EL NACIMIENTO DEL SOL
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Leyenda huichol recopilada por Carl Lumholtz
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“Dicen los huicholes
que en los principios del tiempo, no había en el mundo más luz que la de la
Luna, lo que traía muchos inconvenientes a los hombres. Reuniéronse entonces
los principales de ellos para ver la manera de dotar al mundo de mejor luz, y
le rogaron a la Luna que les enviase a su único hijo, muchacho cojo y tuerto.
Comenzó ella por oponerse, pero consintió al fin. Diéronle al muchacho un
vestido de ceremonia, con sandalias, plumas y bolsas para tabaco; lo armaron de
arco y flechas, y le pintaron la cara, arrojándolo luego a un horno donde quedó
consumido. Pero el muchacho resucitó, corrió por debajo de la tierra, y cinco
días después apareció el Sol.
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Cuando éste irradió su
luz sobre la tierra, todos los animales nocturnos (los jaguares y leones
monteses, los lobos, los coyotes, las zorras y las serpientes) se irritaron
muchísimo y dispararon flechas contra el astro del día. Su calor era grande y
sus deslumbrantes rayos cegaban a los animales nocturnos, obligándolos a
retirarse con los ojos cerrados a las cavernas, a los charcos y a los árboles;
pero si no hubiera sido por la ardilla y el pitorreal no hubiere podido el Sol
completar su primer viaje por el cielo. Éstos fueron los dos únicos animales
que lo defendieron; hubieran preferido morir antes que dejar que se diera
muerte al Sol, y le pusieron tesgüino en el ocaso para que pudiera pasar. Los
jaguares y los lobos los mataron, pero los huicholes ofrecen sacrificios hasta
el presente a aquellos héroes y dan a la ardilla el nombre de Padre” (Carl Lumholtz,
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Esta leyenda fue publicada por Carl Lumholtz (1904 [1902], 2: 106-107) y tomada del FaceBook de
Real de Catorce Mágico
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