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sábado, 6 de mayo de 2023

Doña Natalia Calvillo, anécdota de Matehuala, SLP

En la casa de los portales, donde están ahora las oficinas de la comisión de electricidad, vivió una señora que se llamaba Natalia Calvillo viuda de Arrieta, quien murió a los 104 años de edad. Dicen que era muy agarrada y eso que tenía bastante dinero. (Leyenda publicada por Homero Adame)


Vivía sola en ese caserón que, se dice, tenía 16 cuartos. Cuentan que era tan agarrada que casi ni comía para no gastar. Siempre que alguien la iba a visitar ella le decía: “Ay, a la próxima vez que vayas a venir avísame para tenerte tan siquiera un rompope, porque no tengo más que darles; con eso que vivo aquí sola...” -- cuenta doña Carmen Alcocer.

Era muy singular esa Natalia Calvillo viuda de Arrieta y tenía una curiosidad, una curiosidad que a los que la conocían les daba risa, pero si alguien no la conocía de seguro se asustaba. A ella le gustaba llenarse de polvo blanco toda la cara, y así se polveaba porque tal vez creía que de esa manera se veía más guapa. Lo cierto es que se veía tan blanca pero tan blanca con ese polvo que parecía muerta. Y aparte también le gustaba asustar a la gente: cuando alguien tocaba a la puerta ella salía toda vestida de negro, de largo y con la cara toda polveada de blanco. El que no sabía pegaba un grito y se iba corriendo, y los que sí sabían y estaban sentados en la plaza se tiraban de risa.

Aquí en Matehuala hay un dicho que se lo atribuyen a ella porque supuestamente les decía a las jovencitas que anhelaban casarse: “Muchachas, no os desesperéis, que Natalia Calvillo casó a los 66.”

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Nota: esta leyenda fue publicada en la plaquette “Leyendas del Festival de Desierto” de Homero Adame, por la Secretaría de Cultura del estado de San Luis Potosí, 2005