“TODO O NADA”
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Leyenda recreada por Trístan Arvayo Adame
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Dice
mi abuelito Jorge Adame que algunas leyendas son de espíritus que guardan un tesoro
y no dejan que te lleves cosas, sólo que en este caso es un espíritu
que te deja llevarte todo y si no puedes con todo, entonces no deja que
te lleves nada. Así de simple, ¿no?
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Me
contó mi abuelito que esto pasó cuando un grupo de amigos pobres
andaban buscando un gran tesoro que supuestamente está enterrado en una
cueva de Linares. Día tras día buscaban y buscaban en las lomas y junto a
los ríos hasta que un buen día dieron con una cueva en la sierra donde
había todo tipo de plantas: comestibles, carnívoras, venenosas, etc.
Aunque los amigos eran muy pobres y no tenían sus propias herramientas,
sí llevaban esa vez porque habían pedido cosas prestadas: machetes,
mochilas, palas, lámparas, cuerdas, etc. Así que entrar a la cueva no
fue problema.
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Cuando
ya estaban adentro, oyeron una voz de ultratumba que dijo “todo o nada”
varias veces. Aunque sintieron un poco de miedo porque era una voz de
ultratumba, en ese momento uno de los amigos pobres dijo “todo” y así de
la nada aparecieron montones de monedas de oro, diamantes, rubíes,
esmeraldas, etc. Se emocionaron bastante y empezaron a contar las cosas
hasta que se quedaron dormidos.
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Al
día siguiente los amigos agarraron todo lo que pudieron y cuando se
iban a salir de la cueva bien contentos se cerró la puerta y la voz
volvió a decir “todo o nada”. Trataron de abrir la puerta de la cueva
con los picos, con las palas, con lo que fuera, y hasta le pegaron con
la barra para ver si podían romperla, pero nada, era una puerta de pura
piedra. Se asustaron bastante y no sabían qué hacer y como estaba muy
oscuro prendieron las lámparas. Y la voz seguía diciéndoles “todo o
nada”.
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Los
muchachos para poder seguir agarrando más tesoro, o sea todo lo que
pudieran agarrar, aventaron las herramientas y cargaron con lo que les
cupo en las bolsas, en las mochilas y en las manos. Hasta se quitaron
las camisas, los calcetines, los pantalones y los zapatos para
llenarlos. Aun así todavía no se acababa ni la tercera parte del tesoro
mientras la voz seguía diciendo “todo o nada”, “todo o nada”, “todo o
nada”. Como se dieron cuenta de que no podían llevarse todo, entonces
dijeron “nada” y la puerta de la cueva se abrió y el tesoro desapareció
junto con sus cosas.
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Se
fueron bien tristes, sin nada al pueblo, nada más descalzos y en
calzoncillos. Pero aparte de que no pudieron llevarse el tesoro iban a
tener que pagar las herramientas que habían pedido prestadas. O sea que
salieron más pobres de cómo habían entrado.
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Notas:
1. Con esta leyenda, Trístan Arvayo Adame ganó el Concurso "Relatos de mi abuelo", convocado por el Museo de Historia del Noreste, en 2008.
. 2. El dibujo fue realizado por Jennifer Hennen.
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