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viernes, 28 de octubre de 2011

Mitos y leyendas de la Huasteca: El hombre que programó su muerte

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EL HOMBRE QUE PROGRAMÓ SU MUERTE Y FUNERAL
 Leyenda de Tamiahua, Veracruz
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Existió un pintoresco pueblecito huasteco, llamado Rancho Nuevo (hoy es un rancho ganadero), entre Tampache y la hacienda de San Sebastián, dentro del municipio de Tamiahua en el estado de Veracruz. Allí vivían entre sus pobladores una señora llamada Demasía González Corona, acompañada de su hija Irene, una joven hermosa de tez morena, ojos aceitunados y larga cabellera negra. Ellas eran muy creyentes y devotas de la fe católica, que seguían al pie de la letra, así como de todos los usos y costumbres de la misma.
Como trágica experiencia tenían la muerte de Abundio Saavedra Rosas, esposo de Demasía, que en una ocasión allá por la fiesta de todos santos le dijo a su esposa que no hiciera ninguna ofrenda, mucho menos tlamales, ya que los muertos no tragaban porque ya se los había llevado la tiznada muerte, y que a sus padres les iba a prender una vela de chapopote por la espalda. Al día siguiente, cuando salió rumbo a la milpa, tal fue su asombro que vio a una multitud de muertos vivientes, algunos gustosos saboreando ricas viandas que les dieron sus familiares como ofrenda, pero al pasar los últimos, vio una pareja retorciéndose como de dolor, que lanzaban grandes lamentos llevando una vela de chapopote prendida debajo de la espalda. ¡Sí! No había ninguna duda: eran sus padres que lo miraban suplicantes y con reproche. Entonces Abundio corrió llorando de arrepentimiento, angustia y mucho miedo, llegó a su humilde jacal y ordenó a su esposa que buscara quien matara un marrano para hacer tamales. Mandó a comprar cirios de cera virgen, cohetes y también pidió que llamaran a su compadre Chucho González, el jaranero, y sus músicos, para que tocaran al día siguiente, junto a las tumbas de sus padres en el panteón de San Juan, por el rumbo de Toteco y Raya Obscura. Después de haber organizado todo le dijo a Demasía: “Vieja me siento muy cansado, tengo mucho sentimiento, me dan ganas de llorar, mejor voy a dormir un rato porque empiezo a ver oscuro, me está dando mucho sueño”. Y se durmió en un catre que estaba en el patio. Después de dos horas, cuando salió la primer pailada, Demasía le dijo a Irene: “Anda ve y despierta a tu padre para que cene; están ricos los chicharrones y los tamales”. Cuando Irene llegó donde estaba su padre empezó a gritar despavorida; su padre había muerto, su cuerpo rígido y sin vida, con el rostro lleno de terror y ojos exorbitantes, como si hubiese visto al mismo tlahuelilo (diablo).
Todo se llenó de tristeza y dolor en aquel pueblo, que vio por vez primera que una persona programara su propia muerte y su funeral.
Después de este acontecimiento, las pobres mujeres solas se dedicaron al servicio de la iglesia y de Dios; iban hasta Tamiahua, Tampache, Temapache, Acala, Hormiguero, Tancochin, Cuesillos y Tierra Blanca, rindiendo culto a todas las festividades y honrando a todos los santos.
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Versión popular publicada en el libro Cuextecatl volvió a la vida, de José Reyes Nolasco, y enviada por el autor para publicarse en este blog.

