Buscar en este blog

viernes, 1 de marzo de 2024

Haciendas del Altiplano, historia(s) y leyendas. Tomo II. De la Independencia a la Revolución


En 1956, Manuel Romero de Terreros, en su libro Antiguas haciendas de México hizo un exhorto sobre la necesidad de realizar un estudio detallado de la arquitectura de las haciendas de campo, dígase propiedad de las órdenes religiosas, o bien, de civiles o cabeceras de mayorazgos. Han transcurrido casi 70 años desde la publicación de aquella obra y lo cierto es que se han hecho pocos estudios al respecto y tampoco se ha trabajado a fondo la historia de las haciendas y menos la historia oral y la tradición oral que perviven en las mismas. Nunca es tarde para hacerlo, sobre todo si tomamos en cuenta que cada vez hay más cascos de haciendas que se van a la ruina y cada vez hay menos ancianos que puedan compartir sus testimonios, sus recuerdos.
En algunos estados, como en San Luis Potosí, hay interés de las delegaciones del INAH para hacer registros de estos monumentos, incluyendo fotografías o bocetos de la arquitectura. En tiempos más recientes, veo con beneplácito que hay interés de investigadores por la parte histórica y cada vez hay más tesis de maestría o doctorado en el tema, mientras que la historia oral y las leyendas siguen relegadas. Sin embargo, cada quien hace lo que puede y, de tal manera, todos juntos contribuimos a rescatar la riqueza cultural de las haciendas. En mi caso particular, debo aclarar que no soy arquitecto ni historiador, que mi formación académica es la arqueología, pero ahora hay quienes me llaman “arqueólogo de la memoria colectiva” por mi interés en la tradición oral y por las publicaciones que he hecho sobre oralidad, ya sea leyendas, relatos y cuentos o historia oral.
Para esta segunda edición de la obra originalmente publicada en 2010, hice una reestructuración de contenido, agregué material inédito para quedar en 25 haciendas de las más de 150 que visité, esas que tuvieron su origen en la época virreinal, pero que se fragmentaron con el México independiente y permitieron el surgimiento de nuevas haciendas, esas que tuvieron un esplendor de 100 años aproximadamente, pues posterior al tiempo de la Revolución se disolvieron con la reforma agraria. (Un primer tomo de este trabajo se titula precisamente Haciendas del Altiplano, historia(s) y leyendas. Grandes latifundios virreinales.)

Cada capítulo de la obra está estructurado de la siguiente manera:

Ficha informativa general del casco hacendario.
Descripción arquitectónica y las condiciones del casco hasta 2010.
Breve reseña histórica.
Sección de fragmentos de oralidad.
Una o dos leyendas que tienen a la hacienda como escenario.
Fotografías seleccionadas. 

El libro está a la venta en librerías potosinas y de Monterrey.

También está disponible en Amazon para formato impreso: https://www.amazon.com/dp/6072933769

Y en Kindle, para formato electrónico: https://www.amazon.com.mx/dp/B0CTY38TCF


viernes, 2 de febrero de 2024

Mitos, relatos y leyendas de todo San Luis Potosí

 

Dada la riqueza cultural y la diversidad étnica, en el estado de San Luis Potosí se cuentan infinidad de historias muy variadas que abarcan el gran espectro de la mitología y el folklore del mundo entero. No son simples pláticas de fantasmas o aparecidos, de castigos divinos, de tesoros y túneles, de milagros o apariciones de santos y vírgenes, de la creación del mundo, de animales, del ser humano o de creencias en torno al clima y los fenómenos naturales. Son más que eso: tales historias contemplan los arquetipos de teofanías y hierofanías, explican el pensamiento mágico-religioso o las supersticiones, hablan del tiempo mítico, del tiempo profano, del tiempo sagrado, recrean una paradoja temporal, narran hazañas de personajes heroicos –humanos o animales– y, de tal modo, ponen a San Luis Potosí en el contexto de la mitología universal.

El autor de este libro, Homero Adame explica que casi todas las historias seleccionadas no son exclusivas de una ciudad o de un municipio de San Luis Potosí, y ni siquiera de México, ya que muchas se cuentan en diversas partes del mundo, a pesar de tener diferencias de contenido y hablar de contextos geográficos distintos. La mitología y la tradición oral son universales, aunque en muchos casos pueden ser nacionales, regionales o locales. Como ejemplos menciona que las historias de gigantes se cuentan en todo el mundo; las de la Llorona, en todo México; las del Jergas, en centros mineros del país; las de Xantolo, en varios lugares de la Huasteca, y la de la Taconuda, solamente en Cedral.

