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sábado, 2 de diciembre de 2023

Leyendas de brujería: La lechuza

Las creencias de búhos o tecolotes y lechuzas como mensajeros de la muerte no son propias de nuestro país, sino que se repiten con frecuencia en el folklore de muchas otras culturas del mundo. De igual forma, hay pueblos que asocian al tecolote con la sabiduría y como compañero de brujos y hechiceros. Mientras que en otras zonas geográficas, principalmente en México, se les asocia con brujas que se convierten en esas aves y vuelan por las noches. Aquí en el Noreste, la palabra “lechuza” se utiliza indistintamente para designar a las aves nocturnas que emiten un sonido ululante, trátese de lechuza o tecolote.

A continuación tenemos tres ejemplos de leyendas de lechuzas: una escuchada en Hidalgo, Tamaulipas y dos de La Petaca, comunidad aledaña a Linares, N.L.

Allá en mi tierra pasan muchas cosas curiosas. Dice mi papá que una noche iba con otros señores a caballo y agarraron un atajo pa' llegar a la casa más rápido. Se fueron por una vereda que cruzaba la casa vieja y que en eso vieron un pájaro, blanco como el algodón, que les volaba arriba de los sombreros. Y dijo que ese animal se le paró primero en la cabeza de su caballo, y que hacía bien feo. Nombre, ¡que los caballos estaban reteasustados y relinche y relinche! Que mi papá agarra el machete y que le tira un machetazo al pájaro, pero voló. Luego que el tecolote ese baja otra vez y se le para arriba del sombrero a otro señor. Se lo quitó de un manotazo, y la lechuza siguió molestándolos hasta que salieron del límite de la casa vieja. Nomás pasaron el arco ese que ve allá y el pájaro se desapareció. Que todos dijeron que había sido el diablo.

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Las lechuzas son aves de mal agüero, anuncian la muerte. Yo recuerdo que cuando mi papá murió, andaba una lechuza ahí. Y también el día que un tío se estaba petatiando la lechuza estaba parada en la barda, cantando. Y es que esos animales son emisarios de la Muerte, y cuando alguien va a morir, la lechuza canta y se para afuera de la casa del moribundo.

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Había un señor que se llamaba don Iginio González que vivía aquí cerca. Cuentan que una vez se le arrimó una lechuza y él se puso a rezar las doce verdades. Y pos no cree que se le acercaron más lechuzas y que andaban vuele y vuele arriba, y se prendían de las varillas. Y pos se asustó bien requetefeo y no terminó de rezar pos tuvo miedo y se fue corre y corre.

Esto yo creo que pasa porque como ellas [las lechuzas] son brujas convertidas, entonces cuando alguien les empieza a rezar las doce verdades pos ellas se tienen que proteger para que no las maten. Por eso llegan a ayudarle las otras viejas esas que andan volando.

Nota: estaos relatos fueron publicados originalmente en mi libro Mitos, cuentos y leyendas. Tradición oral de Nuevo León por Ediciones Castillo, en Monterrey, 1998.

Puedes encontrar más historias similares en el libro Creencias, mitos y leyendas de animales de Homero Adame.

El libro está disponible en librerías y también en Amazon para formato impreso:

https://www.amazon.com.mx/Creencias-mitos-y-leyendas-animales/dp/6072953107/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr=

y para formato electrónico Kindle:

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miércoles, 1 de noviembre de 2023

La tumba profanada: leyenda matehualense


En el panteón de Matehuala hay dos mausoleos que, aparte de la iglesia, sobresalen por su tamaño y su estilo. Uno es la tumba de don Manuel Fernández, la cual fue construida a principios del siglo XX. El otro pertenece a la familia Castillo y no hay registro de una fecha exacta de cuándo se levantó, pero es del siglo antepasado, del XIX --explica Tomás Ferrándiz para esta publicación de Homero Adame. Esa tumba de la familia Castillo fue profanada. Por un lado podemos hablar de lo que es la historia, porque hay documentación de ese hecho, y también un poco de cómo es la leyenda:


En el año de 1892, el padre Pánfilo Castillo construyó e inauguró el santuario de Guadalupe, en Villa de Reyes y luego el señor Montes de Oca y Obregón lo trajo aquí a Matehuala con la intención de tumbar la parroquia original para construir lo que es ahora catedral. La última semana de noviembre de 1900, Montes de Oca y Obregón colocó la primera piedra y a partir de entonces el padre Pánfilo Castillo se dedicó a tumbar la iglesia. La ley lo metió a la cárcel, pero él se acogió a los derechos que tenía y salió libre. Terminó de tumbar la iglesia y la volvieron a construir. 
El padre Pánfilo siguió aquí en la región hasta 1928, año en que murió o lo mataron. Fue enterrado en el mausoleo de la familia Castillo porque sus ancestros estaban ahí sepultados.