Mitos y leyendas de la Huasteca: La Tepa del río Tancochin


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LA TEPA DEL RÍO TANCOCHIN
 Leyenda huasteca
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En las márgenes y a todo lo largo del extenso río Tancochin, río que nace en la caída de agua de la sierra de Kotontepetl, en el municipio de Tancoco, y atraviesa los municipios de Naranjos-Amatlán, Chinampa, y desemboca en la laguna de Tamiahua, entre Saladero municipio de Tlamalín y Reforma municipio de Tamiahua, se han escuchado infinidad de cuentos, relatos e historias, como la leyenda de la Tepa.
Según cuentan los abuelos, la Tepa era una mujer muy hermosa, de cara bonita, alta, blanca, de larga cabellera, cuerpo bien torneado, prominentes pechos, ojos coquetos y sonrisa encantadora, cuando se apreciaba de lejos. Pero al tenerla cerca, su apariencia cambiaba totalmente. Su rostro se mostraba pálido y amarillo, sus ojos destellaban odio, su pelo desbaratado, las uñas de las manos largas y filosas y su boca demasiado enojo.
Cuando la Tepa estaba contenta, interpretaba cantos muy tristes en una lengua extraña. Totalmente desnuda se metía al agua y con un guacal se rociaba agua por todo su hermoso cuerpo; al bañarse mostraba todos sus encantos.
Hay quienes aseguran que a las 12 del día, al llegar o estando en sus milpas, de repente sentían una ráfaga de viento que movía todos los arboles, apareciéndose como por arte de magia, sin dejar pasar a nadie por el camino, llenando de ramas y abrojos todas las salidas. Produciendo enorme susto a quienes lograban ver a la Tepa, que en ocasiones sufrían de fuertes fiebres y alucinaciones por muchos días, que algunas personas fallecían por esta causa.
Todos los habitantes de esta región por generaciones, sabían y conocían muy bien el mito de esta terrorífica mujer, que algunos ya venían preparados, con agua bendita, caña o aguardiente y algunas oraciones para alejarla del lugar.
Por eso cuando sembraban preparaban mucha comida, café, agua limpia para beber, pan, tortillas y aguardiente, para comer en la milpa, acompañados de sus peones.
No sin antes ofrendarle a la Tepa en un lugar especial del monte, de la siguiente manera:
  • En siete cazuelitas muy pequeñas de barro colocaban la comida, siete tacitas también de barro colocaban los líquidos (café, agua y aguardiente).
  • Colocaban en el improvisado altar dos copaleros con brasa e incienso, figurillas de barro y caritas sonrientes conocidas como teopaquetl, hoy en día se conocen los restos de barro como tepalcates (vasijas divinas, porque se ocupaban para ofrenda).
  • Después de haber compartido con la Tepa y los peones, hacían un hoyo en medio de la milpa, donde depositaban todo lo que les había sobrado.
  • Para darle de comer a la madre tierra, también encima rociaban el agua, el café y el aguardiente.
Este ritual lo acostumbraban hacer en todas la comunidades huastecas, aunque en algunas de ellas nunca se hubiese aparecido la Tepa.
Se dice que allá por el año de 1960 en una comunidad de Tamiahua, conocida como Buena Vista, al levantar la cosecha, cuando estaban variando el frijol y a la hora de comer sus lonches, se les apareció de repente la Tepa a cinco campesinos.
Entre ellos estaba uno llamado Melitón Santiago, quien sacó su machete y le grito “¡hasta aquí llegaste bruja, hija de tu humilde madre!
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Se le echó encima a machetazos pero sin tocar su cuerpo, siguiéndola hasta perderse en el espeso monte, mientras ella se carcajeaba burlonamente.
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Sus compañeros quedaron estáticos con sus pies engarrotados, gritando angustiosamente ¡Melitón, Melitón, Melitón…!
Después se arrodillaron implorándole a Dios que los ayudara, sin saber que Melitón había desafiado a fuerzas extrañas de la naturaleza, provocando la ira de la Tepa, que se lo llevó para siempre. 
Juan uno de ellos corrió a la comunidad para avisar lo sucedido. Al llegar al pueblo gritaba "¡A Melitón se lo llevó la Tepa!". Toda la gente del pueblo se organizó para buscarlo por muchos días, mas no dieron con él. Luego de pasados unos cuarenta días, unos vecinos de Tampache encontraron el cuerpo disecado totalmente, la piel bien adherida al esqueleto, como si lo hubiesen chupado. Sólo por sus ropas lo reconocieron. No había duda: ¡él era Melitón!
Durante esos cuarenta días todas las milpas sufrieron ataques de la Tepa, quebrando las plantas de maíz y arrancando de raíz las plantas de frijol, no así donde habían sembrado ajos y chonacates o cebollinas.
Y los demás campesinos empezaron a sembrar también ajos y chonacates en sus milpas, para alejar a la bruja llamada Tepa que no ha vuelto más por estos lugares.

