regionales.
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jueves, 14 de abril de 2011

Tradiciones mexicanas: “Ni yendo a bailar a Chalma”

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NI YENDO A BAILAR A CHALMA
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Tradición y leyenda del Estado de México
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Para todo extranjero que llega a radicar en México e intenta poco a poco integrarse a la vida y ser partícipe de las costumbres de este maravilloso país, sin duda hay muchas cosas que le parecen singulares, raras o extravagantes por ser tan distintas a las de su país de origen. Algunas de esas costumbres son meramente verbales, pues consisten en los refranes populares. Uno de ellos es el que dice “Ni yendo a bailar a Chalma”, cuya interpretación es que algo no tiene solución o que por muchas maneras que uno intente lograr su propósito, ya sea mediante rituales, promesas o mandas, no podrá hacerlo. Artículo en un blog de Homero Adame.
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Chalma es un pueblo mexiquense famoso por su Cristo milagroso y por el citado refrán. Hay que ir para verificar si es cierto, aunque yo más bien adaptaría el refrán para decir: “Ni quien vaya a bailar a Chalma” o “Ni yendo a bailar a Chalma se puede bailar ahí”. ¿Por qué? Porque nadie baila y la tradición es otra muy distinta a la verbal.
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Al llegar a Chalma no falta alguien que te ponga una corona de flores en la cabeza. Esto porque la tradición exige que aquellos que vienen por primera vez a visitar al Cristo de Chalma deben adquirir una corona de flores y entrar al templo con ella debidamente puesta en la cabeza. Después de estar en el interior un rato, ya sea por curiosidad o por devoción, si desean llevársela a su casa, pues se la llevan, pero si la quieren dejar, entonces hay que hacerse una especie de limpia o barrida con ella antes de dejarla. Para esto uno se quita la corona y se la pasa por todo el cuerpo, o nada más por el pecho o en su caso por alguna parte que uno tenga enferma, como por ejemplo una pierna rota, o un brazo afectado o un riñón malo (también sirve para quitarse la mala suerte). Entonces uno se hace la limpia solo y luego deposita la corona en un lugar especial ubicado junto a la puerta lateral derecha, en un palo donde todos dejan sus coronas.
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Al platicar con algunos comerciantes y preguntarles sobre el famoso refrán “Ni yendo a bailar a Chalma”, éstos nos dicen que se trata simplemente de un dicho popular, pues casi nunca se ve a la gente bailar a su libre albedrío ya sea por manda o por devoción. Nos explican que de hecho las únicas danzas se ejecutan durante las fiestas del 1° de julio, y por cuenta de grupos organizados. Y añaden: “Lo importante es venir a Chalma, venir con fe y participar de las fiestas a nuestro Cristo milagroso”.
Así aprendimos que ni quién vaya a bailar a Chalma, pero los que vienen sí se ponen su corona de flores para darse una barrida y dejarla como ofrenda para estar a tono con la tradición.
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lunes, 11 de abril de 2011

El mayorazgo de Jaral de Berrio - Parte 1

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EL MAYORAZGO DE JARAL DE BERRIO
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Éste es un proyecto enfocado principalmente en la historia oral de las haciendas que comprendieron el mayorazgo de Jaral de Berrio. Se dice que “el conde” tuvo 99 haciendas, lo cual parece ser sólo una conseja popular. Del marquesado de Jaral de Berrio hubo alrededor de 30, mientras que las heredadas del condado de San Mateo hubo 36. A esa suma habrá que agregarle las que se adquirieron en el siglo XIX, pero no llegaron a 99, excepto si se cuentan los ranchos como Lequeitio, que en el siglo XX se convirtió en hacienda, con otros dueños.
Si alguien sabe anécdotas o leyendas relacionadas con el conde o con las haciendas de Jaral de Berrio y desea compartirlas a través de este medio para enriquecer el proyecto, extiendo mi agradecimiento anticipado y me comunicaré directamente con los informantes para añadirlos en los créditos del libro y hacerles llegar una copia cuando esté publicado.
Antecedentes del mayorazgo de Jaral de Berrio
Los antecedentes de Jaral de Berrio se remontan a 1601, cuando Juan de Zavala, oriundo de Luzúa, Vizcaya, en España, se estableció en esos rumbos y tuvo otras estancias y ranchos. A su fundo se le conocía como La Carbonera de Juan de Zavala. Años más tarde, Prudencio de Armenta adquirió esas tierras y les llamó Xaral, pero de algún modo volvieron a la familia anterior, ya que se sabe que Juan Ruiz de Zavala y Lois vendió sus haciendas, incluyendo Jaral, a Joseph de Retes en 1687. Éste heredó su latifundio a su sobrina Teresa Josefa de Zaldívar, hija de Dámaso de Zaldívar. Ella se casó en segundas nupcias con Andrés de Berrio, nacido en Orduña, Vizcaya.
Es precisamente Andrés de Berrio (1669-1747) quien inicia el auge de San Diego del Jaral tras adquirir otras haciendas como Cerritos de Bernal, Huizache, Ovejas, Pozo Blanco, San Martín de Ovejas, San Vicente Ferrer y Sierra Hermosa.

