Extractos del libro CATORCE VOCES POR UN REAL
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Catorce voces por un real fue el libro ganador del Premio "20 de Noviembre", 2004, en la categoría de narrativa. A continuación tenemos fragmentos de las 14 voces o personajes que nada tienen en común, excepto que hablan sobre el mismo escenario, Real de Catorce, en San Luis Potosí.
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Catorce voces por un real fue el libro ganador del Premio "20 de Noviembre", 2004, en la categoría de narrativa. A continuación tenemos fragmentos de las 14 voces o personajes que nada tienen en común, excepto que hablan sobre el mismo escenario, Real de Catorce, en San Luis Potosí.
- La fotógrafa
Miércoles 3
Salimos bien temprano rumbo a Real de Catorce. La mayor parte del trayecto es largo, recto y tedioso. Dormité hasta San Luis. El resto del camino platicamos bastante. Paramos a cargar gasolina en Matehuala y comimos unas enchiladas potosinas. Muy buenas. Adelante de Cedral me llamó la atención el camino empedrado. Un autobús estaba descompuesto, con el eje roto de una llanta.
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- El peregrino
—Áaamonoos. Destino Real de Catorce. ¡Última parada en Cedral! –grita a todo pulmón el conductor del autobús que puntual cada año hace el mismo viaje repleto de peregrinos.
—Siempre igual. A este chofer lo conozco de hace muncho tiempo y grita igualito cuando nos lleva al Real de Catorce –dice un pasajero a su compañero de asiento–. Usté es nuevo, ¿vedá? Sí, me lo afiguraba. Yo tengo más de una docena de años de hacer este viaje y nunca lo he vido antes.
Van dos hombres sentados uno al lado del otro. El primero tiene como setenta años de edad, es bajito de estatura, de piel morena, curtida por el sol y cabello entrecano; viste ropa de mezclilla desgastada, con chamarra gruesa, sombrero y huaraches. El otro es un hombre de unos cuarenta y cinco años, moreno también, pero más alto; viste ropa moderna y de colores: chaqueta verde, camisa amarilla, pantalones azul marino y tenis.
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- El comerciante
Desde que tengo uso de razón he vivido en este medio. Mis padres eran vendedores ambulantes que instalaban su puesto en el lugar de ocasión: Días de Muertos, Chalma, San Juan de los Lagos, Plateros, la Villa de Guadalupe y en las ferias de los pueblos. Yo y mis hermanos crecimos entre cajas y productos; durmiendo casi a la intemperie. No, no fui a la escuela, con eso de que siempre andábamos de un lugar a otro, pos era difícil, ¿no?
La vida de vendedor es bien canija, pero es lo que sé hacer mejor. Yo fui el único que seguí con esto. Éramos nueve hermanos, pero sólo cinco llegamos a mayores. Dos hermanas se casaron, un hermano se fue pa’l otro lado y otro le ayuda a mi jefe ahí de repente, desde que mi madrecita faltó. Yo me independicé.
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- La hipiteka
Qué te diré... uh Real de Catorce... qué buena onda. Este lugar es mágico único místico está lleno de buenas vibras y gente va y gente viene cada quien metido en su rollo. Pero son pocos los que traen buena onda los que tiran buena vibra los que quieren descubrir el significado del universo y de la vida.
Te diré que yo nací en un pueblito de provincia pero crecí en el De Efe con eso que mi jefe agarró una buena chamba allá y se llevó a toda la familia. Así que terminé haciendo la secundaria y la prepa en un ambiente bien prendido pues los cuates traían su reve buena onda y me hice con ellos.
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- Los huicholes
Yo fui inspector escolar. Tengo más de veinte años de estar jubilado; cuando alcancé ese puesto fue la máxima satisfacción de mi vida profesional. Antes era maestro, primero rural y luego de la ciudad, pero poco a poco fui ascendiendo hasta llegar a ser lo que fui dentro del magisterio.
Nací en Valparaíso, Zacatecas. Mi padre se crió en la hacienda de mi abuelo Sebastián Mendoza, allá por los rumbos de Capistrano, y mi madre es oriunda de Real de Catorce.
Cuando uno crece en Valparaíso se acostumbra a ver a los huicholes en sus peregrinaciones rumbo a los territorios de Catorce, en el Altiplano potosino.