Al cabo de cinco años, según se publicó en el periódico El Nuevo Día, se dice que la tumba fue violada para robarle las joyas y el Cristo de oro. Ese es un tesoro que apareció en un hoyo del ala sur cuando se tumbó la iglesia. Hay que saber que todas las iglesias tienen un tesoro; justo antes de colocar la primera piedra se hace un hoyo y ahí los feligreses echan lo que quieren, joyas u objetos de valor, y ya después se construye la iglesia. Ese es el tesoro de toda iglesia.

Ya en el campo de la leyenda, supuestamente el padre encontró ese tesoro cuando tumbó la parroquia original y cuentan que al morir lo enterraron con el tesoro, todo en el mismo féretro. A los pocos días corrió el rumor de que alguien profanó la tumba para robarse el tesoro, lo cual fue cierto, según testimonios y lo publicado en aquel periódico. Se le dio aviso a las autoridades y también a los familiares del padre Castillo; éstos vinieron y se llevaron los restos en tren a Villa de Reyes, donde lo sepultaron en la parroquia de allá. (Leyenda publicada por Homero Adame).

Jamás se supo quién profanó esa tumba para robarse el tesoro en cuestión. El periódico habló de joyas y del Cristo de oro, pero quién sabe si eso haya sido cierto. De todas maneras, todo esto a la larga dio pie a esta leyenda.

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Nota: esta leyenda fue publicada en la plaquette “Leyendas del Festival de Desierto” de Homero Adame, por la Secretaría de Cultura del estado de San Luis Potosí, 2005.

jueves, 5 de octubre de 2023

Un tesoro en la hacienda de la Meza


Aquí hubo mucho dinero antes. Los señores eran los pelaos más ricos de toda la región, pero cuando el reparto de tierras todos se fueron. Antes no había bancos ni nada, así que la gente escondió su dinero cuando la Revolución. Lo enterraron por allí --cuenta Ramiro Estrada, en Hidalgo, Tamaulipas en esta leyenda publicada por Homero Adame.

Estas tierras eran muy grandes, y todas del mismo dueño. Después del reparto ejidal vinieron los hijos del señor y se llevaron lo que pudieron de la hacienda. Pero namás cargaron con los muebles, retratos y vajillas que no se habían robado otras gentes. Por aquí pasaron con carretas llenas de cosas. Hasta el motor del molino se llevaron. Y todo a carreta de yunta, pues ni había caminos ni camiones. Aquí mero pasaba el camino real.

Ya está viejo Juan Alvarado... A ese amigo sí le dijeron dónde estaba el tesoro, pero se rajó y no le entró. Nos platicaba que una vez andaba con sus chivitas cuando dio con una noria vieja, en un lugar que le llamamos “L'ubre de la vaca”. Allí mero se le apareció una luz y oyó que algo le decía que escarbara y sacara el dinero y que se iba hacer el hombre más rico de aquí. Y mire que no creyó nada. Se asomó a un pozo y vio algo como una oreja de perol, así de grande, como ese donde se está cociendo la miel [de caña]. Yo digo que le dio miedo pos sabemos que cuando a alguien le ofrecen un tesoro no es nomás de gratis. No, hay que pagar algo, y ha de ser con el alma de uno. Y a Juan le dio miedo, se rajó, se rajó.

Hace mucho, un señor vino y me preguntó si aquí había tesoros. Yo mismo lo llevé a “L'ubre de la vaca”, pero no hallamos nada. Y eso que el hombre ese traiba aparato. Por eso digo que ese tesoro sigue allí mismo, pero a nadie más se le ha revelado el lugar como se le reveló a Juan Alvarado. Cuando guste nomás tráigase un aparato y le damos una buscada. Quien quite y a nosotros con usté nos toque...

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Cuando se habla de tesoros enterrados, generalmente se mencionan luces y ruidos o voces misteriosas que se ven y se oyen en algún punto en particular. Esas menciones suelen ser en tercera persona, es decir, de alguien que cuenta que alguien más le contó de algo que vio u oyó. De acuerdo con la creencia popular, cuando alguien escucha esas voces misteriosas o ve esas luces es porque a esa persona los espíritus le están ofreciendo el tesoro y le toca sacarlo.