Nota: Tancochin es una palabra téenek que tiene su origen en un pueblo huasteco del municipio de Tamiahua, muy cerca de la desembocadura del rio con el mismo nombre. Este pueblo huasteco se fundó allá por el año 1180, bajo el dominio del rey Atl-aua, rey de Tamyamija uxquae o Tamiahua la vieja.
De lo que se deriva su nombre, es porque los aldeanos de Tancochin navegaban río arriba en improvisadas balsas para cazar venado, pasando por Yancucum (hoy la laja Moralillo) municipio de Tancoco, hasta la hermosa cascada que sirve de afluente a este río, que anteriormente también se alimentaba del manantial de Agua Zarca que allá por el año de 2009 fue desviada para llenar la represa de Tlamalín y que pasó a mermar la corriente de este importante río.
Significado de Tancochin, en tének, Tan: canoa o balsa, koch u tan: anchura, chin: buche y ch`iin: lanzar o lapidar. Ta`an: ceniza, koch: carga, ko`och: higuera y ch`iin: echar. En conjunto podría ser “echar carga a la balsa” o “echar carga de ceniza”. Descartando la hipótesis de que el nombre viene de tanco por Tancoco y chin por chinampa, ya que el pueblo de Tancochin fue antes que el de Tancoco.

Leyenda publicada en el libro Cuextecatl volvió a la vida, de José Reyes Nolasco
Y compartida por su autor para su publicación en este blog.
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miércoles, 26 de octubre de 2011

Légendes mexicaines en français: Des trésors transformés en vipères

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DES TRÉSORS TRANSFORMÉS EN VIPÈRES
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 Légende de la bourgade de La Presita,
dans l’Etat de San Luis Potosi au Mexique
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C’est ici, en ce lieu, que l’on a cherché des trésors et que l’on a fouillé de toutes parts avant qu’on ne parle de l’existence d’une outre, faite avec la panse d’un taureau et emplie de pièces d’or –explique Rosalía Carrizales Huerta–. Un jour, des personnes sont venues avec un appareil et ont fouillé le secteur presque toute la nuit sans rien trouver. On parle ici de gens qui auraient trouvé de l’argent et s’en seraient allés vivre grâce à lui à Monterrey ou aux Etats-Unis. Mon arrière grand-père, José Estrada, abandonna sa femme et s’en fut avec une autre à Reynosa. Là, il y acheta une maison mais comme il était apparemment parti sans rien, ces proches ont alors cru qu’il avait trouvé un trésor et qu’il s’en était allé avec.
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Un jour, nous sommes tombés sur une grosse vipère, une vipère vraiment très grande avec des yeux ronds qui brillaient d’une horrible façon. On raconte que cet éclat provient de l’argent ensorcelé parce qu’autrefois les grands propriétaires terriens, les riches, cachaient leur argent dans des peaux de vipères, les cousaient puis les enterraient. C’est pour cela que maintenant, on voit de telles vipères. Elles sont ensorcelées.
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On dit que pour désensorceler une vipère, qui est en réalité un trésor, il faut agiter un chapeau parce qu’un chapeau ou un couvre-chef ressemble à la couronne du Christ et que lorsque cela tombe sur l’animal, celui-ci retrouve son initiale nature, à moins que l’enchantement ne le quitte et que seul subsiste la peau de la vipère emplie d’argent.
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Cette très grande vipère a été vue en divers endroits ici sur les vieux murs de l’hacienda. Elle est si grande qu’elle ne peut être réelle.
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Tous ceux qui l’ont vue s’en vont chercher quelqu’un pour les aider et lorsqu’ils reviennent à l’endroit où se trouve l’animal, celui-ci n’y est déjà plus. Plus curieux encore, plus rien n’indique sa présence ou l’endroit où il se serait caché.
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N’importe quelle vipère, aussi petite soit-elle, laisse des traces quand elle rampe et cette très grande vipère-là, je vous le dis, ne laisse aucune trace. C’est pour cela que nous savons que c’est un sortilège.
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Vous pouvez lire et écouter cette légende ici:

Cette légende a été publiée dans le livre d’Homero Adame “Haciendas de l’Altiplano. Histoire(s) et légendes”. Tome II. De l’Indépendanceà la Révolution. Conaculta (Conseil National pour la Culture et les Arts) et Secrétariat à la Culture. Mexico, D.F. 2010.
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Légende recueillie par Homero Adame
Traduction: Cécile Belluard
Relecture: Noële Belluard-Blondel
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Notes:
1. Musique utilisée comme fond pour la narration:
In CD “The King of Fairies” (Licence de distribution: CC-BY-NC-SA)