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- Los gringos
Lentamente un coche viene subiendo el camino empedrado de La Luz a Real de Catorce. Es un auto gris, bajito, cuyo mofle roza las piedras grandes o altas. Al dar la vuelta en la última curva, un grupo de chamacos –improvisados y ocasionales vendedores– corren hacia ellos con bolsas en sus manos.
—Quiotes. Quiotes. Cómpreme unos quiotes –le dicen al conductor, quien sólo mueve su cabeza en sentido de negación.
—Tunas, señor. Tunas. Ándele, cómpreme unas. Están a cinco pesos la bolsita –grita otro niño, casi pegado al vidrio.
Los tripulantes del automóvil, una joven pareja de turistas norteamericanos, se miran entre sí conforme avanzan a paso más lento. Se aproximan a la entrada del túnel. Un hombre les hace la señal para que se detengan; están en Dolores Trompeta.
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- La corredora de bienes raíces
Si hay algo que detesto es Real de Catorce. Desde que mi esposo se empecinó en invertir en ese maldito villorrio, el negocio se nos fue a pique. Siempre me dio mala espina, pero Jaime nunca me hizo caso.
—No te apures, Cristina –me dijo un día–, es una excelente oportunidad. Ya verás el negociazo que vamos a hacer.
En 1975 empezamos juntos una compañía de bienes raíces y nos enfocamos en San Luis, porque de aquí somos los dos. Mi padre nos prestó el capital inicial y arrancamos con buenos augurios. Todo principio es difícil, sin embargo la bonanza del tiempo de López Portillo nos benefició sobremanera. Para finales de esa época, nuestra empresa ya era más que respetable. Comprábamos terrenos o casas en mal estado y las remodelábamos para luego venderlas con jugosos dividendos. Construimos nuestra propia residencia y seguimos creciendo. Fue cuando Jaime se obsesionó con Real de Catorce.
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- Los buscatesoros
—Órale, compadre, anímate. ¿Qué te cuesta? Quién quite y encontremos algo bueno.
—No’mbre, pa’ qué te haces ilusiones. Pa’ cuando tú vas yo ya vengo. Ya te lo he dicho: allí no hay nada.
—¿Cómo que no va haber, compadre? Fue un pueblo rico. Minas, casa de moneda, haciendas; plata de a montones... de la que sí valía.
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- La lugareña
Hay segmentos de la población cuyos horizontes no llegan más allá de los límites de su entorno porque nunca han salido de él. Los casos se pueden contar por millones, principalmente entre las mujeres quienes, por tradición cultural, suelen permanecer en un mismo lugar a lo largo de su existencia. Los hombres, por el contrario, son más trashumantes debido a que muchas veces se ven obligados a emigrar para poder ganarse el sustento y con ello mantener a sus familias.
Doña Glafira es una mujer de aproximadamente 85 años, obesa, de baja estatura y de piel morena, quien no conoce más que Real de Catorce; sólo algunas partes de Real de Catorce, para ser precisos.
—Aquí nací, aquí me crié y aquí me van enterrar porque ya estoy muy vieja y no tengo a dónde ir –dice ella con voz apagada.
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- El ánima
Muchos años ha esta ciudad viome llegar. Era una época de gran abundancia, cuando la riqueza subía como la espuma de un buen vino francés. Solo no llegué, no. Éramos tres amigos que asaz arrebatados por la fiebre de la plata, una mañana nuestros enseres empacamos y a buscar fortuna nos fuimos. Dicen que antes era más fácil hacerse rico que ahora, empero eso depende de un golpe de suerte. Y a nosotros nos cayó; a cada cual de diferente manera.
Mas no, yo ya no moro aquí. No recuerdo exactamente cuándo me largué como alma perseguida por Satán. Ah, lo bueno es que me fui. Épocas azarosas eran, cuando la opulencia con el derrumbe se desvaneció. Obstinado como pocos, quise quedarme, mas al momento en el cual ya ni los fantasmas mismos en camposanto rondaban, ni en las callejuelas empinadas para asomarse por las ventanas ya rotas, ni por las puertas resquebrajadas para a algún persignado asustar, entendí que mi tiempo había terminado.