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Nota: esta leyenda fue publicada en mi libro Mitos, cuentos y leyendas. Tradición oral de Nuevo León por Ediciones Castillo, en Monterrey, 1998.

martes, 12 de septiembre de 2023

Sobre la visita de Maximiliano a San Miguel de Allende



En el libro titulado Casa Europa. Historia de la casa desde la memoria de los sanmiguelenses, se añadió un capítulo casi como tema aparte e independiente por ser un hecho aislado y a la vez de relevancia histórica que involucra a esta propiedad. Las menciones orales que aluden la visita de Maximiliano de Habsburgo como emperador de México el 13 y 14 de septiembre de 1864 son recuentos de lo que se sabe gracias a la historia escrita por Francisco de la Maza en uno de sus libros sobre San Miguel. Al final del libro que se puede adquirir en la misma Casa Europa (calle San Francisco No. 23) se reproduce parte del texto donde se menciona la casa.

 

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No sabemos con exactitud cuándo se construyó esta casa, pero sí sabemos que es muy anterior a 1864 porque en ese año aquí se hospedó Maximiliano. Eso fue el 13 de septiembre. Se hospedó la noche del 13 y del 14 y se fue el día 15 para dar el primer grito oficial de Independencia en Dolores. A partir de entonces se acostumbra que en alguno de sus seis años como presidente de la República, el presidente en turno vaya a Dolores a dar el grito.

Luis Felipe Rodríguez

 

El nombre correcto de mi tatarabuelo y dueño de esa casa era Jesús María Vázquez Palacio. Él fue el defensor de Maximiliano en el sitio de Querétaro; era el primer jurisconsulto y el director de la Escuela de Jurisprudencia. Estuvo en Querétaro con Riva Palacio y otro abogado; eran tres y dos se fueron a San Luis a pedir el indulto a Juárez y uno de ellos se quedó en Querétaro. Creo que fue Jesús María Vázquez porque él y Maximiliano llevaban muy buena relación.

Cuando Maximiliano estuvo aquí en San Miguel se quedó en la casa de Jesús María Vázquez y le hicieron una cena de gala, con baile, en la casa de los Lámbarri, enseguida. Maximiliano bailó con mi bisabuela Dolores Lámbarri Malo. Cuentan que estaban mi bisabuela y Maximiliano bailando un vals y que le cayó a mi bisabuela en la parte del hombro del vestido la cera del candil y Maximiliano muy caballerosamente le removió la cera del hombro.

Luis Miguel Villarreal

 

Maximiliano se queda en la casa Lámbarri, donde pernocta, y no en la otra. Lo recibe la familia Lámbarri y le hacen fiesta y banquete. En los archivos parroquiales yo vi una carta donde se menciona que pernocta en la casa de los Lámbarri. Ahora, yo no sé si la casa Lámbarri tenía continuación con la casa vecina, ahora Casa de Europa, y fueran una misma propiedad. Sería cuestión de ver planos de cómo eran las casas en aquel tiempo.

Graciela Cruz

 

Jesús María Vázquez Palacio (no José) es efectivamente el abogado que radicaba en Querétaro. Su esposa era Guadalupe López Sautto y Sautto, nacida en la hacienda Noria de San José (luego conocida como Noria de Alday), en San Diego de la Unión. Este señor Vázquez es en ese tiempo dueño de esa hacienda. Su casa en San Miguel es la que estás estudiando para tu libro, segunda calle de San Francisco número 4 (ahora San Francisco 23), y por su cercanía con Maximiliano, Jesús María Vázquez lo recibe allí cuando el emperador hizo su visita oficial en camino a Dolores para dar el primer grito de Independencia.

Jesús Garza Herrera

 

Hay una novela histórica, Quién en San Miguel, donde se menciona que el emperador Maximiliano se hospedó en esa casa y también habla de mucha gente de época. La autora se llama Eladia González.

Gloria Tovar

 

Al abuelo de mi papá no le tocó, porque fue antes, pero según contaba que las gentes de más atrás contaban que don Maximiliano llegó en un carruaje muy elegante con mucha gente y caballos de lo más fino. El emperador entró caminando a la casa sobre un tapete rojo, largo, pero el caballerango dio vuelta y metió los caballos y el carruaje por atrás, por lo que es la calle de atrás, la de Correo. Luego todos los trabajadores tuvieron permiso de salir a la calle a saludar y echar “vivas” cuando más tarde el emperador salió con su gente a los asuntos oficiales en el Palacio de Gobierno.

