EL INDIO PEDRO JOSÉ
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(Leyenda norestense escuchada en Arteaga, Coahuila)
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Sí, cómo no, aquí en tod’esta sierra hay munchas cuevas y en los asegunes de las pláticas de la gente de más denantes qu’en esas cuevas tenía sus guaridas Pedro José Méndez. Fue muy bandido Pedro José y en munchas de las cuevas dicen que ai parece qu’escondió tesoros que se robaba porqu’él le pegaba muy duro a todo aquel lao de Nuevo León, desde Monterrey hasta más al sur por toda la sierra –m’imagino yo que hasta más allá de Tamaulipas– y también le pegaba duro acá’l lao de Saltío –explica el Sr. Rómulo Valdés.
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¿Sí sabe que Pedro José era un indio de los últimos que hubo, vedá? [...] Ándele, y dicen que le gustaba andar solo porqu’era muy desconfiao y no traiba compañeros cuando robaba. Yo croque (creo que) por eso nunca lo pescaron porque como andaba solo y conocía pero muy bien tod’esta sierra, muy sigiloso se les pelaba a los federales; en aquel tiempo contaba mi abuelo que a los federales les decían los pelones o si no también la cordada. Yo he andao muncho en la sierra de aquí hasta Rayones y sí conozco munchas cuevas; algunas tienen hasta figuritas pintadas de coloradito en las paderes y pos m’imagino yo que a la mejor Pedro José o alguien d’esas gentes de más denantes las haigan pintao. Pero ansina de tesoros, tesoros que Pedro José haiga enterrao la verdad no, a mí no me ha tocao. (Leyenda de Homero Adame.)
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Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Regiones Citrícola y Sur (Guadalajara. 2022) contiene exclusivamente relatos de doce municipios neoleoneses, seis de ellos ubicados en la Región Citrícola y, otros seis, en la Región Sur. Está compuesto por tres capítulos: 1. Mitos, 2. Cuentos y 3. Leyendas; este último subdivido por épocas y temas: a) Leyendas con contenido prehispánico, b) Leyendas coloniales de santos y vírgenes, c) Leyendas de aparecidos y fantasmas, d) Leyendas de brujas y curanderos, e) Leyendas de cementerios y f) Leyendas de tesoros. Más aún: en este tratado el autor presenta cada relato recreando el habla de zonas rurales y serranas de Nuevo León, donde se usa un lenguaje sencillo, pero con vocablos y locuciones poco comunes o desconocidas en otras regiones del país o en las urbes.
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Antes de chamaco nos íbanos a campear con los animales y nos quedábanos dos o tres días en la sierra y cuando nos daba la noche nos metíanos en alguna cuevita si acaso encontrábanos una. Pero la verdad es que ya conocíanos nuestras andadas y más o menos sabíanos en dónde mero quedarnos la noche. Y nunca nos asustaron, nunca nos tocó ver llamaradas ni oír ruidos de cadenas que según los asegunes se oyen cuando hay relaciones; tampoco vimos ánimas en pena ni nada d’eso porque yo siempr’he dicho que los muertos, muertos están y los que asustan son los vivos, ¿eh?
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Mi abuelo platicaba que una vez Pedro José robó el tren que venía de México y croque lo descarriló un poco antes de llegar Saltío y cargó con lo que pudo y se vino aquí a la sierra luego lueguito. Y que los de la cordada se le vienen detrás, pero Pedro José ya les traiba ventaja y también conocía mejor la sierra, sí, la conocía mejor. Y parece que pasó aquí por Los Lirios y se metió más pa’ dentro, y los federales detrás, ai venían detrás. Luego parece que los federales se dividieron en dos grupos y unos se adelantaron por este lao y otros detrás de la huella qu’iba dejando Pedro José con su penco retinto –dicen qu’era retinto el penco–, pero el muy méndigo parece que aventó los costales que se había robao; ansina los aventó en una cañadita y luego le siguió más adelante y se apeó del penco que lo mandó que siguiera solo más adentro, en la sierra –es qu’el penco sabía andar solo bien todos los rumbos– y Pedro José reculó haci’acá pa’ los rumbos de Arteaga. Se vino a pie y parece que lo vieron pasar unas gentes porque más o menos lo conocían, pero no sabían que los de la cordana [sic] andaban detrás d’él, y ansina mero se les perdió el méndigo de Pedro José y no lo alcanzaron porque al día siguiente –habrá sido al día siguiente– que pasaron por ai los federales y le preguntaron a la gente si no lo habían visto pasar en su penco y le dijeron qu’en el penco no, pero que lo habían visto pasar a pie y fue cuando los federales se dieron cuenta que ya se les había pelao. (Leyenda de Homero Adame.)