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- El sacerdote
—Sí, hija, que te vaya bien, y mándame a ese chamaco tuyo. Ya va a estar listo para su primera comunión.
—No se apure, padre, yo lo mando mañana mismo. Muchas gracias por todo.
—No hay de qué. Todo va a salir bien, ya verás. La fe mueve montañas; no lo olvides.
Así despidió el sacerdote Valtierra, párroco de Real de Catorce, a la última persona que esperaba la confesión esa mañana. Al advertir que no había nadie más haciendo fila, se quitó la estola de dos caras –blanca y morada–, la colgó en el confesionario y se dirigió a la sacristía. A esa hora no hay gente en el templo, y es cuando él se puede tomar su tiempo libre.
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- El político
—Íralo, ai va Nivardo, quesque ya le dijeron qu’él va ser el alcalde.
—Muchacho engreído éste, igual que su apá.
—Y su güelo también.
—Oye, ¿tú crees qu’es el güeno?
—Pos sabe. Ya ves cómo se las gastan esas gentes.
—Pero ‘stá muy leido.
—Eso sí. No hay munchos jóvenes estudiaos aquí.
—Pero son de mala sangre. Se sienten muy anchos...
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- La historiadora
—Ándale, anímate, tú puedes hacerlo, ya tienes experiencia –me decían mis compañeros una tarde que estábamos, en un café, decidiendo qué íbamos a hacer con respecto a nuestra clase sobre la arquitectura en los pueblos mineros de México. Tengo licenciatura en arquitectura y ya estoy en la maestría.
Luego de mucho discutir, Laura eligió Zacatecas porque tiene familiares allá; Joaquín, Real del Monte; Martha, Chihuahua. Los puntos que restaban eran: Real de Catorce, Cañón de Bolaños, Mapimí-Ojuela y Concepción del Oro-Mazapil. Mis amigas sugerían que yo tomara el de Real de Catorce porque hace algún tiempo realicé un ensayo acerca de Cerro de San Pedro, y supuestamente el desarrollo de ese lugar fue similar al del otro en el Altiplano potosino. Aunque sus argumentos eran casi correctos, yo no me sentía muy segura que digamos, más que nada porque Real de Catorce no me trae buenos recuerdos: mi hermano mayor tuvo un accidente que lo dejó paralítico. Sucedió una vez, hace varios años, cuando él y sus cuates se fueron para allá con sus bicicletas de montaña. En el camino de bajada a la estación Catorce se cayó en una barranca y desde entonces su vida ha sido un terrible martirio. Me decidí por Bolaños.
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- El escritor
Real de Catorce... nombre de romántico sonido, paraje de fantásticas virtudes, pueblo de leyenda viviente; tierra de culto milenario donde se fusiona la inescrutable prehistoria, el pasado glorioso pero efímero y el presente de letargo, sin avizorar un futuro promisorio. Real de Catorce es hoy en día uno de los muchos núcleos de asentamiento minero que se hallan abandonados, desde las épocas de la Revolución, en estados como Chihuahua, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Querétaro, el mismo San Luis Potosí y Zacatecas, entre otros.
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- Un real
Localización geográfica: el municipio de Catorce se encuentra entre los 23° 24' y 24° 03' de latitud Norte, y a los 100° 27' de longitud Oeste.
Sus colindancias son con Vanegas al Norte, Cedral al noreste, Villa La Paz al Este, Villa de Guadalupe al Sur, Charcas y Santo Domingo al suroeste, y el estado de Zacatecas al Oeste.
La cabecera municipal se ubica entre las coordenadas 23º 41' de latitud Norte y 100º 53' de longitud Oeste.
1ra edición: Verdehalago y Secretaría de Cultura de SLP. 2007.
2da edición: San Miguel de Allende, Gto. 2024.
Disponible en Amazon para versión impresa y para electrónica en Kindle.
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https://www.amazon.com.mx/dp/6072953166/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr=
Puedes leer una reseña de este libro en el siguiente enlace:
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2 comentarios:
Se ve que esta muy interesante este libro. la proim vez que vaya a Real a comer peyote lo boy a buscar para leerlo.
Hola Homero, tengo poco de empezr a conocer tus libros y no sabía de este. Me parece que esta muyu interesante y quiesiera conseguirlo. Me puedes decir donde lo encuentro?
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