José Guadalupe Sánchez

 

En aquel tiempo, cuando Maximiliano fue a dar el grito a Dolores –que fue el primer grito de Independencia que un gobernante dio de manera oficial–, una comisión recibió a Maximiliano aquí en San Miguel y él se quedó en esta casa, estuvo dos noches. Lo llevaron una tarde a pasear al parque Guadiana, que en aquel tiempo eran huertas y un lugar recreativo al que la gente de San Miguel iba a pasear. El parque Juárez no existía.

Samuel Rangel

 

Dicen que Su Majestad se quedó en la casa de los Vázquez y eso lo menciona de la Maza en su libro. Lo que yo sé por historias de familia es que la fiesta que le organizaron a Maximiliano fue en la casa de mis tatarabuelos los Lámbarri, en la esquina de San Francisco y Corregidora, prácticamente enseguida de los Vázquez. Todas las señoras que estaban invitadas se pulieron haciendo sus mejores platillos y una de mi familia hizo un postre de pera y por eso yo escribí ese texto que anda en Internet, “Las peritas del Emperador”.

Maruja González

 

Cuando fusilaron a don Maximiliano en Querétaro, mucha gente de San Miguel estuvo en apuros porque eran amigos del Imperio. Esos Vázquez parece que se fueron un tiempo, pero no vendieron la casa.

Demetrio López

jueves, 3 de agosto de 2023

Leyendas de San Luis Potosí: La curra

La curra

En el barrio de San Sebastián cuentan de una mujer que le decían la Curra porque siempre andaba muy bien vestida --dice Juan Manuel Martínez, quien trabaja en el estacionamiento Ipiña. (Leyenda recopilada y publicada por Homero Adame).

Se sabe que estaba un poco loca, a lo mejor porque se quedó soltera y dicen que parece que porque el novio la dejó plantada y no se presentó al altar. Resulta que esa mujer se le murió el papá y como estaba medio loca no se le ocurrió reportarlo a las autoridades. Dicen que lo tuvo varios días sentado el cadáver allí en el comedor. A los vecinos se les hizo un poco raro que el papá de la Curra ya nos saliera a la calle, porque era común que lo vieran caminar para ir a la iglesia o a la tienda. No se sabía que tuviera familia en otra parte del país y por lo mismo a nadie se le hubiera ocurrido que se fue de viaje. Todo se supo cuando la casa de la Curra comenzó a apestar bien feo. Si tenía los postigos abiertos olía muy feo y la gente que pasaba por ahí mejor se iba por la otra acera. Los vecinos le preguntaron a la Curra que por qué olía tan feo la casa y ella no se le ocurrió decir cuál era la razón. Pero ya cuando la peste era insoportable, los vecinos avisaron a las autoridades y vinieron a investigar. Fue así como encontraron el cadáver del papá de la Curra en estado descomposición. No la culparon a ella, pero parece que se la llevaron finalmente a un hospital psiquiátrico.
(Leyenda recopilada y publicada por Homero Adame).

sábado, 8 de julio de 2023

Leyendas tamaulipecas: La bola de fuego y otros misterios

Pos aquí se cuentan muchas cosas de la hacienda (de la Meza, en el municipio de Hidalgo, Tamps)), pos como usted se puede dar cuenta, la casa esa ya es muy vieja. Pero mire, que lo que yo le voy a contar es cierto porque a mí me pasó hace muchos años. Y lo recuerdo como si hubiera sido anoche mismo.

Yo antes vivía allá arriba, cerca del caserón viejo. Ya estaba en ruinas. Venía caminando una tarde, ya estaba obscuro; el sol se había metido hacía un buen rato. Iba pasando cerca de la iglesita cuando de pronto que veo como una luz que venía del cielo. (Leyenda publicada por Homero Adame).


Me fijé bien y era como una bola de fuego, así de grandota, y que me asusto, pos venía cayendo y pensé que a lo mejor me daba a mí mero. Pero nada, que la bolota esa se mete a la iglesia, por la parte de atrás allá donde está la cúpula. Y fíjese que no hizo ni ruido cuando cayó. 
Antes todavía la iglesia tenía techo. No, ahora ya está caído. La bola esa se metió por una cosa como chimenea pequeña que hay. Yo me quise asomar por una rendija pa' ver qué era, pero no vi nada.

