UN BRUJO QUE INVOCA A LOS ESPÍRITUS DEL
VIENTO
Leyenda de Mulegé, Baja California Sur
Tengo un chaval que le gusta harto el rollo
ese de la aventura, del turismo de aventura. Ahora en Semana Santa se fue con
sus camaradas allá a Baja California y se llevaron sus bicicletas de montaña.
Allá se estuvieron todas las vacaciones y me cuenta que se quedan a dormir allí
donde les da la noche y por eso siempre cargan con sus mochilas y llevan tienda
de campaña. Cuando regresó nos estuvo platicando de las aventuras de ellos y
pues ya esas pláticas que nos platica son comunes porque han andado ellos en
muchas partes y más o menos nos platica luego de dónde anduvieron y los lugares
que recorrieron y cosas de esas. Pero nos platicó algo que se me hizo como muy
interesante de allá de Baja California porque dice que andaban en la sierra de
San Francisco y ya se les estaba haciendo de noche y a un señor le preguntaron
cómo llegar a alguna parte porque parece que allá hay poca agua y siempre ellos
procuran acampar cerca de donde haya agua, un río, un arroyo, y el señor les
dijo que estaban cerca de unos charcos o algo así. Y también les dijo que si
querían ir a conocer una cueva con pinturas de la prehistoria que los podía
llevar pero hasta la mañana siguiente. Los muchachos dijeron que sí y así
quedaron – cuenta el Sr. Ángel Mario Macías, un comerciante de la Ciudad de
México.
En
la mañana temprano llegó el señor éste en una mula y todos se fueron rumbo esa
cueva; los muchachos en bicicleta y el señor en su mula. Me dijo mi chaval que
está retirado, pero que les gustó mucho porque en las paredes de las cuevas hay
hartas pinturas que dejaron los indios.
[...]
No, no sé cuáles indios hayan sido; eso no me lo dijo él. El asunto estuvo en
que luego el guía que llevaban ahí les estuvo explicando eso de las pinturas y
también les contó que por ahí cerca vive un indio que sabe muchas cosas, algo
así como un brujo o un curandero y a los muchachos les dio curiosidad pero ya
no fueron. Según nos platicó que según esto ese chamán o lo que sea cura con el
viento, con el aire, y cura así porque es la manera cómo curan los curanderos
de esa tribu –pienso yo–. Según esto, cuando llega gente a buscar a ese indio
para que les ayude, él lleva a uno a una peña y lo sienta ahí en la tarde, en
pelotas completito, y espera hasta que el viento empiece a soplar y es cuando
el brujo comienza hacer sus cosas. El guía les explicó a mi chaval y a sus
camaradas que ese brujo canta, que echa humazos y que ahí tiene a la persona
así sin ropa aunque haga frío y habla con los espíritus del viento y los
espíritus del viento le quitan el mal a la persona. (Leyenda de Homero Adame.)
Se
me hizo harto interesante esto que le estoy contando y quién sabe si sea cierto
porque, usted sabe, uno por acá ha oído hablar de curanderas, así de brujas y
de naguales, y también las ha procurado para alguna barrida, un mal de ojo, un
mal de aire y cosas de esas que la ciencia no puede explicar, pero yo nunca
había oído de nadie que hable con los espíritus del viento y se me hizo
interesante de a tiro.
Aunque el narrador no precisa el grupo
étnico al cual pertenece el curandero, es posible que se trate del cochimí, una
etnia en vías de extinción por su escaso número de parlantes. Debido a ciertas
tradiciones y creencias se estima que los cochimí tienen relación sanguínea o
cultural con los pomo, un grupo étnico que habita en el centro–norte de California, en los Estados Unidos.
Nota: las imágenes fueron tomadas de
Internet. Que los enlaces sirvan de agradecimiento y crédito a sus autores: Ruta de ciclismo de montaña y Playa de Mulegé.
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