Miguel de Berrio y Zaldívar y el marquesado
Su hijo Miguel de Berrio y Zaldívar (1716-1779) heredó aquellas haciendas y con el paso del tiempo anexó otras para extender su latifundio, como las de Cabras, Deseadilla, Gallinas y San Onofre. Él contrajo matrimonio con Anna María de la Campa y Cos (1734-1799), condesa de San Mateo de Valparaíso y de tal modo se incrementó el gran latifundio. En 1774 obtuvo el título de marqués del Jaral de Berrio.
Su hijo Miguel de Berrio y Zaldívar (1716-1779) heredó aquellas haciendas y con el paso del tiempo anexó otras para extender su latifundio, como las de Cabras, Deseadilla, Gallinas y San Onofre. Él contrajo matrimonio con Anna María de la Campa y Cos (1734-1804), condesa de San Mateo de Valparaíso y de tal modo se incrementó el gran latifundio. En 1774 obtuvo el título de marqués del Jaral de Berrio.
Miguel de Berrio y Anna María de la Campa y Cos crearon un mayorazgo a favor de su nieto Adeodato de Moncada y Berrio (hijo de María Ana), para así proteger los caudales patrimoniales. Esto sucedió en 1779, año de la muerte de Miguel de Berrio.
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María Ana de Berrio y de la Campa y Cos de Moncada
Esta mujer fue la 2da marquesa de Jaral de Berrio. Ella se casó con Pedro de Moncada, 1er marqués de Villafont, aunque se le conocía con el inexistente título de marqués de Moncada. Dado que este italiano era un caza fortunas, vividor y manirroto, los marqueses de Jaral habían creado el mayorazgo en favor de su nieto Adeodato, hijo mayor de María Ana.
Con los fallecimientos de Miguel de Berrio, de Anna María de la Campa y Cos, así como del heredero inmediato de éstos, Adeodato de Moncada y Berrio en 1781, y de María Ana de Berrio y de la Campa y Cos de Moncada, en 1803, la fortuna y los títulos pasaron a Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio, 3er y último marqués del Jaral de Berrio.
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Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio
Fue en esta época cuando el mayorazgo de Jaral de Berrio tuvo su máximo esplendor, pues este marqués, mejor conocido como “el conde”, incrementó su latifundio por compra-venta para así convertirse en el máximo terrateniente del siglo XIX. Entre otras haciendas, se añadieron Agostadero, El Carro, La Ventilla, Sierra Hermosa y Trancoso.
El marquesado terminó en 1829, cuando se abolieron los títulos nobiliarios en México; sin embargo, los terratenientes continuaron. Juan Nepomuceno de Moncada y Berrio, nacido en 1781, dejó una numerosa descendencia. A su muerte, en 1850, repartió la herencia entre sus herederos y las haciendas que habían sido parte del marquesado del Jaral de Berrio siguieron existiendo. Incluso, hacia finales del siglo XIX Manuela Moncada adquirió la extensa hacienda de Cedros, en el municipio de Mazapil, Zac.
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Fin del linaje y de Jaral de Berrio
El linaje de los Berrio, de la Campa y de Moncada se mantuvo como de grandes hacendados hasta ya entrada la Revolución. Las últimas tierras y haciendas se perdieron con la repartición ejidal. La última propietaria del extenso latifundio fue Margarita Raigosa y Moncada de Moncada, segunda esposa de Francisco Cayo de Moncada y Fernández de Córdoba. Cuando vendió la hacienda de Jaral, en 1949, se terminó aquella historia de riqueza, anécdotas y abolengo.
Bibliografía: Ibarra Grande, Pedro. Jaral de Berrio y su marquesado. León, Gto. 2002.
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Haciendas del mayorazgo de Jaral de Berrio en el siglo XVIII