Les platiqué a mis amigos, pero todos dijeron que yo había andado borracho de seguro, que por eso había asegurado decir lo que vi. Bueno, déjeme decirle, resulta que días después de aquello, andaban unos amigos conmigo y se nos hizo de noche. Yo y otro nos fuimos pa' nuestras casas, pero el otro que andaba con nosotros dijo que él se iba a meter a dormir en la iglesia. Como hacía frío esa noche, y adentro no hacía chiflón, pos este muchacho se metió. Al día siguiente nos platicó que toda la noche sentía que alguien le quitaba el poncho, que le jalaban las botas y que hasta lo pellizcaban. Pero que él creía que éramos uno de nosotros o los dos. Diji que toda la noche nos estuvo diciendo: “Ya no estén jodiendo, déjenme dormir”. (Leyenda tomada de un blog de Homero Adame).

¿A poco cree usted que ese amigo nos creyó cuando le dijimos que nosotros no habíamos estado molestándolo porque estábamos bien recogidos en nuestras casas? No, ¡qué va!, no nos creyó. Pero por Dios santito que ni yo ni el otro fuimos a la iglesia en la noche. Han de haber sido las ánimas que lo molestaban. Y él creía que éramos nosotros.

Nota: esta leyenda fue publicada en mi libro Mitos, cuentos y leyendas. Tradición oral de Nuevo León por Ediciones Castillo, en Monterrey, 1998.


lunes, 5 de junio de 2023

Leyendas nayaritas: el fantástico pueblo en el fondo de una laguna

Dicen que Santa María del Oro se llama así porque hace muchísimos años un hombre muy raro venía al pueblo a comprar cosas y surtir, y siempre pagaba con puras piezas de oro. La gente lo miraba raro, y con envidia también, porque ya para ese tiempo las minas de oro no funcionaban, ya se habían agotado, y pues se les hacía muy raro que alguien todavía siguiera pagando con oro. ¿De dónde los sacaba?

Entonces dicen que hubo un muchacho muy atrevido, un pescador también, que se enteró de que una leyenda que contaban las gentes de antes era cierta, de que existe un pueblo fantástico de oro en las profundidades de la laguna.


Ese muchacho, que era muy ambicioso, una tarde se fue siguiendo al hombre muy raro –dicen que no era como uno, por eso se les hacía raro– y lo siguió y lo siguió hasta que se metió al pueblo dorado de donde trajo oro. Dicen que el muchacho se hizo rico, pero que se murió temprano. No pudo disfrutar sus riquezas, pero por envidioso tampoco le dijo a nadie dónde estaba la entrada al pueblo sumergido en la laguna. Antes de morirse, dicen que él contaba que ese pueblo de puro oro era muy bonito, que había gente rara y muchachas raras también, pero muy chulas. Que todo era de oro y que la gente vivía bien. Aunque nadie le creía esas cosas, de todas maneras sospechaban que a lo mejor eran ciertas porque, si no, entonces de dónde carajos sacó tanto oro el muchacho ese, ¿eh? Era oro muy fino, ya trabajado, que no se saca de cualquier mina nomás porque sí.
(Leyenda en un blog de Homero Adame).

Y luego, según esto, de alguna manera los habitantes de aquel pueblo se dieron cuenta de que alguien de este mundo sabía cómo llegar allá, y desde entonces cerraron el camino a esos lugares misteriosos para que ya nadie se metiera. Pero también dicen que gentes de ese pueblo de repente salen para surtirse de lo que necesitan, pero ya no vienen a Santa María sino que van a otros pueblos donde nadie los conoce.

Nota: una versión editada de esta leyenda fue publicada por Editorial Trillas en mi libro Mitos y leyendas de todo México que se puede adquirir siguiendo el enlace.


La foto de la laguna fue tomada del sitio de internet Corazón de Nayarit. Que el enlace sirva de agradecimiento a sus creadores.

sábado, 6 de mayo de 2023

Doña Natalia Calvillo, anécdota de Matehuala, SLP

En la casa de los portales, donde están ahora las oficinas de la comisión de electricidad, vivió una señora que se llamaba Natalia Calvillo viuda de Arrieta, quien murió a los 104 años de edad. Dicen que era muy agarrada y eso que tenía bastante dinero. (Leyenda publicada por Homero Adame)


Vivía sola en ese caserón que, se dice, tenía 16 cuartos. Cuentan que era tan agarrada que casi ni comía para no gastar. Siempre que alguien la iba a visitar ella le decía: “Ay, a la próxima vez que vayas a venir avísame para tenerte tan siquiera un rompope, porque no tengo más que darles; con eso que vivo aquí sola...” -- cuenta doña Carmen Alcocer.

