LA HOYANCA
Misterioso
lugar en Tlaxcala
En todo el territorio nacional es
común encontrarse con lugares que sobresalen por sus leyendas o su extraña
forma, y el estado de Tlaxcala, aparte de muchos otros, tiene en La Ollanga, su
sitio misterioso.
A la primera impresión uno no puede
dejar de preguntarse: ¿Qué es este lugar? ¿qué ocasionó su extraña orografía? A
simple vista parece una depresión de unos cien o doscientos metros de
profundidad, aunque lo cierto es que es difícil saberlo a ciencia cierta, ya
que en ese abismo la percepción de distancias y profundidades se pierde.
La Ollanga (también conocida como Hoyanca)
se encuentra ubicada en la parte noroeste del estado, cerca de Sanctorum, por
la carretera No. 119 entre Tlaxcala y Calpulalpan. Pese a ser muy visitado por
los jóvenes de la localidad, en fines de semana principalmente, la mayoría de
los adultos sienten un temor y respeto por ese lugar. Así se han creado
infinidad de mitos, que realzan su misterio. La recomendación general es: “¡Nunca
vaya solo!”
Para llegar se tiene que tomar una
terracería al lado norte de la carretera. Después se sube el cerro hasta que se
acaba el camino. De ahí, son pocos metros de caminata hasta encontrar lo
inesperado: una especie de acantilado en forma circular, cuyas paredes de unos
veinte o treinta metros tienen noventa o menos grados de inclinación.
Desde la cima el vacío es
peligrosamente atrayente. La bajada es difícil y debe tenerse sumo cuidado. Hay
puntos donde la inclinación se aproxima a los 120°, haciendo el terreno muy
resbaloso.
El fondo es interesante y en un
punto es plano. Pocos árboles de tres especies diferentes han crecido, dando
cierta perspectiva y sombra.
Abajo no hay agua, salvo unos
charquitos que se forman en las rocas durante las épocas de lluvias. Sin
embargo, existe un microclima muy particular, con hierba y maleza, así como
infinidad de pequeños insectos. Las especies mayores, al parecer sólo bajan en
las noches o para protegerse de las lluvias, cuando es temporada.
En el fondo resaltan las rocas que
han rodado desde las paredes. Algunas de ellas formaron una pequeña cueva,
donde se observan las huellas de tejón y mapache.
En un somero recorrido, no se
pueden encontrar vestigios de culturas antiguas como petroglifos o pinturas
rupestres, aunque esto no significa que no existan. Debido a su extraña forma,
es muy probable que este lugar fuera visitado por los antiguos pobladores de la
región, o que lo usaran como sitio ritual. Todo es cuestión de hacer
investigaciones formales.
Tiene razón la gente. El lugar es
muy misterioso y hasta opresivo. Abajo hay una vibra muy especial, muy rara,
difícil de descifrar. Es como si a todo momento alguien estuviera al acecho,
observando. Cuando uno cree haber identificado casi todos los sonidos,
repentinamente surge alguno desconocido que te exalta. Cuando el sol se cubre,
se forma una penumbra espectral, dando un brillo sumamente extraño en el
follaje, que cambia la vibra del ambiente.
La subida, por cualquiera de las
dos veredas es más ardua, mucho más penosa que la bajada. Las manos deben estar
libres para asirse de cualquier roca o raíz y así ayudar a las piernas que a
cada paso se cansan cada vez más.
Después de haberlo visto desde
abajo, de nuevo surge la pregunta: ¿Qué es este lugar? Y las respuestas quedan
en el aire. Tiene la configuración de un cenote, aunque sea demasiado grande y
carezca de agua. La circunferencia, el acantilado, las rocas, la profundidad
indican que tal vez se trate del cráter de un volcán extinto; algo que no sería
raro en esta región.
Caminar alrededor del gran círculo
es una experiencia aparte, caleidoscópica. Cada ángulo muestra una vista
diferente. Cada piedra, cada rincón da otra perspectiva. Y en el horizonte los
volcanes, siempre majestuosos, rematan esa panorámica.
Por esta singular mezcla de
emociones, arriba descrita, más lo que usted pueda encontrar en un lugar tan
insólito, visitar La Hoyanca vale la pena. Todo es cuestión de querer tener una
aventura, yendo más allá de los caminos conocidos, para encontrar uno de los
muchos lugares misteriosos del país.
Notas:
1. Este texto de Homero Adame fue originalmente publicado en la revista México desconocido.
2. Una leyenda titulada “La hoyanca y los dominios del diablo” fue recopilada por Homero Adame en este lugar y publicada en su libro Leyendas de todo México – Aparecidos y fantasmas, de Editorial Trillas. Dicho libro se puede adquirir en muchas librerías o directamente en la tienda en línea siguiendo este enlace: Leyendas de aparecidos y fantasmas.
3. Las fotografías que acompañan el texto fueron tomadas de Internet. Que los enlaces sirvan de agradecimiento y crédito a sus autores Carlos Vargas Zambrano y UTT.
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