Buscar en este blog

sábado, 2 de diciembre de 2017

Mitos y leyendas guerrerenses: La chaneca

LA CHANECA
Leyenda de San Luis Acatlán, Guerrero

Cuenta una leyenda que hace muchos años, un chaneque se enamoró de una muchacha y ésta de él, aunque sabían que su amor era imposible porque los chaneques y los humanos son incompatibles. De todas maneras, la muchacha aceptó huir con el chaneque, yéndose a vivir al bosque, donde ella pasó muy feliz el resto de su vida. A pesar de sus naturalezas tan diferentes procrearon una hija, mitad chaneque y mitad humana, de belleza incomparable, sobrenatural. La niña creció más como chaneque, pues sus padres nunca la llevaron al mundo de los humanos. Sin embargo, ella escuchaba los cuentos de su mamá y se propuso un día ir a conocer el pueblo de sus ancestros. Esto sucedió tras la muerte de su madre, no sin antes pedirle permiso a su padre. Él mismo la trajo a este mundo, pues bien conocía los accesos. Cuando aparecieron en un bosque cercano a un pueblo, algo sucedió porque ella sufrió una transformación que la hizo más sólida, más humana, y le resultó imposible regresar al mundo de los chaneques. Con tristeza, su padre la dejó viviendo allí, pero le advirtió que si tenía un hijo con un ser humano, se volvería mortal. (Leyenda recreada por Homero Adame.)

  Pasó el tiempo y aquella extraña mujer, siempre joven y bella, era ocasionalmente vista cerca de los pueblos, en busca de alimento. Los hombres la admiraban por su belleza y trataban de entablar conversación para conquistarla, pero ella desaparecía. En realidad no desaparecía como un fantasma, sino que su cuerpo era más bien inmaterial y dejaba de ser visto por la gente. Eso trajo como consecuencia los rumores que en las afueras de los pueblos rondaba un ser sobrenatural, una chaneca que robaba alimento. Cuando alguna mujer de cualquier edad la veía, gritaba: “Allá anda la chaneca, allá anda la chaneca” y le tiraba piedras para ahuyentarla.
  Debido a su soledad, el sentirse despreciada por los humanos y saber que le era imposible regresar al mundo de los chaneques, la chaneca se convirtió en un ser huraño. En cierta ocasión recordó las palabras de advertencia que le dijo su padre y decidió volverse mortal; para ello era necesario procrear un hijo. Desde entonces empezó a frecuentar los ríos o aguajes, siempre de noche. Quienes lograban verla huían despavoridos, pues sabían que no era humana. Y todavía es fecha que continúa deambulando en ese tipo de lugares, en busca de posibles ilusos a quien pueda hechizar con su belleza y sus encantos para lograr su propósito.
  En muchos pueblos del estado de Guerrero cuentan leyendas de la chaneca, con algunas variantes, y siempre se le personifica como una mujer muy hermosa, de cabello largo, negro. En San Luis Acatlán, por ejemplo, se dice que tiene la capacidad de tomar el parecido de la novia de un muchacho o de la esposa de un señor, y que lo hace así para engañarlos y poder relacionarse con alguno de ellos. Pero todos los hombres se asustan y huyen cuando la miran de cerca porque sus ojos no son humanos. Ella, como venganza, los golpea, los araña, los arrastra y los deja medio muertos; nunca los mata. Pese a sobrevivir el encuentro con la chaneca, esos hombres se vuelven locos.

Notas:

1. Una versión similar de esta leyenda fue publicada por Editorial Trillas en el libro de Homero Adame, Leyendas de todo México - Aparecidos y fantasmas.
El libro se puede adquirir en librerías o directamente en la tienda en línea de la editorial siguiendo este enlace: Leyenda de la chaneca.

2. La imagen artística fue tomada de fanpop.com. Que el enlace sirva de agradecimiento y crédito a sus creadores.