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Ansina hay munchas historias que todavía cuentan de Pedro José que fue muy ladino, muy bandido y muy méndigo como pocos. Y ai le digo, hay munchas cuevas que ai luego dicen qu’eran su casa y sí he sabido de gente que viene buscando las relaciones y ai andan en la sierra y se meten a las cuevas con aparatos que traen del Otro Lao –dicen que pillan esos aparatos cuando hallan metal–, pero no croque haigan encontrao dinero y si alguien encontró pos ya cargó con él, ¿no? Leyenda encontrada en un blog de Homero Adame.
¿Quién fue Pedro José?
Pedro José es un mítico personaje de quien se habla en muchas leyendas en la Sierra Madre de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila. Se dice que fue un caudillo y ladrón de fines del siglo XIX, que guardó infinidad de tesoros en cuevas de la sierra. De acuerdo con algunas crónicas, él quizá fue el último indígena nativo de Nuevo León.
Cabe señalar, sin embargo, que hay quienes, erróneamente, creen que su apellido era Méndez. Es probable que esta confusión se genere por una yuxtaposición de elementos reales y ficticios con el nombre de Pedro José Méndez Ortiz (1836-1866), el destacado militar tamaulipeco, oriundo de San Agustín, municipio de Hidalgo, quien llegó a ser General en las fuerzas juaristas.
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En 2022, Homero Adame la incluyó en Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Regiones Citrícola y Sur, libro cuyos antecedentes son Leyendas, relatos, costumbres y tradiciones de Nuevo León (Ed. Font. 2005), Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León (Ed. Font. 2005) el cual fue, a su vez, una edición corregida, aumentada y mejorada de Mitos, cuentos y leyendas regionales – tradición oral de Nuevo León, originalmente publicada por Ediciones Castillo en 1998.
Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Regiones Citrícola y Sur (Guadalajara. 2022) contiene exclusivamente relatos de doce municipios neoleoneses, seis de ellos ubicados en la Región Citrícola y, otros seis, en la Región Sur. Está compuesto por tres capítulos: 1. Mitos, 2. Cuentos y 3. Leyendas; este último subdivido por épocas y temas: a) Leyendas con contenido prehispánico, b) Leyendas coloniales de santos y vírgenes, c) Leyendas de aparecidos y fantasmas, d) Leyendas de brujas y curanderos, e) Leyendas de cementerios y f) Leyendas de tesoros. Más aún: en este tratado el autor presenta cada relato recreando el habla de zonas rurales y serranas de Nuevo León, donde se usa un lenguaje sencillo, pero con vocablos y locuciones poco comunes o desconocidas en otras regiones del país o en las urbes.
Cabe destacar que más allá del relato, Homero Adame analiza el contenido de cada leyenda y encuentra simbolismos, hierofanías, elementos teogónicos del pensamiento desde el tiempo mítico y, de tal modo, sitúa a estas regiones neoleonesas en el contexto de la mitología universal.
La aclamada obra Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Regiones Citrícola y Sur, está disponible en librerías y también en Amazon, tanto en formato digital (Kindle) como en formato impreso o formato papel.
1 comentario:
Habia en Nuevo Leon otro bandido que se llamaba Agapito Treviño y otro que se llama Carlos Salinas de Gortari.
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