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martes, 22 de mayo de 2012

Mitos y leyendas michoacanas: Una mujer fantasmal en El Salto de Tepuxtepec


UNA MUJER DE BLANCO EN LA CASCADA DE EL SALTO
Leyenda de Tepuxtepec, Michoacán

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Cuentan que en la cascada de El Salto, en ciertas noches de luna han visto a una mujer vestida de blanco que se aparece de manera misteriosa. Dicen que es una mujer solitaria, muy hermosa, de larga cabellera color negro azabache que contrasta con lo blanco de su ropa y de su tez. Ella anda sigilosamente por la orilla del río, y más que caminar parece que levita y jamás ha dejado una huella en el lodo. Según la mayoría de las versiones, no se trata de la Llorona, aunque otras afirman que sí porque la han escuchado llorar, a pesar de que su llanto se confunde con el estruendo de la caída de agua.
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Se dice que algunas personas que han tenido la mala fortuna de ver a esa aparición fantasmal han caído enfermas por el susto. Por ejemplo, una tarde fueron unos amigos a nadar a la cascada del Salto y estuvieron allí hasta muy tarde. Cuando ya era de noche –había luna llena–, seguían disfrutando hasta que vieron que una mujer solitaria se aproximó a la cascada. Se les hizo raro, pero también se emocionaron pues pensaron que podían verla mientras nadaba. Sin embargo, todos sintieron un temor inexplicable y peor cuando uno de ellos le dijo un piropo a la mujer y ésta volteó a mirarlos. No le vieron el rostro, pero pegó un chillido infernal. Los muchachos se fueron corriendo, despavoridos, y por el susto se enfermaron. Dejaron de comer y no podían dormir debido a las pesadillas. Gracias a que la mamá de uno de ellos consiguió a una curandera, quien a todos les dio una barrida, se curaron. Desde entonces, ninguno ha vuelto a la cascada en la noche.

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Puedes leer más leyendas de Michoacán siguiendo este enlace:


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Algo sobre Tepuxtepec
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Tepuxtepec es un pueblo que se fundó en 1927 y creció gracias a los trabajadores que construyeron la presa y posteriormente la Central Hidroeléctrica Lerma. La Compañía de Luz y Fuerza urbanizó, a finales de la década de los cuarenta, una colonia para sus empleados, con casas, clínica, escuela y campos deportivos. Por muchos años esas casas estuvieron habitadas hasta que, según me contaron la última vez que fui para allá y casi todo lucía abandonado, los trabajadores prefirieron adquirir una propia en el pueblo.
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Junto a esa colonia corre un ramal del río Lerma, que da vida a varias cascadas. Una de ellas es conocida como “El Salto”, donde me contaron esta leyenda.
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sábado, 5 de mayo de 2012

Mitos y leyendas de la Huasteca: Huehueyac Xonkaalli


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HUEHUEYAC XONKAALLI
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El de larga o grande cabellera

Existió alguna vez allá por el año 1200 un horrendo hombre de larga cabellera, ojos destellantes y hocico como de fiera, que por su pelo se confundía con las mujeres de Xonkatlan (lugar de cabelleras o de greñas sueltas), una aldea huasteca, gobernada por una mujer llamada Tezitlal (estrella de piedra) en inmediaciones de la sierra de Kotontepetl (cerros partidos o separados). Pueblo dominado en ese entonces por el reinado de Tomiyahuatl, después de la caída del imperio huasteco chichimeca de Cuextlán.
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Este sanguinario hombre que sobrevivió al exterminio total de varones, realizado por las satanizadas guerreras huastecas de raza negra, provenientes del imperio de Tam yam ija (entonces mucha agua) hoy Majaguales o Tamiahua la Vieja.
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Huehueyac Xonkaalli habitaba en la espesa selva a salto de mata escondiéndose para no ser descubierto. Aquel hombre juró vengar a los extintos varones de Xonkatlan y aldeas vecinas, que fueron salvajemente castrados, flechados, desollados y devorados por estas sádicas mujeres.
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Este hombre se valía de algún poder mágico para entrar al pueblo sin ser visto y robarse a una mujer cada tres días. Las llevaba a una cueva de la serranía, donde por medio de amarras las atacaba sexualmente hasta saciarse, para después cortarles los senos y matarlas. Y como burla o ejemplo de poder, ya muertas las llevaba a cambiar por otra mujer viva. Acto que tuvo indignadas por mucho tiempo a las salvajes guerreras, que por muchas trampas que le pusieron no lo podían descubrir. Temerosas pensaban también que era un ser divino con el que no podrían jamás.
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Para fortuna para ellas, una madrugada lluviosa, cuando Huehueyac se llevaba a otra guerrera en brazos, cayó un estruendoso rayo y despertó a todas las mujeres de la aldea y a la que llevaba en brazos también. Ésta despierta lo aprisionaba con sus férreas manos para dar tiempo a que las demás aldeanas lo tomaran preso.
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Bajo la lluvia en un rito con danzas y grandes hogueras, le arrancaron los ojos, las uñas de pies y manos, lo castraron, lo flecharon, lo desollaron y lo devoraron.
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Para así terminar con el mito de Huehueyac Xonkaalli y vivir tranquilas para siempre, empezando a rendir tributo al Dios “Tlapetlantli” (Trueno o rayo), hasta la muerte de Tomiyahuatl en Tenayucan capital de la huasteca en aquel entonces.
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Aunque en ocasiones cuando hay tempestad, gentes de algunas comunidades de la sierra han visto en aparición a este horrible hombre cargando a una mujer ensangrentada, causando gran espanto a las gentes que logran verlo. Y lo apodan “tekuani temiktiloni” (bestia asesina).
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Leyenda publicada en el libro Cuextecatl volvió a la vida, de José Reyes Nolasco, y enviada por su autor para publicación en este blog.