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domingo, 7 de febrero de 2021

El burro, anécdota tamaulipeca

 

El burro


Cuentan de un amigo de La Naranja, una comunidad en Guadalcázar (San Luis Potosí), que venía mucho por este rumbo y nos visitaba mucho, que una noche venía de Mier y Noriega (Nuevo León) y que vio unos tecolotes por un arroyo que está ahí en el camino, donde hace bajada. Venía él en un burro al pasito y oía que los tecolotes estaban tecuruqeando y tecuruqueando y más cuando estaba en la parte más baja de esa bajada. Eran como las tres de la mañana y al amigo éste le entró mucho miedo y más cuando el condenado burro no quería subir. Entonces le picaba en la panza con los tacones de las botas y nada que quería subir el burro, pero se remolineaba bien feo, como si anduviera asustado. Eso asustó más al amigo. Imagínese, si un burro se asusta en la noche, pues un hombre más.

En eso, entonces que se le sale un pedo al burro y que brinca y hasta tumbó a este amigo del brinco que dio y luego el burro se fue corre y corre y ahí lo dejó tirado al amigo.


Cuando nos platicó eso a todos nos dio risa y más a él porque dijo que no era que el burro tuviera miedo y por eso no quería subir, sino que traía un pedo atorado y por eso se remolineaba bien feo.

 

Anécdota contada por el señor Santos Torres, de San Francisco, municipio de Bustamante, Tamaulipas.

La ilustración es obra de Alfonso Zapico y fue tomada del Blog de "Acebedo". Que el enlace sirva de crédito a ambos.

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