Esta obra es una versión revisada, corregida, actualizada, mejorada y aumentada de la coedición publicada por las secretarías de Educación y de Cultura del estado de San Luis Potosí en 2007 con el título Mitos, relatos y leyendas del estado de San Luis Potosí. Para esta nueva edición se cambió el diseño, se modificó el título, se conservaron todas las historias a la sazón publicadas y se agregaron algunas nuevas, inéditas.


El libro se puede conseguir en San Luis Potosí, en Librería Ochoa y Librería Española. En Monterrey: en la librería Publi-Arte, en Calzada Vasconcelos de San Pedro Garza García.

También está disponible en Amazon para formato impreso:

https://www.amazon.com/dp/6072949789

Y en Kindle, para formato electrónico:

https://www.amazon.com.mx/dp/B0CV4S78Q9

martes, 2 de enero de 2024

El Señor de Matehuala

 Leyendas de Matehuala, SLP


Cuentan que el Señor de Matehuala venía en un burrito, que la imagen del Cristo la traía cargada un burrito en su caja, pero parece que no estaba destinada para quedarse aquí en Matehuala, sino que iba para otra parte. Sin embargo, el burrito se detuvo aquí en algún punto de Matehuala y no quiso seguir su camino; no había poder humano que lo moviera. Entonces le quitaron la caja de su lomo y el burrito se fue corriendo y nadie lo volvió a ver jamás. No se supo de dónde había venido ni quién lo hubiera enviado. Al abrir la caja encontraron la imagen del Cristo y primero la tuvieron en la capilla del Santo Niño de Atocha, pero dicen que no le gustó allá y se vino él solito a esta iglesia que es ahora la catedral. Entonces el sacerdote de aquel tiempo decidió que ahí se quedara.

En Saltillo cuentan una leyenda de que el Cristo de allá llegó en condiciones similares, en un burrito, e iba con otro destino, pero prefirió quedarse en la que es ahora la catedral de Saltillo. Entonces se cree que aquí adaptaron aquella leyenda para el Señor de Matehuala.

El mero día 6 de enero se celebra al Santo Cristo de Matehuala. Es una fiesta muy animada a la cual viene mucha gente de otras partes del estado, de la república y de los Estados Unidos, principalmente lugareños que han emigrado en busca de una vida mejor. (Leyenda publicada por Homero Adame).

Según algunas versiones, le hacen la fiesta en esa fecha porque es cuando dicen que el Cristo se apareció; eso fue cuando la catedral no existía como tal sino que era una iglesia más humilde y pequeña. La gente de antes contaba que un día 6 de enero se apareció la imagen del Santo Cristo en la puerta de la iglesia, pero no exactamente en la puerta sino más bien en una pared a un lado de la puerta.

Pero no se apareció así grande como está ahora en la cruz del altar. Más bien se dice que se apareció como una figura tipo silueta y al mirarla la gente le hallaba forma y a partir de entonces le empezaron a traer veladoras y flores. Según se cuenta, a más veladoras que le prendían ahí donde estaba la figura, ésta se fue haciendo más grande y agarró el tamaño que ahora tiene. Hay quienes suponen que ese fenómeno fue, quizá, por efecto del tizne. También cuentan que cuando la figura ya estaba grande, cuando iban a tumbar la iglesia vieja para construir la catedral, entonces sacaron la imagen de la pared y la pusieron en la cruz del altar.

 ------  ------

Nota: estas versiones de la leyenda fue publicada en la plaquette “Leyendas del Festival de Desierto” de Homero Adame, por la Secretaría de Cultura del estado de San Luis Potosí, 2005.

sábado, 2 de diciembre de 2023

Leyendas de brujería: La lechuza

Las creencias de búhos o tecolotes y lechuzas como mensajeros de la muerte no son propias de nuestro país, sino que se repiten con frecuencia en el folklore de muchas otras culturas del mundo. De igual forma, hay pueblos que asocian al tecolote con la sabiduría y como compañero de brujos y hechiceros. Mientras que en otras zonas geográficas, principalmente en México, se les asocia con brujas que se convierten en esas aves y vuelan por las noches. Aquí en el Noreste, la palabra “lechuza” se utiliza indistintamente para designar a las aves nocturnas que emiten un sonido ululante, trátese de lechuza o tecolote.