2. Musique d’ambiance à la fin de la piste:
*Senda. Titre: “Noche clarahttp://www.jamendo.com/fr/album/76060
In CD “Tras las Huellas” (Licence de distribution: CC-By)
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Puedes leer la versión en español de esta leyenda en:


lunes, 24 de octubre de 2011

Cuentos huastecos: “Miquen-Xantolo” – Culto a los muertos


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“MIQUEN-XANTOLO”
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(Todos muertos todos santos)
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Amén de estar aquí, dejando pasar las horas, las negras nubes amenazan con desplomarse, pronto va a llover, las bancas del parque a la bandera, van quedando vacías, hoy viernes grande, viernes último del mes de octubre, allá donde las risas infantiles me confunden de niño y veo el rostro de mi padre muerto, que pronto estará conmigo compartiendo estos días de fiesta y dolor, pero es viernes grande, tianguis o plaza de la curva como se le quiera llamar, todos se preparan, compran lo esencial para recibir a sus difuntos; huacales, canastos, comales, copal, copaleros, candelabros, velas, alimentos varios. Los vendedores ambulantes pregonan sus ofertas, todo es agitación, movimiento, es calor humano compartido, el aroma a copal penetra, en mi cuerpo, penetra en mis recuerdos, liberando con ello mi redimido espíritu, el copalero es elevado con la gracia y tranquilidad que solo mi madre puede poseer, esparciendo generosamente el sahumerio, el incienso de dios, agradable sensación, misteriosa y profunda. Los cohetes afirman que ya es la entrada de los fieles difuntos, sí claro que son fieles ¿qué muerto nos podría engañar? Sólo el muerto de hambre como yo, o el muerto de miedo como tú, tú mismo miedo es lo que impide tener valor para vencer a la muerte en el nombre de Cristo Jesús. La flor despicada, esparcida sobre el camino o vereda, señala el rumbo que en vida tantas veces recorrió el difunto o difuntos, que llevan años entre sombras o gloria de salvación según el tipo de vida en que se preparo el difunto antes de su partida. El son de los viejos llega a los oídos de los mismos viejos, los jóvenes contemplan, los niños ríen, los monarcas hacen rueda y bailan, conversan, traen a un negrito que recita versos picarescamente, acompañado de un “tlaquechanequetl” (hombre vestido de mujer) que representa a la Malinche, el negrito con un machete y una máscara que se levanta cada vez que dice un verso para que se escuche mejor, y dice así:
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Aman kena lamatzin, Aman kena huehuetzin, Pobres de nuestros nietos, La vida empezando para ellos
Y el mundo se va a acabar, La vida es alegría tan bella, La hermosa naturaleza
Es su hermana, su aliada esencia, La naturaleza genera energía, árboles, flores, hijos,
La vida los alimenta, Aman kena lamatzin, Aman kena huehuetzin.
“Ahora si viejita, ahora si viejito”
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Danzan, caminan cansadamente, pausados, encorvados, en sentido contrario, conversan en su lengua madre, en la lengua náhuatl o mexica; la Malinche y los demás monarcas danzantes bailan en los costados dando unos pasos rústicos y a la vez cómicos, con vestimentas chuscas, con corona como si fuesen reyes, sólo que el resplandor no lo provoca el oro sino los espejos que en ella portan, también usan una capa como la usaban los nobles durante la conquista, también se cuelgan listones de colores, típicos a los reyes huastecos, cargan un morral lleno de corcho latas y lo suenan al danzar simulando tener mucho dinero, también llevan un cetro de cartón y madera en una mano y en la otra una sonaja para acompañar rítmicamente a la jarana y al violín que ejecutan los “tlozozonquemen” (músicos). Esta danza es un rito por eso se les pide a los presentes no aplaudir, ya que son días de luto y dolor, para los vivos y de fiesta para los difuntos. La música continúa, los monarcas siguen danzando y se contonean, dan la vuelta y miran las tumbas del panteón, frente a las tumbas está un arco de zempoalxochitl, olivo, alimonaría y mano de león, este arco simula el paso o la puerta que limita la vida y la muerte, que al llegar los difuntos y al atravesarlo se encuentran con nosotros los vivos por el bautismo. En el arco se cuelgan naranjas, plátanos, manzanas, mandarinas, uvas, cacahuates y pan de mono, en la parte baja, sobre hojas verdes de plátano, se colocan, tamales de pipían, de fríjol, de carnita de pollo o de puerco, atole de máiz de masa y chocolate, que según era lo que el difunto prefería. Los difuntos nos visitan, están con nosotros, desayunan, comen, cenan y se van, pero aunque se marchen regresaran, los cohetes truenan por doquier con angustia desmedida, hasta cuándo volverá mi padre, hasta cuándo volverá mi abuelito, hasta cuando mis difuntos amigos, no lo sé, simplemente esperare un largo año para tenerlos aquí, lo más extraño es que solo en estos días nos podemos acordar de ellos, porque el resto del año sólo son muertos y nada más..
Texto escrito por José Reyes Nolasco, de Cerro Azul, Veracruz
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Y enviado para su publicación en este blog en octubre de 2011
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viernes, 21 de octubre de 2011

