EN ÉBANO, S.L.P. SE EXTRAJO
PETRÓLEO POR PRIMERA
VEZ
Texto y fotografías: Homero Adame
Fue el 3 de abril de 1904 cuando en
esta pequeña población de la Huasteca potosina se perforó exitosamente el
primer pozo petrolero en México, evento que lo encaminó a ser uno de los países
con mayor producción de crudo en el mundo, así como con una de las más intensas
labores de exploración.
Cuenta la historia que, desde finales
de 1903, varios exploradores norteamericanos anduvieron infructuosamente
perforando pozos en diversas zonas del país, y fue gracias al geólogo mexicano,
Ezequiel Ordóñez, que el sueño se volvió realidad, toda vez que él sugirió que
se perforara un pozo al pie del mítico cerro de La Pez. Según las crónicas, a
media tarde del 3 de abril de 1904, el primer brote de petróleo alcanzó unos 15
m de altura ante la algarabía de los incrédulos presentes. Sin embargo,
hubieron de pasar todavía siete años más para que el pozo, ya para entonces
conocido como “La Pez número 1”, exportara su primera remesa de crudo,
embarcada en Tampico.
Pero la historia de Ébano no se
limita exclusivamente a tan importante hecho, sino que ésta se remonta a la
época prehispánica con asentamientos huastecos. Como reminiscencias todavía
existen por ahí las ruinas arqueológicas de Tamatao (“Lugar de casa”), mismo
nombre con el que se conocía a Ébano en las primeras décadas de la conquista.
Ya con la presencia española, Tamatao fue primero una región de encomiendas
para luego convertirse en un latifundio que originalmente llevó por nombre
“Sitios de la Huasteca”, para después conocérsele “San Juan Evangelista del
Mezquite” y finalmente “Hacienda del Tulillo”.
El propietario de esta hacienda la
vendió a un tal Edward Doheny, originario de Wisconsin, en Estados Unidos,
quien visionariamente fundó la “Huasteca Petroleum Company” e inició su auge en
este giro con una producción diaria inicial de 1,500 barriles diarios. No
conforme con ello, el mismo Doheny creó la “Compañía Mexicana de Asfalto y
Construcción” que en su momento pavimentó las calles de la ciudad de México,
Guadalajara, Monterrey y otras ciudades capitales en el país.
¿Pero, qué ha sido de Ébano después
de un siglo? Muchos lectores bien podrían pensar que todo indicaba que ésta
sería una ciudad muy progresista y desarrollada. Sin embargo, en algún momento
su sino dio un extraño giro y se quedó como un simple pueblo más de esta húmeda
y calurosa región de la Huasteca. Algo que vale la pena mencionar, aunque sea
en el aspecto negativo, es que a pesar de tratarse de un icono histórico dentro
del desarrollo mexicano del siglo XX, se encuentra bastante olvidado y ni
siquiera en la carretera o en el centro de la población existe un letrero
alusivo a la primera explotación de petróleo ni mucho menos un señalamiento que
nos indique cómo llegar al famoso pozo número 1. Artículo de Homero Adame.
Arquitectónicamente hablando, no hay
casi nada relevante que mencionar, salvo unas construcciones (de ladrillo rojo
en la mayoría de los casos) que desentonan por ser de un estilo fuera de lo
común dentro el contexto mexicano y muy ajeno en esta región; se trata de la
colonia americana levantada como zona residencial cuando los primeros
ingenieros del petróleo se establecieron en la zona. Sobresale un edificio que,
según dicen, fue la primera iglesia anglicana en el país; local que después
pasó a ser restaurante de chinos y en la actualidad se usa como centro de actos
cívicos. Cerca de ahí, en la cima del cerro principal de la población, todavía
existen algunas oficinas de Pemex, en la colonia 18 de marzo (todo de ladrillos
color amarillo).
Resulta interesante el nombre de
dicha colonia pues hay que añadir que en Ébano la celebración más importante es
la Fiesta del Petróleo, una feria regional que culmina precisamente el 18 de
marzo. Ese día se organiza un desfile cívico por la mañana, que pasa por el
monumento a Lázaro Cárdenas para rendirle homenaje y dejarle ofrendas de
flores; en la tarde hay música; al oscurecer se corona a la reina durante un
evento solemne en la plaza y posteriormente inicia el animado baile popular que
da cerrojazo a la feria.
La actividad económica en esta
cabecera municipal está centrada en la agricultura de pastizales y la
ganadería, así como la pesca. La Laguna Chica, mejor conocida como “Laguna
Marla”, es fuente de sustento para muchos pescadores que principalmente
capturan tilapia, carpa y otras especies de menor importancia comercial. Viajes de Homero Adame.
Algunos pescadores dicen que no
obstante la explotación petrolera, las aguas de esta laguna no están
contaminadas. Sin embargo, cuentan que cuando hay derrames de chapopote, como
sucedió en el 2001, sacaron toneladas de pescado muerto, primeramente por culpa
de la contaminación de “chapo” (así le llaman localmente al chapopote), y luego
por la “hierba” (un tipo de detergente) que le echaron a la laguna para
limpiarla, pero resultó peor. Fotos de Homero Adame.
Precisamente en esa zona se encuentra
el pozo 1, así como otros con diversa numeración, como el pozo 5 y el pozo 15.
Junto al histórico pozo hay dos pequeños monumentos con sus respectivas placas.
El primero, colocado en mayo de 1994, reza lo siguiente: “Pemex exploración y
producción distrito Altamira La Pez número 1. Este pozo marcó el inicio de la
industria petrolera nacional, fue perforado en el año de 1904 por la Mexican
Petroleum Company, siendo descubierto por el geólogo mexicano Ezequiel
Ordóñez. Tiene una producción inicial de 1,500 barriles por día y acumulativa
de 4’124,976 barriles durante el período de 1904 a 1917. Fue taponado, el 18 de
enero de 1925”. En el otro dice: “Pozo La Pez número 1 en homenaje al 60
aniversario del expropiación petrolera, 1938-1998, puesto por el presidente
municipal el 18 de marzo de 1998”. Artículo de Homero Adame.
A pesar de que fue taponado, explican
los lugareños que de repente arroja chapopote, aunque en la actualidad está
controlado. Lo cierto es que la orilla de la laguna presenta un suelo cubierto
de esa sustancia negra media seca pero todavía suave cuando se camina sobre
ella.
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