SANTO TORIBIO ROMO
(Leyenda de Altos de
Jalisco)
Tengo un sobrino que se fue de mojado p’al otro lado con otros amigos d’él.
Dice que cuando estaban en el desierto, allá por Sonora, que los llevaba un
pollero que les había cobrado mil dólares por cruzarlos la frontera, pero qu’el
pollero ese se largó una mañana y se fue con todo el dinero. Y es que ya
estaban del otro lado y vieron una camioneta de la Migra que ahí venía.
Entonces todos los muchachos se asustaron, pero no supieron pa’ dónde correr,
ni tampoco había dónde esconderse. No’mbre, según mi sobrino qu’en ese lugar ni
siquiera hay un méndigo árbol que dé sombrita –cuenta el Sr. Lorenzo Ornelas
Ledezma, canterero de oficio radicado en San Miguel el Alto.
Total,
ya estaba la Migra cerquitas cuando mi sobrino se hincó y se puso a rezar. Dijo
que s’encomendó a Santo Toribio porque mi hermana –su mamá de él, ¿verdad?– le
dijo que s’encomendara a este santito que ahora veneran en un pueblo de por
aquí que se llama Santa Ana –está entre aquí y Jalos[totitlán]–. Y mire que se
le concedió un milagro, el primer milagro ese día, porque los de la Migra
llegaron en la camioneta y detuvieron a todos pero a mi sobrino no porque ni
siquiera lo vieron, y eso qu’estaba ahí entre la bola, pero hincado rece y
rece. (Leyenda encontrada en un blog de Homero Adame.)
Los
de la Migra se llevaron a todos y Neto, mi sobrino, se quedó solo en el
desierto; se quedó sin agua ni comida, solo, solito y perdido. Dice que se
sentó a llorar cuando de pronto que llegó un señor joven y que le dijo que qué
le pasaba. Neto mi sobrino le contó su desventura al extraño aquél y el hombre
le dijo: “No te apures. Vente, yo te llevo hasta una ciudad y te voy a
conseguir trabajo.” Mi sobrino le dijo que no traía ni un centavo pa’ pagarle,
pero el señor le dijo: “No te apures que yo no cobro.” Ese fue el otro milagro.
Y
así fue como Neto salió del enredo aquel. El hombre desconocido lo llevó
hast’un lugar que se llama Ajo, en Arizona, y allí l’encontró empleo. Mi
sobrino ni tiempo tuvo pa’ darle las gracias porqu’el señor se desapareció y
nunca lo volvió a ver. Luego pasaron los meses y Neto se fue a California donde
está trabajando muy bien. Con el tiempo arregló sus papeles y hace poco que
vino a visitarnos y nos contó lo que le pasó. Ah, pero no se imagina la
sorpresota que se llevó cuando vio la imagen de Santo Toribio porque, dice, es
la del hombre que le ayudó cuando estaba solo en el desierto. ¿Y sabe por qué
Santo Toribio es ahora muy venerado? Porqu’es el que ayuda a los migrantes y
los ayuda así como ayudó a Neto mi sobrino.
Entonces
ya fue él a Santa Ana a dejarle un regalo a Santo Toribio Romo como pago de una
manda por la ayuda que le dio aquella vez que estuvo solo en el desierto.
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Notas: Una versión editada de esta leyenda fue publicada por Editorial Trillas, en 2010. El libro, con 64 leyendas mexicanas, se puede conseguir directamente de la tienda en línea de Editorial siguiendo este enlace: Mitos y leyendas de todo México, de Homero Adame.
2. La imagen de Santo Toribio Romo con la oración del migrante fue tomada de la página My Catholic Gifts. Que en enlace sirva de crédito y agradecimiento a sus creadores.
3. La foto del templo en Santa Ana de Guadalupe, Jalisco, fue tomada del sitio de Internet pueblosofmexico.smuygsmug. Que en enlace sirva de crédito y agradecimiento a sus creadores.
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