¿ADÓNDE SE FUE SAN JOSÉ?
Leyenda de la ex-hacienda
de San José, municipio de Ciénega de Flores, NL
No, la
hacienda de Tierra Blanca no era nada comparada con otra ai cerquitas, la de San
José que fue muy rica, era muy grande, y cuentan que los dueños tenían muncho
pero muncho ganado... –explica el Sr. Ramón González–. No, todo eso ya se
acabó; no queda nada, puro amontonadero
de piedras nomás. Vaya pa’ que se
desengañe, aunque, déjeme decirle: está canijo entrar. Mire, aquí adelantito,
rumbo a Ciénega, hay com’un camino de
los camiones de basura y por ai pued’entrar, pero tiene que dejar su
camioneta casi en el río y luego caminar. Pero, bueno, también pued’entrar por aquel lao, o sea, por la
carretera de atrás que va pa’ Salinas Victoria. Antes de que vea la
supercarretera va ver una desviación a la derecha y métase por esa terracería,
aunque luego va tener que caminar también.
[...] La verdad no sé. A mí se me
hace que cuando abandonaron l’hacienda
–habrá sido cuando la Revolución, m’imagino
yo– alguien se agenció las cosas que había adentro porque acá se platica que
los dueños fueron gente muncho muy adinerada. Cuentan qu’era una hacienda tan pero tan rica que tenía muebles muy finos y
de muncho valor y parece que también hasta platos y cucharas de plata de pura
ley, y cosas ansina de valiosas. Lo
que sí sabemos nosotros es que luego ai
se meten gentes dizque a buscar tesoros, pero pa’ serle sincero, la meritita verdá
yo nunca he oído que alguien haiga encontrado nada. Tampoco se platica de
ruidos o de llamaradas –cosas de tesoros, pues–. Pero dicen qu’en l’iglesita había unas imágenes muy bonitas, muy finas, y unas
pinturas que sepa la bola quién se las habrá llevado. (Leyenda recopilada por Homero Adame.)
Pero hay una plática que platicaban
los viejitos de más denantes. Decían
ellos quesque San José –l’imagen de San José, ¿verdad?– se
convertía así com’uno y que salía a
caminar por todos estos rumbos; es que parece que le gustaba vigilar qu’estas tierras estuvieran seguras.
Entonces platican que lo veían que ai andaba, que venía aquí a Tierra Blanca, qu’iba a Ciénega o a otras partes, y ai lo miraban y que saludaba a la gente –en
aquel tiempo eran pueblos muy chiquitos, así como ranchitos, ¿eh?– Entonces
parece que cuando los dueños tuvieron que abandonar l’hacienda, como ai se
quedó muy solo y coyotero, pos los bandidos comenzaron a robarse las cosas,
entonces parece que San José se puso muy triste y mejor empacó sus chivas y se
fue de aquí. La verdad naiden sabe p’ónde ganó...
En 2022, Homero Adame publicó Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Regiones Citrícola y Sur, un libro que contiene exclusivamente relatos de doce municipios neoleoneses, seis de ellos ubicados en la Región Citrícola y, otros seis, en la Región Sur. Está compuesto por tres capítulos: 1. Mitos, 2. Cuentos y 3. Leyendas; este último subdivido por épocas y temas: a) Leyendas con contenido prehispánico, b) Leyendas coloniales de santos y vírgenes, c) Leyendas de aparecidos y fantasmas, d) Leyendas de brujas y curanderos, e) Leyendas de cementerios y f) Leyendas de tesoros. Más aún: en este tratado el autor presenta cada relato recreando el habla de zonas rurales y serranas de Nuevo León, donde se usa un lenguaje sencillo, pero con vocablos y locuciones poco comunes o desconocidas en otras regiones del país o en las urbes.
Cabe destacar que más allá del relato, Homero Adame analiza el contenido de cada leyenda y encuentra simbolismos, hierofanías, elementos teogónicos del pensamiento desde el tiempo mítico y, de tal modo, sitúa a estas regiones neoleonesas en el contexto de la mitología universal.
La aclamada obra Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Regiones Citrícola y Sur, está disponible en librerías y también en Amazon, tanto en formato digital (Kindle) como en formato impreso o formato papel.
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2 comentarios:
como llego allí, pongan un mapa
escriban bien
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