A continuación tenemos tres ejemplos de leyendas de lechuzas: una escuchada en Hidalgo, Tamaulipas y dos de La Petaca, comunidad aledaña a Linares, N.L.

Allá en mi tierra pasan muchas cosas curiosas. Dice mi papá que una noche iba con otros señores a caballo y agarraron un atajo pa' llegar a la casa más rápido. Se fueron por una vereda que cruzaba la casa vieja y que en eso vieron un pájaro, blanco como el algodón, que les volaba arriba de los sombreros. Y dijo que ese animal se le paró primero en la cabeza de su caballo, y que hacía bien feo. Nombre, ¡que los caballos estaban reteasustados y relinche y relinche! Que mi papá agarra el machete y que le tira un machetazo al pájaro, pero voló. Luego que el tecolote ese baja otra vez y se le para arriba del sombrero a otro señor. Se lo quitó de un manotazo, y la lechuza siguió molestándolos hasta que salieron del límite de la casa vieja. Nomás pasaron el arco ese que ve allá y el pájaro se desapareció. Que todos dijeron que había sido el diablo.

- - - - - -  ∞  - - - - - -

Las lechuzas son aves de mal agüero, anuncian la muerte. Yo recuerdo que cuando mi papá murió, andaba una lechuza ahí. Y también el día que un tío se estaba petatiando la lechuza estaba parada en la barda, cantando. Y es que esos animales son emisarios de la Muerte, y cuando alguien va a morir, la lechuza canta y se para afuera de la casa del moribundo.

- - - - - -  ∞  - - - - - -

Había un señor que se llamaba don Iginio González que vivía aquí cerca. Cuentan que una vez se le arrimó una lechuza y él se puso a rezar las doce verdades. Y pos no cree que se le acercaron más lechuzas y que andaban vuele y vuele arriba, y se prendían de las varillas. Y pos se asustó bien requetefeo y no terminó de rezar pos tuvo miedo y se fue corre y corre.

Esto yo creo que pasa porque como ellas [las lechuzas] son brujas convertidas, entonces cuando alguien les empieza a rezar las doce verdades pos ellas se tienen que proteger para que no las maten. Por eso llegan a ayudarle las otras viejas esas que andan volando.

Nota: estaos relatos fueron publicados originalmente en mi libro Mitos, cuentos y leyendas. Tradición oral de Nuevo León por Ediciones Castillo, en Monterrey, 1998.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

La tumba profanada: leyenda matehualense


En el panteón de Matehuala hay dos mausoleos que, aparte de la iglesia, sobresalen por su tamaño y su estilo. Uno es la tumba de don Manuel Fernández, la cual fue construida a principios del siglo XX. El otro pertenece a la familia Castillo y no hay registro de una fecha exacta de cuándo se levantó, pero es del siglo antepasado, del XIX --explica Tomás Ferrándiz para esta publicación de Homero Adame. Esa tumba de la familia Castillo fue profanada. Por un lado podemos hablar de lo que es la historia, porque hay documentación de ese hecho, y también un poco de cómo es la leyenda:


En el año de 1892, el padre Pánfilo Castillo construyó e inauguró el santuario de Guadalupe, en Villa de Reyes y luego el señor Montes de Oca y Obregón lo trajo aquí a Matehuala con la intención de tumbar la parroquia original para construir lo que es ahora catedral. La última semana de noviembre de 1900, Montes de Oca y Obregón colocó la primera piedra y a partir de entonces el padre Pánfilo Castillo se dedicó a tumbar la iglesia. La ley lo metió a la cárcel, pero él se acogió a los derechos que tenía y salió libre. Terminó de tumbar la iglesia y la volvieron a construir. 
El padre Pánfilo siguió aquí en la región hasta 1928, año en que murió o lo mataron. Fue enterrado en el mausoleo de la familia Castillo porque sus ancestros estaban ahí sepultados.

Al cabo de cinco años, según se publicó en el periódico El Nuevo Día, se dice que la tumba fue violada para robarle las joyas y el Cristo de oro. Ese es un tesoro que apareció en un hoyo del ala sur cuando se tumbó la iglesia. Hay que saber que todas las iglesias tienen un tesoro; justo antes de colocar la primera piedra se hace un hoyo y ahí los feligreses echan lo que quieren, joyas u objetos de valor, y ya después se construye la iglesia. Ese es el tesoro de toda iglesia.