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Jaral de Berrio
Ubicación: San Felipe, Guanajuato
Anécdotas: 1. el conde tuvo 99 haciendas, una para cada hijo. 2. El “castillo” o palacio de Jaral de Berrio lo remodeló Francisco Cayo de Moncada y Fernández de Córdoba, hacia finales del siglo XIX sobre construcciones anteriores de sus ancestros.
Leyendas: cuentan que el fantasma de una mujer, posiblemente hija del conde, se aparece en la casa.
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Hacienda de Cabras
Ubicación: San Diego de la Unión, Guanajuato
Anécdotas:
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Hacienda de Cerro Prieto
Ubicación: Mexquitic de Carmona, San Luis Potosí
Anécdotas: se dice que el corazón de Miguel Miramón, quien fue fusilado junto con Maximiliano y Tomás Mejía, estuvo en la capilla de esta hacienda.
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Hacienda de El Huizache
Ubicación: San Felipe, Guanajuato
Anécdotas: cuentan que el conde organizaba jaripeos en los corrales.
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Hacienda de Gallinas
Ubicación: Villa de Arriaga, San Luis Potosí
Anécdotas: se sabe que la segunda esposa del conde Juan Nepomuceno Moncada nació aquí. Se llamaba Teodora Hurtado de Mendoza y Tapia y se dice que tuvieron hijos antes de casarse.
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Hacienda de Rincón
Ubicación: San Felipe, Guanajuato
Anécdotas: cuentan que Andrés de Berrio se subió al cerro más alto y dijo: “hasta donde veo es mío y allí pondré mis haciendas”.
Nota: aquí tengo una duda que ojalá alguien la pueda aclarar. Me han dicho que hay una hacienda llamada Rincón al sur de Dolores Hidalgo. ¿Saben dónde queda exactamente?
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Hacienda de San Andrés del Cubo
Ubicación: San Felipe, Guanajuato
Anécdotas:

Hacienda de San Bartolo
Ubicación: San Felipe, Guanajuato
Anécdotas: dicen que en esta hacienda hubo un convento, pues la dueña, hija del conde, era religiosa y allí hacía retiros espirituales con otras monjas.
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Hacienda de La Estancita
Ubicación: San Felipe, Guanajuato
Anécdotas: una vez al año venía toda la familia del conde a celebrar la fiesta del herradero.
Nota: en el testamento de Miguel de Berrio se menciona a La Estancita como hacienda, pero no pude ver restos del casco y/o casa grande, excepto de corrales. Es posible que haya sido sólo un rancho.
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Hacienda de San Martín
Ubicación: Pinos, Zacatecas
Anécdotas: se dice que el conde le regaló esta hacienda a una de sus amantes.
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Hacienda de San Onofre
Ubicación: Pinos, Zacatecas
Anécdotas: cuentan que cuando abandonaron la hacienda, la imagen del Cristo que estaba en la capilla se perdió, pero luego apareció en la vecina hacienda de Gallinas.
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Hacienda de Santa Rosa
Ubicación: San Felipe, Guanajuato
Anécdotas: cuentan que cuando Francisco Javier Mina asaltó la hacienda de Jaral de Berrio, pasó por aquí con las carretas cargadas de oro y que una de ellas se perdió.
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Hacienda de Sierra Hermosa (ahora Sierra Vieja)
Ubicación: Villa de Cos, Zacatecas
Anécdotas: se sabe que esta hacienda se llamaba Sierra Hermosa en la época de Miguel de Berrio, pero cuando el conde Juan Nepomuceno Moncada adquirió una hacienda contigua, a la nueva le llamó Sierra Hermosa y a la original le cambió el nombre por Sierra Vieja.
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No he podido ubicar algunas haciendas de esta época. Ojalá alguien tenga información y la comparta a través de los comentarios.
  • Hacienda de Barrancas
  • Hacienda de La Deseadilla
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Sigue cualquiera de los enlaces de abajo para leer textos o leyendas relacionadas con las haciendas de Jaral de Berrio:

