La enterraron viva, pero
salió
.
Leyenda de Matehuala, SLP
.
Ésta es la historia de una
señora de las ricas de Matehuala cuando aquí era una ciudad de mucha alcurnia.
Resulta que esa señora se murió de un ataque de catalepsia y la velaron por 72
horas hasta que la llevaron a enterrar al panteón Hidalgo.
.
En
aquellos años, más que ahora aunque todavía se acostumbra, a los difuntos los
enterraban con sus mejores joyas. Ya estaba todo el cortejo en el panteón y
para darle la última despedida abrieron el féretro. Los enterradores se dieron
cuenta de que la difunta llevaba muchas joyas. Al terminar el sepelio, la gente
se retiró, pero una vez entrada la noche los enterradores decidieron robarse
las joyas. Abrieron la tumba y también la caja y le quitaron las joyas a la difunta,
pero un anillo muy bonito no le salía; por más que le jalaban no se lo podían
quitar. Uno de los ladrones le dijo su compañero que había que mocharle el dedo
y éste con la navaja se lo cortó para así poder extraer el anillo. En ese
momento brotó un chorro de sangre y la señora se levantó pegando un grito de
dolor. Se sentó asombrada, pero más asombrados estaban los ladrones que del
susto empezaron a gritar y a correr. La señora se salió de su tumba y fue
detrás de ellos diciéndoles: “No, no, yo no estoy muerta, yo tenía un ataque
nada más.” Pero los ladrones ni así se detuvieron a ver si era cierto. Ya de
rato, ella los alcanzó y ellos le pidieron perdón y la llevaron a su casa. Leyenda recopilada por Homero Adame.
.
Grande
fue el susto de los familiares cuando vieron a la supuesta difunta ahí parada
en la puerta, descalza y con aquel vestido tan bonito que usaban en aquellos
años. Cuando todos se calmaron, los familiares mandaron por el doctor y éste
testificó que la mujer no había estado muerta, que nada más había tenido un
ataque de catalepsia. A los ladrones no los juzgaron porque gracias a ellos
esta señora no murió enterrada viva.
.
Ella
vivió muchos años más. Siempre platicaba que oía todo lo que decían los
ladrones cuando estaban tratando de robarle sus joyas, pero como todavía se
hallaba en el trance de la catalepsia entonces no podía moverse ni tampoco
podía hablar. (Anécdota funeraria de Matehuala, SLP.)
.
Desde
entonces y hasta el día de su muerte verdadera, ella todo el tiempo usó un
guante negro para así cubrirse el dedo que le faltaba, el que le habían cortado
los ladrones para robarle el anillo.
.
Esta leyenda,
recopilada por Homero Adame, fue publicada en la plaquette Leyendas del
Festival del Desierto, en la colección “Cantera la Voz”, como parte del
Programa de Fomento a la Lectura durante la Feria del Libro de Matehuala, 2005.
Secretaría de
Cultura del Gobierno del Estado. San Luis Potosí. 2005.
Edición: Mtra.
Déborah Chenillo Alazraki.
Diseño: Beatriz
Gaytán Reyes.
2 comentarios:
muy buena leyenda, me gusto un chorro :)
Hay Homero si quiere saber la leyenda bien contácteme
Publicar un comentario