Ya en el campo de la leyenda, supuestamente el padre encontró ese tesoro cuando tumbó la parroquia original y cuentan que al morir lo enterraron con el tesoro, todo en el mismo féretro. A los pocos días corrió el rumor de que alguien profanó la tumba para robarse el tesoro, lo cual fue cierto, según testimonios y lo publicado en aquel periódico. Se le dio aviso a las autoridades y también a los familiares del padre Castillo; éstos vinieron y se llevaron los restos en tren a Villa de Reyes, donde lo sepultaron en la parroquia de allá. (Leyenda publicada por Homero Adame).

Jamás se supo quién profanó esa tumba para robarse el tesoro en cuestión. El periódico habló de joyas y del Cristo de oro, pero quién sabe si eso haya sido cierto. De todas maneras, todo esto a la larga dio pie a esta leyenda.

+-+-+-+-+-+-

Nota: esta leyenda fue publicada en la plaquette “Leyendas del Festival de Desierto” de Homero Adame, por la Secretaría de Cultura del estado de San Luis Potosí, 2005.

jueves, 5 de octubre de 2023

Un tesoro en la hacienda de la Meza


Aquí hubo mucho dinero antes. Los señores eran los pelaos más ricos de toda la región, pero cuando el reparto de tierras todos se fueron. Antes no había bancos ni nada, así que la gente escondió su dinero cuando la Revolución. Lo enterraron por allí --cuenta Ramiro Estrada, en Hidalgo, Tamaulipas en esta leyenda publicada por Homero Adame.

Estas tierras eran muy grandes, y todas del mismo dueño. Después del reparto ejidal vinieron los hijos del señor y se llevaron lo que pudieron de la hacienda. Pero namás cargaron con los muebles, retratos y vajillas que no se habían robado otras gentes. Por aquí pasaron con carretas llenas de cosas. Hasta el motor del molino se llevaron. Y todo a carreta de yunta, pues ni había caminos ni camiones. Aquí mero pasaba el camino real.

Ya está viejo Juan Alvarado... A ese amigo sí le dijeron dónde estaba el tesoro, pero se rajó y no le entró. Nos platicaba que una vez andaba con sus chivitas cuando dio con una noria vieja, en un lugar que le llamamos “L'ubre de la vaca”. Allí mero se le apareció una luz y oyó que algo le decía que escarbara y sacara el dinero y que se iba hacer el hombre más rico de aquí. Y mire que no creyó nada. Se asomó a un pozo y vio algo como una oreja de perol, así de grande, como ese donde se está cociendo la miel [de caña]. Yo digo que le dio miedo pos sabemos que cuando a alguien le ofrecen un tesoro no es nomás de gratis. No, hay que pagar algo, y ha de ser con el alma de uno. Y a Juan le dio miedo, se rajó, se rajó.

Hace mucho, un señor vino y me preguntó si aquí había tesoros. Yo mismo lo llevé a “L'ubre de la vaca”, pero no hallamos nada. Y eso que el hombre ese traiba aparato. Por eso digo que ese tesoro sigue allí mismo, pero a nadie más se le ha revelado el lugar como se le reveló a Juan Alvarado. Cuando guste nomás tráigase un aparato y le damos una buscada. Quien quite y a nosotros con usté nos toque...

 ==============

Cuando se habla de tesoros enterrados, generalmente se mencionan luces y ruidos o voces misteriosas que se ven y se oyen en algún punto en particular. Esas menciones suelen ser en tercera persona, es decir, de alguien que cuenta que alguien más le contó de algo que vio u oyó. De acuerdo con la creencia popular, cuando alguien escucha esas voces misteriosas o ve esas luces es porque a esa persona los espíritus le están ofreciendo el tesoro y le toca sacarlo.