domingo, 10 de abril de 2011

Los altares de Dolores

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VIERNES DE DOLORES
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Los altares de Dolores son una tradición que nada tiene de sincretismo, pues fue traída a la Nueva España por los conquistadores e implantada por el catolicismo y arraigada por el gusto muy mexicano (y latino, en general) de festejar bajo cualquier excusa.
Como bien sabemos, la Cuaresma inicia con el miércoles de Ceniza, y el Viernes de Dolores es el que da inicio a la Semana Santa. Para este día se colocan altares dedicados a la Virgen y su dolor por el presentimiento de que su hijo será crucificado; se colocan en iglesias, atrios, plazas y negocios.
Hay lugares que tienen a la Virgen de los Dolores como su patrona, por lo que en este día se celebra la fiesta patronal, con todo el colorido y algarabía que las caracteriza, además de misas, entradas de cera y quema de pólvora para concluir con un baile popular.
Existen otros lugares que tienen muy arraigada la costumbre de levantar altares de Dolores e incluso hacer concursos. En San Luis Potosí tenemos la calle Altamirano (antiguamente y aún conocida como Callejón del Buche), en el barrio de Tlaxcala, donde todo el Viernes de Dolores es día de fiesta. Casi todas las casas exhiben sus altares, ya sea en el exterior o en el interior (si éste es el caso, las puertas permanecen abiertas para que cualquier transeúnte o curioso entre a disfrutar la decoración del altar lograda con mucho esmero).
Hoy es Viernes de Dolores, día de una tradición cristiana muy arraigada en el corazón de muchos mexicanos, día para salir a caminar y disfrutar de los altares que pueden encontrarse por doquier.
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sábado, 9 de abril de 2011

