La curra
En el barrio de San Sebastián cuentan de una
mujer que le decían la Curra porque siempre andaba muy bien vestida --dice Juan Manuel Martínez, quien trabaja en el estacionamiento Ipiña. (Leyenda recopilada y publicada por Homero Adame).
Se sabe que estaba un poco loca, a lo mejor porque se quedó soltera y dicen que parece que porque el novio la dejó plantada y no se presentó al altar. Resulta que esa mujer se le murió el papá y como estaba medio loca no se le ocurrió reportarlo a las autoridades. Dicen que lo tuvo varios días sentado el cadáver allí en el comedor. A los vecinos se les hizo un poco raro que el papá de la Curra ya nos saliera a la calle, porque era común que lo vieran caminar para ir a la iglesia o a la tienda. No se sabía que tuviera familia en otra parte del país y por lo mismo a nadie se le hubiera ocurrido que se fue de viaje. Todo se supo cuando la casa de la Curra comenzó a apestar bien feo. Si tenía los postigos abiertos olía muy feo y la gente que pasaba por ahí mejor se iba por la otra acera. Los vecinos le preguntaron a la Curra que por qué olía tan feo la casa y ella no se le ocurrió decir cuál era la razón. Pero ya cuando la peste era insoportable, los vecinos avisaron a las autoridades y vinieron a investigar. Fue así como encontraron el cadáver del papá de la Curra en estado descomposición. No la culparon a ella, pero parece que se la llevaron finalmente a un hospital psiquiátrico. (Leyenda recopilada y publicada por Homero Adame).
Se sabe que estaba un poco loca, a lo mejor porque se quedó soltera y dicen que parece que porque el novio la dejó plantada y no se presentó al altar. Resulta que esa mujer se le murió el papá y como estaba medio loca no se le ocurrió reportarlo a las autoridades. Dicen que lo tuvo varios días sentado el cadáver allí en el comedor. A los vecinos se les hizo un poco raro que el papá de la Curra ya nos saliera a la calle, porque era común que lo vieran caminar para ir a la iglesia o a la tienda. No se sabía que tuviera familia en otra parte del país y por lo mismo a nadie se le hubiera ocurrido que se fue de viaje. Todo se supo cuando la casa de la Curra comenzó a apestar bien feo. Si tenía los postigos abiertos olía muy feo y la gente que pasaba por ahí mejor se iba por la otra acera. Los vecinos le preguntaron a la Curra que por qué olía tan feo la casa y ella no se le ocurrió decir cuál era la razón. Pero ya cuando la peste era insoportable, los vecinos avisaron a las autoridades y vinieron a investigar. Fue así como encontraron el cadáver del papá de la Curra en estado descomposición. No la culparon a ella, pero parece que se la llevaron finalmente a un hospital psiquiátrico. (Leyenda recopilada y publicada por Homero Adame).