==============

Nota: esta leyenda fue publicada en mi libro Mitos, cuentos y leyendas. Tradición oral de Nuevo León por Ediciones Castillo, en Monterrey, 1998.

martes, 12 de septiembre de 2023

Sobre la visita de Maximiliano a San Miguel de Allende



En el libro titulado Casa Europa. Historia de la casa desde la memoria de los sanmiguelenses, se añadió un capítulo casi como tema aparte e independiente por ser un hecho aislado y a la vez de relevancia histórica que involucra a esta propiedad. Las menciones orales que aluden la visita de Maximiliano de Habsburgo como emperador de México el 13 y 14 de septiembre de 1864 son recuentos de lo que se sabe gracias a la historia escrita por Francisco de la Maza en uno de sus libros sobre San Miguel. Al final del libro que se puede adquirir en la misma Casa Europa (calle San Francisco No. 23) se reproduce parte del texto donde se menciona la casa.

 

₰₰₰₰₰₰₰

 

No sabemos con exactitud cuándo se construyó esta casa, pero sí sabemos que es muy anterior a 1864 porque en ese año aquí se hospedó Maximiliano. Eso fue el 13 de septiembre. Se hospedó la noche del 13 y del 14 y se fue el día 15 para dar el primer grito oficial de Independencia en Dolores. A partir de entonces se acostumbra que en alguno de sus seis años como presidente de la República, el presidente en turno vaya a Dolores a dar el grito.

Luis Felipe Rodríguez

 

El nombre correcto de mi tatarabuelo y dueño de esa casa era Jesús María Vázquez Palacio. Él fue el defensor de Maximiliano en el sitio de Querétaro; era el primer jurisconsulto y el director de la Escuela de Jurisprudencia. Estuvo en Querétaro con Riva Palacio y otro abogado; eran tres y dos se fueron a San Luis a pedir el indulto a Juárez y uno de ellos se quedó en Querétaro. Creo que fue Jesús María Vázquez porque él y Maximiliano llevaban muy buena relación.

Cuando Maximiliano estuvo aquí en San Miguel se quedó en la casa de Jesús María Vázquez y le hicieron una cena de gala, con baile, en la casa de los Lámbarri, enseguida. Maximiliano bailó con mi bisabuela Dolores Lámbarri Malo. Cuentan que estaban mi bisabuela y Maximiliano bailando un vals y que le cayó a mi bisabuela en la parte del hombro del vestido la cera del candil y Maximiliano muy caballerosamente le removió la cera del hombro.

Luis Miguel Villarreal

 

Maximiliano se queda en la casa Lámbarri, donde pernocta, y no en la otra. Lo recibe la familia Lámbarri y le hacen fiesta y banquete. En los archivos parroquiales yo vi una carta donde se menciona que pernocta en la casa de los Lámbarri. Ahora, yo no sé si la casa Lámbarri tenía continuación con la casa vecina, ahora Casa de Europa, y fueran una misma propiedad. Sería cuestión de ver planos de cómo eran las casas en aquel tiempo.

Graciela Cruz

 

Jesús María Vázquez Palacio (no José) es efectivamente el abogado que radicaba en Querétaro. Su esposa era Guadalupe López Sautto y Sautto, nacida en la hacienda Noria de San José (luego conocida como Noria de Alday), en San Diego de la Unión. Este señor Vázquez es en ese tiempo dueño de esa hacienda. Su casa en San Miguel es la que estás estudiando para tu libro, segunda calle de San Francisco número 4 (ahora San Francisco 23), y por su cercanía con Maximiliano, Jesús María Vázquez lo recibe allí cuando el emperador hizo su visita oficial en camino a Dolores para dar el primer grito de Independencia.

Jesús Garza Herrera

 

Hay una novela histórica, Quién en San Miguel, donde se menciona que el emperador Maximiliano se hospedó en esa casa y también habla de mucha gente de época. La autora se llama Eladia González.

Gloria Tovar

 

Al abuelo de mi papá no le tocó, porque fue antes, pero según contaba que las gentes de más atrás contaban que don Maximiliano llegó en un carruaje muy elegante con mucha gente y caballos de lo más fino. El emperador entró caminando a la casa sobre un tapete rojo, largo, pero el caballerango dio vuelta y metió los caballos y el carruaje por atrás, por lo que es la calle de atrás, la de Correo. Luego todos los trabajadores tuvieron permiso de salir a la calle a saludar y echar “vivas” cuando más tarde el emperador salió con su gente a los asuntos oficiales en el Palacio de Gobierno.