Era muy singular esa Natalia Calvillo viuda de Arrieta y tenía una curiosidad, una curiosidad que a los que la conocían les daba risa, pero si alguien no la conocía de seguro se asustaba. A ella le gustaba llenarse de polvo blanco toda la cara, y así se polveaba porque tal vez creía que de esa manera se veía más guapa. Lo cierto es que se veía tan blanca pero tan blanca con ese polvo que parecía muerta. Y aparte también le gustaba asustar a la gente: cuando alguien tocaba a la puerta ella salía toda vestida de negro, de largo y con la cara toda polveada de blanco. El que no sabía pegaba un grito y se iba corriendo, y los que sí sabían y estaban sentados en la plaza se tiraban de risa.

Aquí en Matehuala hay un dicho que se lo atribuyen a ella porque supuestamente les decía a las jovencitas que anhelaban casarse: “Muchachas, no os desesperéis, que Natalia Calvillo casó a los 66.”

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Nota: esta leyenda fue publicada en la plaquette “Leyendas del Festival de Desierto” de Homero Adame, por la Secretaría de Cultura del estado de San Luis Potosí, 2005

martes, 4 de abril de 2023

El columpio del Diablo. Leyenda de Chihuahua

 El columpio del Diablo, leyenda de Cerocahui, municipio de Urique, Chihuahua

 

Sabemos que hay leyes universales y divinas que todos deben respetar, incluso el Diablo. Por ejemplo, los días 1° y 2 de noviembre son sagrados en todo México y en muchas partes del mundo porque se festeja a Todos los Santos y a los Fieles Difuntos. De acuerdo con la tradición, en esas fechas Dios les da permiso a los difuntos para que sus ánimas vengan a la Tierra y convivan con sus seres queridos que los recuerdan. El permiso es igual para todos, los que están en el cielo, en el purgatorio y hasta en el infierno –explica Juan Manuel Andrade, un guía de turistas.

En cualquier parte de Chihuahua, la gente va al panteón a dejar ofrendas a sus difuntos. El día 1° lo consagran a los niños y el día 2 a los adultos, cumpliendo así con la tradición, pero en algunos pueblos tienen creencias muy especiales. Por ejemplo, algunas personas de Cerocahui me han contado que allá evitan ir al panteón una vez oscureciendo o estar adentro del mismo ya en la noche, principalmente el día 1°, porque tienen una creencia que a la mayoría le provoca terror. De hecho, cuando se mete el sol, mucha gente prefiere no salir de sus casas y es mejor cerrar puertas y ventanas. La creencia es que se oyen los gritos de advertencia del Diablo que desde un columpio vigila que sus difuntos no se desbalaguen o traten de no volver al infierno.

No sé si la creencia venga de los tarahumara o sea católica, pero cuentan que desde hace muchos años, en la tarde del día 1° de noviembre el Diablo tiende una cuerda muy larga, desde la cima de un cañón hasta la cima de otro, y se columpia para vigilar a las ánimas que están en el infierno, pero que en esos dos días tienen permiso de venir a este mundo. Hay quienes afirman que han visto al Diablo columpiarse, mientras que la mayoría de la gente sólo dice haberlo escuchado gritando. Los que lo han visto dicen que es como una sombra muy grande que se mueve en el cielo, algo así como una nube en vaivén. Y los que lo han escuchado cuentan que los gritos son aterradores, que dice muchas maldiciones y blasfemias, y que lo hace así porque sabe bien que las ánimas del infierno son tramposas, traicioneras, y tratan de hacer hasta lo imposible para escaparse y quedarse en este mundo asustando gente o provocando desgracias. Pero esas ánimas no pueden escabullirse sin ser sorprendidas por el Diablo porque él, desde su columpio, vigila y vigila, y grita de la manera más horrenda cuando se da cuenta  de que alguna de esas ánimas tiene la intención de escapar.

También cuentan que esa noche del 1° de noviembre corre un viento muy raro en los alrededores del panteón, y cree la gente que es provocado por el mismo Diablo al columpiarse.

Nota: una versión editada de esta leyenda fue publicada por Editorial Trillas en mi libro Leyendas de todo México. Aparecidos y fantasmas que se puede adquirir en librerías o siguiendo el enlace en azul.




viernes, 10 de marzo de 2023

El venado enano (leyenda de la sierra de San Carlos, Tamaulipas)

Yo ya tengo munchos años de trabajar aquí con su papá y su tío --nos dijo Juan Rivera, un vaquero que trabajaba en el rancho llamado Tanque de Flores, en el municipio de Burgos, Tamaulipas. Mire cómo le gusta la cacería a él. Usté bien sabe, sus amigos vienen y a mí me toca llevarlos a las brechas y en la noche a fanalear. Uno ya conoce bien el ojo del venao en la noche.