Historias de panteones: Sucedido en Concepción del Oro, Zacatecas


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UN SOMBRERO EN EL PANTEÓN
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Sucedido en Concepción del Oro, Zacatecas
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Una noche negra como pocas veces (la luna andaba seguramente de vacaciones), estaban reunidos varios amigos en un lugar muy cerca del panteón de Concepción del Oro; para ser exactos, en el arroyo. Aburridos de la misma rutina, uno de ellos dijo: “Hagamos algo diferente, algo que no hayamos hecho; ¿qué les parece si en punto de las doce, nos metemos al panteón?”.
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“Escuchen bien las instrucciones: uno de nosotros llevará un sombrero, lo dejará en la última tumba, saldrá de allí, vendrá hasta nosotros y el segundo irá por el sombrero y lo traerá aquí, se lo entregará al siguiente y así sucesivamente… ¿Entendieron?”.
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“¡Sí, sí entendimos!”, todos contestaron.
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Y así empezó el juego, sin ninguna novedad. Pasaron los minutos y se hicieron horas. Ya habían pasado fácilmente unas cinco personas, algunos con miedo, algunos más valientes, pero sin ningunas complicaciones; solamente el crujir del viento hacía que el que se adentraba y pisaba algunas tumbas se le ponía la piel “chinita” “chinita”. Las piedras resbalaban frecuentemente hacia algunas tumbas descuidadas, y por supuesto abiertas. Algunos tenían que hacer malabares para no caer adentro y lastimarse…
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Cuando al sexto compañero le tocó el turno de ir a dejar el sombrero, no quería ir; empezó a temblar y a temblar, pero ante la insistencia de los amigos, tuvo que entrar al camposanto. Con todo el miedo que tenía, empezó a avanzar lentamente… pero su corazón latía con rapidez. En eso cayó a una tumba deteriorada, su cuerpo lleno de pánico se deslizó por la fosa –serían algunos cuatro metros–, hasta que pisó, o más bien, tocó fondo.
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Él, todo asustado, quiso salir. De hecho, empezó a gritar desesperado, pero nadie lo oyó, sólo algunas lechuzas se abalanzaron y se quedaron esperando tan apetitosa comida. De pronto, intentó de nuevo salir, pero sintió que “alguien” lo detenía de la pierna derecha; no pudo zafarse y ahí se quedó…
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Mientras tanto, sus compañeros empezaron a desesperarse, pues ya había transcurrido el tiempo necesario. Uno de ellos dijo: “Nada que viene y ya son cerca de las seis de la mañana, ¡es mejor ir por él!”.
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Partieron todos a buscarlo, las lechuzas espantadas y enojadas al mismo tiempo, emprendieron su vuelo. Los amigos vieron el sombrero a un lado de la tumba. Momentos después uno de ellos gritó: “¡Aquí está! ¡Aquí está!”.
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Se asomaron todos a la tumba… Vieron a su compañero con los brazos cubriéndose la cabeza, como queriendo salir, y también notaron que una rama o raíz le enredaba la pierna…
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(Seguramente por el susto, el compañero había pensado: “¡Es la mano de un muerto! ¡Es la mano de un muerto!”.)
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Así me lo contó mi padre… y así que quede escrito...
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Tomás Magallanes Rodríguez      
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Notas:
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1. Esta historia la envió Tomás Magallanes al blog de Xpresandote.com como comentario (No. 133) al post Concepción del Oro, Zacatecas – sucursal bis.
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2. Las dos fotografías son cortesía del FaceBook de Zoylaystorya de Concha. (La primera foto lleva un arreglo en Photoshop de Homero Adame).
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jueves, 20 de octubre de 2011