José Guadalupe Sánchez

 

En aquel tiempo, cuando Maximiliano fue a dar el grito a Dolores –que fue el primer grito de Independencia que un gobernante dio de manera oficial–, una comisión recibió a Maximiliano aquí en San Miguel y él se quedó en esta casa, estuvo dos noches. Lo llevaron una tarde a pasear al parque Guadiana, que en aquel tiempo eran huertas y un lugar recreativo al que la gente de San Miguel iba a pasear. El parque Juárez no existía.

Samuel Rangel

 

Dicen que Su Majestad se quedó en la casa de los Vázquez y eso lo menciona de la Maza en su libro. Lo que yo sé por historias de familia es que la fiesta que le organizaron a Maximiliano fue en la casa de mis tatarabuelos los Lámbarri, en la esquina de San Francisco y Corregidora, prácticamente enseguida de los Vázquez. Todas las señoras que estaban invitadas se pulieron haciendo sus mejores platillos y una de mi familia hizo un postre de pera y por eso yo escribí ese texto que anda en Internet, “Las peritas del Emperador”.

Maruja González

 

Cuando fusilaron a don Maximiliano en Querétaro, mucha gente de San Miguel estuvo en apuros porque eran amigos del Imperio. Esos Vázquez parece que se fueron un tiempo, pero no vendieron la casa.

Demetrio López

jueves, 3 de agosto de 2023

Leyendas de San Luis Potosí: La curra

La curra

En el barrio de San Sebastián cuentan de una mujer que le decían la Curra porque siempre andaba muy bien vestida --dice Juan Manuel Martínez, quien trabaja en el estacionamiento Ipiña. (Leyenda recopilada y publicada por Homero Adame).

Se sabe que estaba un poco loca, a lo mejor porque se quedó soltera y dicen que parece que porque el novio la dejó plantada y no se presentó al altar. Resulta que esa mujer se le murió el papá y como estaba medio loca no se le ocurrió reportarlo a las autoridades. Dicen que lo tuvo varios días sentado el cadáver allí en el comedor. A los vecinos se les hizo un poco raro que el papá de la Curra ya nos saliera a la calle, porque era común que lo vieran caminar para ir a la iglesia o a la tienda. No se sabía que tuviera familia en otra parte del país y por lo mismo a nadie se le hubiera ocurrido que se fue de viaje. Todo se supo cuando la casa de la Curra comenzó a apestar bien feo. Si tenía los postigos abiertos olía muy feo y la gente que pasaba por ahí mejor se iba por la otra acera. Los vecinos le preguntaron a la Curra que por qué olía tan feo la casa y ella no se le ocurrió decir cuál era la razón. Pero ya cuando la peste era insoportable, los vecinos avisaron a las autoridades y vinieron a investigar. Fue así como encontraron el cadáver del papá de la Curra en estado descomposición. No la culparon a ella, pero parece que se la llevaron finalmente a un hospital psiquiátrico.
(Leyenda recopilada y publicada por Homero Adame).

sábado, 8 de julio de 2023

Leyendas tamaulipecas: La bola de fuego y otros misterios

Pos aquí se cuentan muchas cosas de la hacienda (de la Meza, en el municipio de Hidalgo, Tamps)), pos como usted se puede dar cuenta, la casa esa ya es muy vieja. Pero mire, que lo que yo le voy a contar es cierto porque a mí me pasó hace muchos años. Y lo recuerdo como si hubiera sido anoche mismo.

Yo antes vivía allá arriba, cerca del caserón viejo. Ya estaba en ruinas. Venía caminando una tarde, ya estaba obscuro; el sol se había metido hacía un buen rato. Iba pasando cerca de la iglesita cuando de pronto que veo como una luz que venía del cielo. (Leyenda publicada por Homero Adame).


Me fijé bien y era como una bola de fuego, así de grandota, y que me asusto, pos venía cayendo y pensé que a lo mejor me daba a mí mero. Pero nada, que la bolota esa se mete a la iglesia, por la parte de atrás allá donde está la cúpula. Y fíjese que no hizo ni ruido cuando cayó. 
Antes todavía la iglesia tenía techo. No, ahora ya está caído. La bola esa se metió por una cosa como chimenea pequeña que hay. Yo me quise asomar por una rendija pa' ver qué era, pero no vi nada.

