TZUKÁN, EL MONSTRUO DEL CENOTE
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Leyenda escuchada en Chunkanán,
municipio de Cuzamá, Yucatán
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Ya había oído hablar
de un monstruo o serpiente que habita en los cenotes de Yucatán, pero no sabía exactamente
qué o cómo era. Andando en una ocasión de viaje por la península yucateca,
caímos de casualidad a una hacienda todavía henequenera, la de Chumkanán, donde
en un tendajo platiqué con los hermanos Echeverría. Uno de ellos, escritor
empírico tanto en español como en maya, me platicó algunas leyendas locales y
me habló del cenote que se encuentra a menos de cuatro kilómetros de ahí.
Obviamente fuimos a conocerlo. El recorrido se hace en «truc», una especie de
vagón abierto de ferrocarril, muy pequeño, y tirado por mula o caballo, que se
usa para acarrear el henequén. Texto de Homero Adame.
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Como ya llevaba
conmigo la referencia del monstruo del cenote, que le llaman «tzukán» (puede
estar mal escrito), cuando llegamos al cenote y bajamos por una escalera de
concreto hasta el tranquilo espejo de agua, le pregunté a Silverio, nuestro
guía y «chofer» del truc, si sabía algo del mentado monstruo. El rostro de
Silverio se tornó serio, casi sombrío, y mirando hacia todos los rincones del
cenote me dijo: “Si quiere, primero dese un chapuzón y ya cuando salgamos le
cuento lo que a mí me han platicado.” Su respuesta se me hizo enigmática, pero intuí
por qué no quería hablar en ese momento: los yucatecos tienen un ancestral respeto
por estas pozas naturales. Alrededor de una hora más tarde, ya en el exterior y
bajo la sombra de un árbol, Silverio me contó lo siguiente:
“Aquí todos sabemos
del tzukán. Yo nunca lo he visto ni quiero tener la mala fortuna de
encontrármelo, pero dicen que vive en los cenotes, que puede salir en éste o en
cualquier otro, porque todos los cenotes están comunicados por abajo. Me
platicaba mi papá que hace muchos años dos muchachos vieron al animal ése, y
sólo uno pudo vivir para contar su experiencia.
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Habrá sido hace como
un medio siglo más o menos. La hacienda estaba en buena pujanza, el henequén
daba riqueza y en temporada los hacendados contrataban a gente extra para darle
más duro al jale de la fibra. Entonces parece que una vez que contrataron a
muchos trabajadores extras andaban dos entre la bola que vinieron de un lugar
que le dicen «Sotuta».
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Un día se vino por
este rumbo una cuadrilla en los trucs a cortar henequén y ya en la tarde se
fueron de regreso. Pero esos dos muchachos, que traían un truc, se quedaron
mero atrás porque dijeron que se iban a meter a darse un chapuzón aquí en este
cenote –en aquel tiempo no había escalera; creo que bajaban agarrados de una
riata–. Los compañeros que sí sabían la historia les dijeron que no se metieran
cuando oscurece porque luego sale el tzukán, pero ellos no quisieron creer. (Leyenda recopilada por Homero Adame.)
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Contaba mi papá que
habrán sido como las diez de la noche cuando llegó uno de esos muchachos bien asustado.
Llegó solo, sin su compañero y sin el truc. Del susto se fue corriendo hasta el
pueblo y dejó el truc con bestia y carga aquí mismo. Entonces platicó ese
muchacho que ya se habían bañado en el cenote y que ya se iban a salir cuando
de repente como que el agua comenzó a burbujear. Los dos se asustaron y corrieron
a la salida, o sea rumbo a la riata para treparse. Como él llegó primero, fue
el primero en subir, pero en eso estaba cuando su compañero echó un gritote
bien feo. Dice mi papá que dijo ese muchacho que vio para abajo –todavía había
buena luz, aunque ya era de tarde– y que alcanzó a ver a un animal de color
verde, como una serpiente de cabeza como de perro que se les venía encima.
Entonces que el tzukán agarró a su compañero de un pie y lo arrastró, y que su
compañero iba gritando bien feo. No, con el miedo pues no se iba a quedar a ver
si le ayudaba a su amigo, ¿no?
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Luego al día siguiente
fueron varios hombres y encontraron bastante sangre aquí abajo junto al agua, y
vieron unas huellas muy raras. Entonces sí fue cierto eso que el tzukán se
comió a ese trabajador. Ah, y luego parece que el muchacho que lo vio estuvo
muy malo de espanto y que mejor se regresó a su tierra. Creo que nunca volvió a
Chumkanán”.
Notas:
1. El dibujo prehispánico de las serpientes fue tomado del sitio de Internet Los viajes del agua en el Mayab. Que el enlace sirva de crédito a su creador.
2. Las fotografías del truc y del cenote son de Homero Adame.
Notas:
1. El dibujo prehispánico de las serpientes fue tomado del sitio de Internet Los viajes del agua en el Mayab. Que el enlace sirva de crédito a su creador.
2. Las fotografías del truc y del cenote son de Homero Adame.
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