Semana Santa - Por los rumbos de San Luis Potosí

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SEMANA SANTA EN EL ESTADO DE SAN LUIS POTOSÍ
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Hablar de Semana Santa es pensar en vacaciones, paseos y viajes lejos de nuestro entorno. Bien sabemos que las opciones para esas fechas son muy variadas, desde una playa de lujo, hasta un camping en cualquier sierra, río o lago. Ahora bien, si pensamos en folclor lo primero que evocamos son las festividades y sus consabidas crucifixiones en Iztapalapa o, mejor aun, los eventos que se realizan en nuestra localidad. Para viajar en esta semana lo único que se necesita son ganas (y algo de dinero, también).
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En México, vivamos donde vivamos, todo se nos antoja lejos, o casi. Si revisamos los mapas y estudiamos las distancias, lo normal es calcular, como mínimo, tres horas de carretera, y como máximo... No hay lugar cerca, de acuerdo, mas el corazón del país, por encontrarse en el "centro", es donde casi todo mundo puede converger. ¿Qué les parece unas vacaciones de Semana Santa por allá, alrededor de la capital potosina?
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Podemos iniciar el viaje el día que podamos o deseemos, pero es recomendable estar en tierras potosinas para el Jueves Santo. Vale decir que en la ciudad de San Luis se organizan un buen número de eventos culturales para la semana entera, sin embargo el plato fuerte es, sin duda alguna, la noche del viernes, con su Procesión del Silencio. Momento: no nos apresuremos. Conozcamos primero otra alternativa.
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Real de Catorce
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Mucho se ha hablado y escrito sobre este mítico pueblo. Que si es fantasma, que es paraíso de neo-hippies y bohemios, que sus peregrinaciones, que el ecoturismo, etcétera. No hay fecha mala para ir a visitarlo (casi nunca llueve), pero la Semana Santa promete buenas opciones. Veamos: El camino empedrado llama mucho la atención. Subir esa sierrita ofrece vistas maravillosas; las horas para tomar mejores fotografías son en la tarde, excelente momento para regresar. Luego, el túnel Ogarrio con su capilla interior de frontón neoclásico. Data de 1901 y no es fotogénica por siempre hallarse cerrada y el reflejo del vidrio impide buena nitidez y no permite el uso de flash. La luz ahí es paupérrima.
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El pueblo brinda un par de alternativas de hospedaje. No son la gran maravilla, aunque sí bastante limpias. La comida tampoco es muy variada, sin embargo, de cualquier forma el turista encontrará dónde saciar su apetito (incluyendo vegetarianos). Se recomiendan las deliciosas quesadillas de flor de palma o las de cabuche en alguno de los puestos en la calle principal -Lanzagorta-, a un costado de la iglesia.
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El gobierno estatal y las autoridades del municipio organizan diversos eventos culturales y populares para toda la semana (es conveniente revisar el programa). Sin falta el miércoles hay teatro en el Palenque, comenzando a las ocho de la noche bajo una trémula luz. El jueves dan inicio las actividades relacionadas con la Semana Santa: primero la misa del lavatorio de pies, la cual resulta cautivadora por ciertos aspectos que rompen los esquemas tradicionales, como en el de la comunión que, en vez de la típica hostia, se realiza con un pedazo de pan. Después viene la escenificación de la Última Cena en la Plaza de Armas, muy llena de color y devoción. Luego se efectúa la Oración del Huerto y la aprehensión de Jesús en la Fuente Centenario. ¡Impresionante! Acto seguido se celebra la Negación de Pedro, en la calle Constitución, y finalmente el Encarcelamiento de Jesús en la antigua Casa de Moneda. Durante todo esto sobresalen los participantes, con sus rostros serios, unos desencajados por el genuino dolor y sufrimiento, otros orgullosos; cada quien en su papel logra expresarse a plenitud.
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El viernes es el día más esperado en Catorce. Desde temprano arriban decenas de turistas dispuestos a presenciar el momento culminante de la Semana Santa. Como a las once empieza el Viacrucis Viviente. La muchedumbre se congrega en la placita, entre el Palacio Municipal y la antigua Casa de Moneda. A los fotógrafos acreditados y reporteros se les entrega un gafete para que puedan moverse entre la Procesión. El público en general debe permanecer atrás de una valla.
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El colorido de los atuendos es relevante: Herodes, Barrabás y Caifás portan túnicas muy vistosas de terciopelo rojo, azul y verde. El Cristo se muda de ropa en dos ocasiones, una para el Proceso y la otra para la Pasión y su Crucifixión. Dimas y Gestas siempre andan de blanco y andrajosos.
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Rumbo al calvario se atraviesa por las callejones empedrados del poblado. La procesión camina lentamente, al paso del Cristo con su pesada cruz a cuestas. Los romanos, y Magdalena y el resto de las mujeres completan el cuadro.
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Es digno de acentuar que el entorno de Real de Catorce resulta perfecto para este tipo de celebración. Los alrededores desérticos, las casas de cantera derruidas y sin color más que sepias, algunas de las fachadas de estilo neoclásico, las callejuelas empedradas e inclinadas, todo; todo transporta al visitante a dos mil años atrás, a las tierras de Medio Oriente. Es como si tiempo y espacio fuesen estáticos. La piedrita en los frijoles pueden ser los cables de luz y la muchísima gente con ropas modernas, pero recordemos que al final de cuentas estamos en el umbral del siglo XXI.
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La Crucifixión es muy impresionante. Para cuando el séquito llega, la mayoría de gentío ya está congregada en lo alto del cerro, donde el viento fluye, sin tornarse incómodo. A continuación se alzan las tres cruces, bajo un hermoso cielo azul, limpio y brillante, que a la postre resulta un eximio contraste con los tres cuerpos crucificados y sus taparrabos blancos.
Al terminar la Crucifixión sigue la Sepultura en el Palenque. Minutos antes Judas se cuelga de un pino en la plaza. Es difícil atender ambos acontecimientos, aunque apurándonos podemos lograrlo. Es imperante estar para la Sepultura. La ambientación natural en el Palenque es perfecta, algo parecido al Circo Romano (o los clásicos teatros griegos) con asientos labrados en piedra. Muy pintoresco.