Les platiqué a mis amigos, pero todos dijeron que yo había andado borracho de seguro, que por eso había asegurado decir lo que vi. Bueno, déjeme decirle, resulta que días después de aquello, andaban unos amigos conmigo y se nos hizo de noche. Yo y otro nos fuimos pa' nuestras casas, pero el otro que andaba con nosotros dijo que él se iba a meter a dormir en la iglesia. Como hacía frío esa noche, y adentro no hacía chiflón, pos este muchacho se metió. Al día siguiente nos platicó que toda la noche sentía que alguien le quitaba el poncho, que le jalaban las botas y que hasta lo pellizcaban. Pero que él creía que éramos uno de nosotros o los dos. Diji que toda la noche nos estuvo diciendo: “Ya no estén jodiendo, déjenme dormir”. (Leyenda tomada de un blog de Homero Adame).

¿A poco cree usted que ese amigo nos creyó cuando le dijimos que nosotros no habíamos estado molestándolo porque estábamos bien recogidos en nuestras casas? No, ¡qué va!, no nos creyó. Pero por Dios santito que ni yo ni el otro fuimos a la iglesia en la noche. Han de haber sido las ánimas que lo molestaban. Y él creía que éramos nosotros.

Nota: esta leyenda fue publicada en mi libro Mitos, cuentos y leyendas. Tradición oral de Nuevo León por Ediciones Castillo, en Monterrey, 1998.


lunes, 5 de junio de 2023

Leyendas nayaritas: el fantástico pueblo en el fondo de una laguna

Dicen que Santa María del Oro se llama así porque hace muchísimos años un hombre muy raro venía al pueblo a comprar cosas y surtir, y siempre pagaba con puras piezas de oro. La gente lo miraba raro, y con envidia también, porque ya para ese tiempo las minas de oro no funcionaban, ya se habían agotado, y pues se les hacía muy raro que alguien todavía siguiera pagando con oro. ¿De dónde los sacaba?

Entonces dicen que hubo un muchacho muy atrevido, un pescador también, que se enteró de que una leyenda que contaban las gentes de antes era cierta, de que existe un pueblo fantástico de oro en las profundidades de la laguna.


Ese muchacho, que era muy ambicioso, una tarde se fue siguiendo al hombre muy raro –dicen que no era como uno, por eso se les hacía raro– y lo siguió y lo siguió hasta que se metió al pueblo dorado de donde trajo oro. Dicen que el muchacho se hizo rico, pero que se murió temprano. No pudo disfrutar sus riquezas, pero por envidioso tampoco le dijo a nadie dónde estaba la entrada al pueblo sumergido en la laguna. Antes de morirse, dicen que él contaba que ese pueblo de puro oro era muy bonito, que había gente rara y muchachas raras también, pero muy chulas. Que todo era de oro y que la gente vivía bien. Aunque nadie le creía esas cosas, de todas maneras sospechaban que a lo mejor eran ciertas porque, si no, entonces de dónde carajos sacó tanto oro el muchacho ese, ¿eh? Era oro muy fino, ya trabajado, que no se saca de cualquier mina nomás porque sí.
(Leyenda en un blog de Homero Adame).

Y luego, según esto, de alguna manera los habitantes de aquel pueblo se dieron cuenta de que alguien de este mundo sabía cómo llegar allá, y desde entonces cerraron el camino a esos lugares misteriosos para que ya nadie se metiera. Pero también dicen que gentes de ese pueblo de repente salen para surtirse de lo que necesitan, pero ya no vienen a Santa María sino que van a otros pueblos donde nadie los conoce.

Nota: una versión editada de esta leyenda fue publicada por Editorial Trillas en mi libro Mitos y leyendas de todo México que se puede adquirir siguiendo el enlace.


La foto de la laguna fue tomada del sitio de internet Corazón de Nayarit. Que el enlace sirva de agradecimiento a sus creadores.

sábado, 6 de mayo de 2023

Doña Natalia Calvillo, anécdota de Matehuala, SLP

En la casa de los portales, donde están ahora las oficinas de la comisión de electricidad, vivió una señora que se llamaba Natalia Calvillo viuda de Arrieta, quien murió a los 104 años de edad. Dicen que era muy agarrada y eso que tenía bastante dinero. (Leyenda publicada por Homero Adame)


Vivía sola en ese caserón que, se dice, tenía 16 cuartos. Cuentan que era tan agarrada que casi ni comía para no gastar. Siempre que alguien la iba a visitar ella le decía: “Ay, a la próxima vez que vayas a venir avísame para tenerte tan siquiera un rompope, porque no tengo más que darles; con eso que vivo aquí sola...” -- cuenta doña Carmen Alcocer.