Légendes mexicaines en français: La Pleureuse

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LA PLEUREUSE
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Version que l'on peut entendre à Xico, dans l'Etat de Veracruz (Mexique)
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Puedes leer la versión en español aquí: Leyenda de la Llorona en Xico, Ver.
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La Pleureuse fait son apparition ici, à Xico. Elle ne paraît qu'aux abords du village et non en son cœur parce qu'il y a beaucoup de gens et qu'elle n'aime sortir que lorsque tout y est tranquille.
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La Pleureuse ne sort qu'à certaines heures: de minuit à une heure du matin et ne sort que là où il y a de l'eau, au bord des fleuves.
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Auparavant, il n'y avait pas ici de bonnes rues et avant qu'on ne les rénove y passaient des ruisseaux où poussait du cresson que nous, les gens d'ici, allions couper pour le consommer. Les gens d'autrefois racontaient qu'ils voyaient la Pleureuse là, au bord de la rivière, lavant telle une lavandière, oui, lavant mais pleurant. Ils l'entendaient pleurer parce que -disait-on- elle avait perdu ses fils.
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Mais écoutez plutôt ce qui arriva une fois: dans une ruelle déserte -il était près d'une heure du matin- allait un jeune homme qui était très amoureux, un véritable coureur de jupons pour lequel il n'était pas difficile de séduire une femme.
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C'est alors qu'à quelque distance de lui, il vit une jeune femme qui marchait seule et il la suivit. Cette jeune femme marchait lentement. Il pressa donc le pas pour l'atteindre mais, comme elle pressait aussi le pas à son tour, il ne parvint pas à la rejoindre. Au moment où ils atteignaient le bout de la ruelle, il réussit à s'en approcher davantage et alors qu'il n'était qu'à trois ou quatre mètres l'un de l'autre, il osa lui parler. Écoute, mon amour, pourquoi es-tu si seule? Que fais-tu ici si seule? On pourrait te voler. Celle-ci demeura silencieuse et continua à marcher. Mais alors qu'elle marchait ainsi, sans dire un mot, le jeune homme put entendre comme des sanglots. Il n'y prêta pas attention car il voulait la conquérir.
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Elle marcha finalement un moment et le jeune homme ne fit rien de plus que la suivre. A environ une centaine de mètres de lui, la femme se retourna soudain et émit un sanglot que seule la Pleureuse peut émettre et il vit aussi son visage qui était celui d'un mulet. Non... Ce freluquet en tomba raide mort.
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Commentaire d' Homero Adame sur l'origine de la légende de la Pleureuse
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Bien qu'on ne le sache pas avec certitude, de nombreux chercheurs estiment que la Pleureuse, en tant que personnage de la mythologie et des légendes mexicaines, tire son origine de quelques êtres ou divinités pré-hispaniques comme Ahuicanime, chez les Purépechas; Xonaxi Queculla, chez les Zapotèques; la Cihuacóatl chez les Nahuas et la Xtabay, chez les Mayas Lacandons. On l'associe toujours à l'au-delà, à la faim, à la mort, au péché et aussi à la luxure comme le suggère la fin de cette version racontée par Juan Celso Alarcón Gómez – une version de la Pleureuse parmi tant d'autres racontées à travers tout le Mexique.
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Vous pouvez lire et écouter cette légende ici:

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Cette légende a été recueillie par Homero Adame et peut être lue sur son blog: Mitos, leyendas y tradiciones de México. (Mythes, légendes et traditions du Mexique)
Traduction: Cécile Belluard
Relecture: Noële Belluard-Blondel
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Notes:
1. Musique utilisée comme fond pour la narration:
http://www.jamendo.com/fr/album/38862
In CD "Velvorn: The Bladed Druid, Bande-Originale de l'Acte 2" (Licence de distribution: CC-BY-NC-SA)
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2. Musique d'ambiance à la fin de la piste:
In CD "Tras las Huellas" (Licence de distribution: CC-By)
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Diferencias entre los Días de Muertos y el Halloween


DÍA DE MUERTOS vs HALLOWEEN
Tradición popular contra movimiento comercial

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ESTOS DÍAS 1º y 2 DE NOVIEMBRE
PRENDAMOS UNA VELA