No, pa' venaos hay munchos. Cuando uno no tiene qué comer porque la seca ‘tá dura, pos nomás se va pa' la presa y ai seguro que mata un venao, y ya con eso pos ai mata uno l'hambre, ¿no?

Pero fíjese bien lo que le voy a contar... Hay allá en el monte, rumbo a la sierra (de San Carlos), un venao enano, ansina de chaparro que es bien mañoso. Uno le tira un pelotazo (balazo) y nomás se mueve y hasta se oye que se ríe de uno. ¡Por Dios santito!


Y eso no me lo platicaron, yo lo vide con mis propios ojos. Una vez andábanos campiando unas vacas allá pa' la sierra Chiquita (sierra de San Carlos) y pos era tiempo medio friyito; ‘taba el cielo todo encapotao. Y de repente que vemos un venao chaparrito que hasta créibanos qu'era una venadita y a esas hay que respetarlas, uno no las mata. Pero tenía un canastón (cornamenta) que ni pa' qué le cuento. Como unas doce puntas de perdido; y punta gruesa, ansina de gruesa. Mire que yo nunca he visto una canasta igual.
(Leyenda en un blog de Homero Adame.)

Pero bueno, como uno siempre carga con el rifle, pos ¡bolas chingao! que le suelto un pelotazo, y el cabrón venao ni se movió. Y !pum¡, otro pelotazo y nomás se empezó a reír. L'oímos bien clarito. Le tiré un tercer tiro y nada, el venao cabrón nomás se dio la vuelta y se jue, rise y rise el muy méndigo.

Se m'hizo bien raro, pero mi compadre ‘taba risa y risa también, y me dijo que es porqu'era el venao enano que se aparece de vez en cuando. Quién sabe si será cierto, pero de que el cabrón venao se rió de mí, eso sí es cierto.


El venado es un personaje muy popular en las mitologías de las tribus de Norteamérica; normalmente es un espíritu benefactor de género masculino, aunque en ocasiones puede ser femenino y se le atribuyen poderes mágicos.

Como parte del folklore, en estas regiones norestenses todavía se conservan algunas tradiciones antañas, como el uso de la piel de venado para manufacturar objetos de diversa índole. Antiguamente dichos objetos eran de orden ritual o servían como amuleto; en la actualidad son decorativos.

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Nota: esta leyenda fue publicada en mi libro Mitos, cuentos y leyendas. Tradición oral de Nuevo León por Ediciones Castillo, en Monterrey, 1998.

lunes, 6 de marzo de 2023

Conferencia sobre haciendas del Altiplano colindantes con Coahuila

 


Charla de Homero Adame  con Arturo Villareal sobre algunas haciendas 

aledañas al sur de Coahuila

Da click en el enlace en azul para abrir el video de la conferencia virtual


Esta charla histórica entre Homero Adame y Arturo Villarreal de la Secretaría de Cultura de Coahuila está basada en la investigación sobre haciendas que hice por varios años en las zonas áridas de Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas, durante la cual recabé información oral, datos históricos y fotografié los cascos de las casas grandes y de otras estructuras en su estado actual (2009-2012). Tal investigación rindió frutos con la publicación de dos libros que están disponibles en Amazon:

Haciendas del Altiplano, tomo I

y

Haciendas del Altiplano, tomo II


miércoles, 15 de febrero de 2023

El cadejo - leyenda chiapaneca del Soconusco

En toda la región del Soconusco sabemos de un perro muy bravo y peligroso que se aparece en la noche luego de que se mete el sol –dice la Sra. María Olmos, originaria de Tonalá y radicada en Tapachula. Mucha gente lo ha visto, aquí en Tapachula, en Tonalá, en Puerto Madero, siempre en la noche, y todos dicen que es un perro que sale de la nada y que nomás ataca si la persona le tira piedras o va con otros perros.

Nadie sabe con exactitud qué es, pero unos dicen que se trata de un chivo color negro y otros dicen que es un perro muy macizo. Sea lo que sea, lo cierto es que, según la leyenda y lo que cuenta la gente que lo ha visto, es un animal fantasma que también se roba a los niños para llevárselos a la selva y devorarlos. Desde hace muchos años, cuando han encontrado cadáveres de niños devorados en la selva han dicho que fue el Cadejo.