Era muy singular esa Natalia Calvillo viuda de Arrieta y tenía una curiosidad, una curiosidad que a los que la conocían les daba risa, pero si alguien no la conocía de seguro se asustaba. A ella le gustaba llenarse de polvo blanco toda la cara, y así se polveaba porque tal vez creía que de esa manera se veía más guapa. Lo cierto es que se veía tan blanca pero tan blanca con ese polvo que parecía muerta. Y aparte también le gustaba asustar a la gente: cuando alguien tocaba a la puerta ella salía toda vestida de negro, de largo y con la cara toda polveada de blanco. El que no sabía pegaba un grito y se iba corriendo, y los que sí sabían y estaban sentados en la plaza se tiraban de risa.

Aquí en Matehuala hay un dicho que se lo atribuyen a ella porque supuestamente les decía a las jovencitas que anhelaban casarse: “Muchachas, no os desesperéis, que Natalia Calvillo casó a los 66.”

*******

Nota: esta leyenda fue publicada en la plaquette “Leyendas del Festival de Desierto” de Homero Adame, por la Secretaría de Cultura del estado de San Luis Potosí, 2005

martes, 4 de abril de 2023

El columpio del Diablo. Leyenda de Chihuahua

 El columpio del Diablo, leyenda de Cerocahui, municipio de Urique, Chihuahua

 

Sabemos que hay leyes universales y divinas que todos deben respetar, incluso el Diablo. Por ejemplo, los días 1° y 2 de noviembre son sagrados en todo México y en muchas partes del mundo porque se festeja a Todos los Santos y a los Fieles Difuntos. De acuerdo con la tradición, en esas fechas Dios les da permiso a los difuntos para que sus ánimas vengan a la Tierra y convivan con sus seres queridos que los recuerdan. El permiso es igual para todos, los que están en el cielo, en el purgatorio y hasta en el infierno –explica Juan Manuel Andrade, un guía de turistas.

En cualquier parte de Chihuahua, la gente va al panteón a dejar ofrendas a sus difuntos. El día 1° lo consagran a los niños y el día 2 a los adultos, cumpliendo así con la tradición, pero en algunos pueblos tienen creencias muy especiales. Por ejemplo, algunas personas de Cerocahui me han contado que allá evitan ir al panteón una vez oscureciendo o estar adentro del mismo ya en la noche, principalmente el día 1°, porque tienen una creencia que a la mayoría le provoca terror. De hecho, cuando se mete el sol, mucha gente prefiere no salir de sus casas y es mejor cerrar puertas y ventanas. La creencia es que se oyen los gritos de advertencia del Diablo que desde un columpio vigila que sus difuntos no se desbalaguen o traten de no volver al infierno.

No sé si la creencia venga de los tarahumara o sea católica, pero cuentan que desde hace muchos años, en la tarde del día 1° de noviembre el Diablo tiende una cuerda muy larga, desde la cima de un cañón hasta la cima de otro, y se columpia para vigilar a las ánimas que están en el infierno, pero que en esos dos días tienen permiso de venir a este mundo. Hay quienes afirman que han visto al Diablo columpiarse, mientras que la mayoría de la gente sólo dice haberlo escuchado gritando. Los que lo han visto dicen que es como una sombra muy grande que se mueve en el cielo, algo así como una nube en vaivén. Y los que lo han escuchado cuentan que los gritos son aterradores, que dice muchas maldiciones y blasfemias, y que lo hace así porque sabe bien que las ánimas del infierno son tramposas, traicioneras, y tratan de hacer hasta lo imposible para escaparse y quedarse en este mundo asustando gente o provocando desgracias. Pero esas ánimas no pueden escabullirse sin ser sorprendidas por el Diablo porque él, desde su columpio, vigila y vigila, y grita de la manera más horrenda cuando se da cuenta  de que alguna de esas ánimas tiene la intención de escapar.

También cuentan que esa noche del 1° de noviembre corre un viento muy raro en los alrededores del panteón, y cree la gente que es provocado por el mismo Diablo al columpiarse.

Nota: una versión editada de esta leyenda fue publicada por Editorial Trillas en mi libro Leyendas de todo México. Aparecidos y fantasmas que se puede adquirir en librerías o siguiendo el enlace en azul.