O



DEJEMOS UNA FLOR

EN UNA TUMBA OLVIDADA
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miércoles, 19 de octubre de 2011

Mexican myths and legends: John the Bear

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JOHN THE BEAR
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(Mexican folk story from the Eastern Sierra Madre)
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One day, when we were at Don Evaristo’s ranch, we all rode up to the hills on horseback to look for some missing cattle. We spent a whole night in the woods. It was the perfect place to listen to stories, sitting under a starlit sky, eating wild rabbit, roasted slowly over our campfire...
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Suddenly, we heard a strange noise. Emily and I immediately reacted and jumped to our feet, but Don Evaristo and the cowboys didn’t seem to pay any attention to the sounds. “I guess it’s a bear,” one of the cowboys commented, quite calmly.
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“Yes, it’s a bear,” Don Evaristo replied, “and it’s a pretty big one.”
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Emily and I felt really nervous. We have heard hundreds of terrifying stories about dangerous bears and innocent tourists. But Don Evaristo calmed us down, saying the bear would never come near the fire. Sure enough, almost immediately we heard the bear going off into the forest, probably more afraid than we were! Our host was thoughtful for a moment. Then his eyes shone as he remembered a new tale to tell.
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“Ah, thank you for reminding me, Brother Bear,” he laughed. “It is time to tell the tale of John the Bear, or Juan Oso. It’s one of the most common tales from the Mexican mountains, and it seems that it came to these lands with the Spanish conquest, for the same story is also told in Spain and other parts of Europe. Homero Adame's legends.
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“Not long ago, there was a rumor that a very big bear was wandering around near a small country town by the foothills somewhere in the State of Nuevo Leon. Very few people saw it. Those who did thought it was very strange, because it was not a time of famine, the rains had been good, and there was plenty of food for all the wild animals up in the mountains. ‘What is the bear doing around here?’ they wondered. Of course, they were a little scared at first. But as the days went by, and the bear showed no form of aggression, they gradually lost interest in it, and went about their business as usual.
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“One afternoon, however, a rumor that a young girl was missing immediately created a state of alert. ‘Who has kidnapped the girl?’ ‘Where have they taken her?’ ‘Has anyone asked for any money?’ Nobody could give an answer. Finally, the girl’s little brothers, crying desperately, managed to explain: ‘A big bear came and took our sister off to the mountains!’ They cried. Someone saw her going down to the river to do the washing. The boys saw the bear. Later on, when the men searched along the river bank, sure enough, they found the double footprints of a bear and a girl, and a solitary basket full of dirty clothes, still waiting for someone to wash them... The children were telling the truth, it seemed.
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“An angry crowd of people noisily followed the footprints well into the mountains, but they found nothing. Not a trace! The trails became hard to follow, and after a couple of river crossings, they finally lost track of the footprints completely. Homero Adame's legends.
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“Time passed, and after about three years, the sad event became just a vague memory for most of the village. Just imagine everyone’s surprise when one afternoon, a pretty, young woman appeared in town with a baby in her arms. Of course, it was the same girl, a little older and perhaps wiser, too. The neighbors hurried round to hear her story. She said the great bear captured her and took her to his cave, far off in the mountains. He took very good care of her and fed her well. Although he was very kind to her, she was always afraid of him. What she really hated, was being his prisoner, a helpless captive in the dark, smoky cave. Early in the mornings, the bear used to go out hunting, but whenever he left, he always closed the cave entrance with a very large, heavy rock. There was no escape.
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“A few months later, the bear and the girl had a healthy baby boy. The girl loved the baby more each day. But then, so did the bear. One fine day, when the bear went off to hunt, for some reason he forgot to block the entrance to the cave. Maybe he trusted his young ‘wife’ at last. Nevertheless, she seized the opportunity at once and escaped back to her town, taking her darling little baby with her, of course.
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“It seemed like a real happy ending. The big bear was never seen in the area again, though some hunters said they often heard a bear crying alone in the mountains at night. The baby grew tall and strong, though a little more hairy than the other village boys. No one knows why, but one day, many years later, when he was a man, Juan Oso disappeared. People say he decided to go back to his real home, high up in the mountains. But nobody can tell if he ever found his loving father — the great bear — still crying for his wife and son in his dark and smoky cave... Folk tale found in Homero Adame's blog.
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Written by Homero Adame and translated by Pat Grounds. Originally published in the English textbook Orbit 3. By Homero Adame, Pat Grounds and Carol Lethaby. Ediciones Castillo, S.A. de C.V. Monterrey, Mexico. 2000. Pp. 67-68.
The drawing was done by Jennifer Hennen
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If you wish to read more Mexican folk stories follow any of these links:
and