Yo nunca lo he visto, ni ganas tengo, pero a unas tías sí se les apareció allá en Tonalá. Iban ellas a su casa, como a eso de las nueve de la noche, cuando en una esquina les salió al paso un perro negro, muy grande. Ellas no le hicieron caso y siguieron caminando, pero con precaución porque hay perros bravos y rabiosos en cualquier parte. Cuando pasaron cerquita de él, sin demostrar miedo ellas, el perro empezó a gruñir. Entonces lo vieron y se asustaron muchísimo porque sus ojos parecían brasas, rojas, rojas y fue cuando se dieron cuenta de que era el Cadejo. Empezaron a correr mis tías y el perro las siguió, ladrando y gruñendo muy feo, pero alcanzaron a meterse en una tienda que todavía estaba abierta y le contaron al tendajero que el Cadejo las venía siguiendo. El tendajero salió y vio que e
n la distancia andaba un animal muy grande, negro. Agarró una cuchilla y él mismo acompañó a mis tías a su casa.

Otras personas también me han platicado que se les ha aparecido el Cadejo y todos dicen que es un animal grande y de color negro que a simple vista no parece ser bravo, pero cuando gruñe, asusta feo y que de la boca le sale mucha baba como si fuera un perro rabioso. Los que le han visto los ojos aseguran que sí, que son como brasas echando lumbre. Leyenda encontrada en un blog de Homero Adame.

Hay muchas pláticas y leyendas del Cadejo aquí en Tapachula y en muchos rumbos del Soconusco. Dicen que si una persona le tira pedradas y el Cadejo lo ataca, con sólo tocarlo o rasguñarlo la persona se muere a los dos o tres días. ¿De qué se muere? Ni los médicos lo saben. También cuentan que si alguien trae pistola o carabina y le dispara, la bala no truena, y todo porque el Cadejo es como un fantasma, un demonio.

Nota: una versión editada de esta leyenda fue publicada por Editorial Trillas en mi libro Leyendas de todo México. Aparecidos y fantasmas que se puede adquirir siguiendo el enlace en azul.


Nota: la ilustración del cadejo es obra de M. Orlando Callejas y fue tomada de Wikipedia como se indica en el enlace.

jueves, 19 de enero de 2023

Leyenda de las gatitas carey o cálico

 

Cuenta una leyenda que hace mucho, mucho tiempo el Sol, tras observar la actividad en la Tierra, decidió venir a pasar una temporada y participar en lo quehaceres de los seres vivos en nuestro planeta. Como no podía dejar vacante su puesto en el firmamento, le pidió a la Luna que tomara su lugar y así cubrir su ausencia para que, de tal modo, los humanos no se dieran cuenta de que no estaba en su lugar. La Luna aceptó con mucho gusto y se ubicó en la trayectoria del Sol, pero su ritmo era más lento y no irradiaba tanta luz ni calor. Entretanto, cuando llegó a la Tierra, el Sol decidió tomar la forma de una gata negra para pasar inadvertido y así poder moverse en el mundo y vivir las experiencias de los seres vivos.

Con el paso de los días, mientras disfrutaba de todo lo que veía y hacía desde la óptica y movimientos de aquella gata negra, la Luna perdió el interés de seguir ocupando el puesto del Sol y mejor regresó a lo suyo para seguir iluminando las noches y dejarse ver de vez en cuando durante el día.

Al percatarse de que la Luna ya no estaba en su lugar, el Sol tuvo que regresar de inmediato al Cielo y lo hizo saliéndose rapidísimo del cuerpo de la gata negra. Fue tan rápida su salida que cientos de rayos luminosos, de tonalidades doradas, quedaron impresos en la piel y en el pelaje de la gata negra. (Leyenda encontrada en un blog de Homero Adame).

Desde entonces, las descendientes de aquella gata negra nacen con el sello del Sol, es decir, nacen con los destellos dorados que el Sol dejó en el pelo y la piel de la gata negra, pero no sólo eso, sino que también nacen con parte del temperamento y sabiduría que el Sol había dejado en ella y eso se transmite de generación en generación, como también se transmite el caracter reservado, tímido y hasta huraño. No hay gatas carey o cálico iguales, pues su pelaje es diferente de cualquier otra, tan diferente como fueron los cientos de rayos que el Sol dejó.

Algo que poca gente sabe, pero sí lo saben quienes tienen una gata de estas características, es que por su legendarios origen solar se les atribuyen propiedades mágicas y curativas, ya que atraen las energías positivas y la buena suerte. (Versión de la leyenda publicada por Homero Adame).

 

Si quieres saber más sobre las gatas carey o cálico, visita este sitio: https://www.feelcats.com/gato-carey/


Fotografías tomadas por Homero Adame: Kétzleh (2021) y Mikálical (2004).