LAS PINTURAS DEL TEMPLO DE FLAMACORDIS
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Leyenda de Flamacordis,
municipio de Mexticacán, Jalisco
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¿Si has ido a Flamacordis, allá cerca de
Mexticacán pasando Cañada de Islas, a la derecha? –me preguntó el artesano
Mario Ruvalcaba, durante una charla que tuvimos en Huiscuilco–. Es uno de los templos más antiguos que hay
por acá, está solito, tiene unas pinturas especiales; si las ves te das cuenta
que tienen expresión. Ahí deberías de ir para que las veas. Ahí también tienen
la imagen del Niño de Flamacordis, es antiquísimo, mucha gente le tiene fe,
pero las pinturas que hay en el templo no se sabe ni quién las hizo.
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Platican que hace un chorro de años
llegó un indito ahí –cuando el templo tenía frailes fue eso– y les pidió permiso
de que si lo dejaban dormir esa noche en la iglesia. Entonces parece que en ese
tiempo no querían dejar a nadie que se metiera porque apenas lo acababan de
terminar. De todos modos, los frailes le dieron chance y sí se quedó la noche
solo en el templo. El indito llevaba nada más un morralito.
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A la mañana
siguiente fueron por él para despertarlo para que se fuera, pero ya no estaba y
eso que las puertas estaban atrancadas por fuera, o sea que no había modo de
que se hubiera salido. Entonces cuando los padres entraron el templo ya estaba
todo pintado, con esos dibujos bien especiales.
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Total. Cuentan que fue un milagro divino
porque nadie supo jamás quién era ese indito, pero sí dejó esas pinturas que
hizo en una sola noche él solito, según cuenta la leyenda, ¿verdad? (Leyenda recopilada por Homero Adame.)
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