martes, 18 de octubre de 2011

Légendes mexicaines en français: La tombe de la Pleureuse


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LA TOMBE DE LA PLEUREUSE
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Légende de la ville de Jerez dans l'Etat de Zacatecas (Mexique)
Puedes leer la versión en español aquí: La tumba de la Llorona
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La tombe de la Pleureuse se trouve là, à l'entrée du cimetière des Douleurs, à droite. On dirait une vierge de grande taille qui est en train de pleurer au-dessus d'une tombe. Elle a les mains jointes et si vous regardez ses yeux, vous aurez l'impression qu'elle pleure vraiment - explique Jesús Humberto de la Torre.
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Oui, c'est vraiment étrange parce que beaucoup de gens d'ici ont été témoins d'un fait très curieux sur cette tombe. Comme je l'ai dit, la Pleureuse garde ainsi ses mains jointes mais elle les bouge ensuite et cela même alors qu'elles sont supposées être en pierre véritable. Elle bouge vraiment les mains: dans un premier temps, on les voit ainsi jointes et un peu plus tard, on remarque qu'elle les a bougées et les tient ouvertes.
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Par ailleurs, ses yeux sont très laids. Non, allez maintenant la voir afin de perdre vos illusions et regardez ses yeux. Si celle-ci a les yeux ouverts, allez d'un côté puis de l'autre et vous vous rendrez compte qu'ils vous suivent. C'est assez effrayant.
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On rapporte aussi une autre chose à son sujet. On raconte que si elle a les yeux fermés c'est parce qu'elle est sortie du cimetière et s'en est allée au fleuve chercher ses enfants.
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On raconte en effet que la Pleureuse part chercher ses enfants qu'elle a elle-même tués. On dit qu'elle aurait poussé l'un d'entre eux dans un puits, qu'elle aurait jeté l'autre dans le fleuve quand celui-ci était assez haut et, quant au dernier, on raconte qu'elle l'aurait tué après l'avoir envoyé acheter de l'essence et des allumettes, en l'enfermant dans une pièce, en l'aspergeant d'essence pour l'y brûler vif. Elle avait trois fils et elle les a tués tous les trois d'une façon atroce.
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Quand on entend marcher la Pleureuse dans les rues ou là-bas, près du fleuve, on raconte que l'on peut entendre des chaînes et même l'entendre pleurer.
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Croyez- m'en... On se sent bien mal lorsqu'on l'entend ainsi pleurer, car elle ne cesse de crier: Oh! Mes enfants! et l'on ne peut trouver le sommeil durant la nuit parce qu'elle part à leur recherche.
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On dit aussi que, si elle part et rencontre un enfant dans la rue ou au bord du fleuve et qu'elle se rend compte que ce n'est pas là l'un de ses fils, alors, avec le Diable elle l'emporte et tue également l'enfant, à moins que ce ne soit le Diable lui-même qui le tue.
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C'est pour cela qu'on ne nous laisse pas – lorsque nous ne sommes encore que des enfants- aller seuls dans la rue la nuit et encore moins lorsque l'on sait que la Pleureuse a pleuré – ajoute Juan Manuel Chávez Juárez.
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Vous pouvez lire et écouter cette légende ici:

Vous pouvez aussi écouter cette légende ici: La tombe de la Pleureuse

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Cette légende peut-être lue dans sa version originale sur le blog Leyendas de Homero Adame
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Légende recueillie par Homero Adame
Traduction: Cécile Belluard
Relecture: Noële Belluard-Blondel
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Notes:
1. Musique utilisée comme fond pour la narration:
Coda (CD: Funeralis) de SKAVEN http://www.jamendo.com/fr/album/95975
(Licence de distribution: CC BY-NC-SA 3.0).
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2. Musique d'ambiance à la fin de la piste:
Silencio de amor (CD: Tras las huellas) de SENDA http://www.jamendo.com/fr/album/76060
(Licence de distribution CC BY 2.5).
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3. La piste MP3 de cette légende est distribuée sous la Licence CC BY-NC-SA 3.0.
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