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En ese instante casi culminan las actividades en Catorce pues el posterior evento es hasta el domingo, con la Resurrección, para la cual ya casi no hay nadie. Se antoja extraño que no se realice una Procesión del Silencio, por lo tanto es conveniente trasladarse a la capital potosina para ello. Sin embargo, no nos adelantemos todavía. Veamos la otra opción para el viernes. Esto para quienes ya conocen el "pueblo fantasma" y prefieren visitar otros rumbos.
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San Luis Potosí
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A sabiendas de que muchos visitantes (aquí se cuentan por centenas, no por miles) arribarán a la región estos días, el gobierno estatal y municipal, al través de las oficinas de turismo, casas de cultura y la Secretaría de Cultura, invariablemente tienen organizados un sinfín de actividades para toda la semana. Hay eventos deportivos y culturales de diversa índole, desde concursos y torneos deportivos (el de tenis es el más relevante), hasta conciertos, bailables, festivales musicales, callejoneadas, muestras gastronómicas y teatro formal y callejero, etcétera. Es bueno saber que aquí se celebra, esta semana, el Festival Nacional de Danza Folclórica y culmina con un animado desfile el sábado. Asimismo, la Fiesta de Luz, simultáneamente en las plazas de Armas, Fundadores y El Carmen, es un atractivo adicional que nadie se debe perder.
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Aparte de las actividades locales y los nuevos recorridos por la ciudad en "tranvía", las mismas oficinas de turismo organizan paseos y excursiones de uno, dos o más días a otras regiones de la entidad, como las cascadas de Tamasopo en la Huasteca, o el mítico Real de Catorce. Sin embargo, para aquellos que no tienen planeado desplazarse a otros rumbos, y prefieren disfrutar de las bellezas de la ciudad, los museos, las iglesias, los parques, las ex-haciendas y balnearios (a varios kilómetros de la capital) y las presas son algunas alternativas; así como la Sierra de Álvarez, hermoso paraje alpino y frontera ecológica que divide al árido Altiplano de la agrícola Zona Media. Al lado oriente de dicha sierra (rumbo a Rioverde) se localiza el “Valle de los fantasmas”, con sus singulares formaciones rocosas.
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Por citar algunos ejemplos de las bellezas que San Luis ofrece, podemos sugerir los museos Regional del INAH, el Centro de las Artes, el Laberinto de las Ciencias, el Federico Silva o la Casa de la Cultura, todos ellos de interés regional y estatal, aparte de otros museos igual de relevantes. Entre los templos y plazas destacan la Catedral; la iglesia del Carmen, de estilo churrigueresco y un camerín bañado en oro de hoja; junto a ella se ubica el Teatro de la Paz; San Francisco y su hermosa plaza; San Miguelito, el barrio más tradicional; Aranzazu, junto a la entrada al Museo Regional del INAH y el Santuario de Guadalupe, al cual se llega por una avenida peatonal con bastantes atractivos (incluyendo el Centro de las Artes), entre de los cuales sobresale la antigua y bella Caja de Agua; representativo monumento de esta ciudad. Entre los parques es recomendable visitar el Tangamanga I, cuyas instalaciones ofrecen deporte, descanso y cultura. En cuanto a las haciendas cercanas que se pueden visitar podemos citar la de Gogorrón y la de Peotillos.
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Pero bueno, el viernes es el día más esperado en la ciudad o, mejor dicho, es la noche la más esperada. A eso de las ocho da inicio la insigne Procesión del Silencio que, a decir de muchos, es la más conmovedora en el país. Dicho evento data desde 1954 y se ha celebrado sin interrupción. Da inicio en la iglesia del Carmen y las muchas cofradías desfilan a paso lastimero, cargando las pesadísimas imágenes de sus templos. El ritmo de los tambores y trompetas es evocativo; las velas completan el cuadro surrealista.
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El desfile atraviesa por las céntricas calles, entre el teatro de La Paz y el Museo Nacional de la Máscara, para luego dar vuelta por las plazas de San Francisco y Aranzazu y posteriormente culminar frente a Catedral. Tiene una duración que rebasa las tres horas, y es garantía de que nadie se aburre (se recomienda cargar con una chamarra ligera como mínimo). La organización de este magno evento es digna de admirarse; a todo lo largo de la procesión hay sillas que se pueden rentar con anticipación. El único lugar gratuito es en las escalinatas del teatro de la Paz.
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El sábado prosiguen las actividades, entre las cuales destaca, por la mañana, la visita a los siete altares, que en sí es una tradición muy local. La gente acude a siete diferentes iglesias para orar y depositar una ofrenda o limosna. En la tarde, a eso de las 6:00, principia el Concurso Regional de elaboración y quema de Judas, en la plaza Fundadores. Para el resto del día, y en la noche, hay otros eventos culturales; para enterarse se sugiere consultar el programa que se da gratuitamente en la oficina de turismo o en los puestos instalados ex-profeso por la misma. Sin embargo, entre el sinfín de los eventos el más importante es el del Desfile de Trajes Regionales con la participación de los muchos grupos de danza folclórica que han estado presentándose toda la semana, y a las 6:00 de la tarde recorren las calles del centro histórico para llegar hasta la explanada del teatro de La Paz e iniciar una verbena muy "folclórica". Poco rato después se realiza, ya de noche, otra callejoneada, aparte de que hay muchas cosas más qué hacer.
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¿Y el domingo? Bueno, luego de levantarse tarde y desayunar unas enchiladas huastecas o potosinas, con queso de tuna como postre, hay que emprender el retorno a casa. Pero si tienen ganas, y tiempo y planes de seguirle, podemos recomendarle una visita al también medio abandonado y en ruinas pueblo Cerro de San Pedro, o ¿qué tal Zacatecas o la Huasteca Potosina, donde existen cuantiosos sitios que explorar? Feliz viaje...
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Una versión más completa de este artículo se publicó en la revista México desconocido, bajo el título: "Alternativas de viaje en Semana Santa. Por los rumbos de San Luis Potosí". Puedes leerlo completo en:


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