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martes, 24 de junio de 2014

Leyendas de Nuevo León: La casa del ahorcado

La casa del ahorcado

Leyenda de Linares, N.L.

Allá por la calle [General] Anaya, enfrente de donde está un depósito, antes había una casa abandonada. Ahí se ahorcó un señor hace un chorretal de años.
       Yo pasaba por ahí y había veces que veía un foco prendido, y otras veces no. ¿Qué sería? Una casa abandonada no tiene luz, no tiene gente; la luz se la cortan después de un mes de no pagar, etcétera. Pero pasábamos y el foco estaba prendido. De curiosos nos asomábamos por la ventana y no veíamos movimiento ahí adentro. Quien quite y fuera un falso contacto, pero lo raro es que ni siquiera había medidor en la casa ésa...
       El asunto es que ahí se ahorcó un señor. Pero, según esto, cuando esa persona compró esa casa, o la rentaba –quién sabe–, él y su familia la arreglaron, pues estaba bien fregada por dentro. Luego ya estaban viviendo ahí y parece que el señor quería sembrar un limón y se puso a escarbar en el patio trasero y parece que se encontraron un ataúd. Total, se asustaron y todo, pero lo sacaron y le avisaron a la poli, y si mal no recuerdo se lo llevaron al panteón.
       Pero a partir de que sacaron ese ataúd la cosa se puso fea. Se oían ruidos, se movían cosas, los hijos de esas gentes se despertaban asustados a media noche; en fin, estaba del carajo. Y lo peor fue que el señor ése se empezó a deprimir. Ya no salía, se echaba sus tragos y estaba como ido todo el tiempo, hasta que... hasta que una vez amaneció ahorcado. Qué gacho, ¿no? Imagínate la tragedia para la familia. Pero bueno, al poco tiempo se cambiaron, pero la pena no se la quitaron tan fácil, ¿no crees?
       Total. Según platicaban antes, cuando sacaron el ataúd se salió un espíritu chocarrero que hizo que el pobre hombre se matara, y desde entonces nadie habita esa casa. Pos ¿quién le va a entrar, si la cosa está así de fea?

En 2022, Homero Adame publicó Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Regiones Citrícola y Sur, libro cuyos antecedentes son Leyendas, relatos, costumbres y tradiciones de Nuevo León (Ed. Font. 2005), Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León (Ed. Font. 2005) el cual fue, a su vez, una edición corregida, aumentada y mejorada de Mitos, cuentos y leyendas regionales – tradición oral de Nuevo León, originalmente publicada por Ediciones Castillo en 1998.


Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Regiones Citrícola y Sur
 (Guadalajara. 2022) contiene exclusivamente relatos de doce municipios neoleoneses, seis de ellos ubicados en la Región Citrícola y, otros seis, en la Región Sur. Está compuesto por tres capítulos: 1. Mitos, 2. Cuentos y 3. Leyendas; este último subdivido por épocas y temas: a) Leyendas con contenido prehispánico, b) Leyendas coloniales de santos y vírgenes, c) Leyendas de aparecidos y fantasmas, d) Leyendas de brujas y curanderos, e) Leyendas de cementerios y f) Leyendas de tesoros. Más aún: en este tratado el autor presenta cada relato recreando el habla de zonas rurales y serranas de Nuevo León, donde se usa un lenguaje sencillo, pero con vocablos y locuciones poco comunes o desconocidas en otras regiones del país o en las urbes.

Cabe destacar que más allá del relato, Homero Adame analiza el contenido de cada leyenda y encuentra simbolismos, hierofanías, elementos teogónicos del pensamiento desde el tiempo mítico y, de tal modo, sitúa a estas regiones neoleonesas en el contexto de la mitología universal.

La aclamada obra Mitos, cuentos y leyendas de Nuevo León. Regiones Citrícola y Sur, está disponible en librerías y también en Amazon, tanto en formato digital (Kindle) como en formato impreso o formato papel.

https://www.amazon.com.mx/Mitos-cuentos-leyendas-Nuevo-Le%C3%B3n/dp/6072930409/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr=


domingo, 8 de junio de 2014

Leyendas de San Luis Potosí: milagros de San Antonio en la hacienda La Sauceda



MILAGROS DE SAN ANTONIO DE PADUA
Leyenda de Zaragoza, SLP

Aquí en el pueblo hay tres iglesias, la de San Antonio, la de la Virgen de Guadalupe y la parroquia que está dedicada a San José. Los tres son muy milagrosos, pero más, San Antonio. Cuentan que él es desde la época de los hacendados, que los antiguos hacendados trajeron la imagen original y que la que ahora tenemos es otra porque la antigua creo que se la llevaron a otra parte –dice doña Toñita.
     Yo me acuerdo que nuestras gentes de más antes platicaban de los milagros que obró San Antonio a favor de la gente. Ya ve que cada quien le pide algo y a cada quien le cumple, pero también hizo milagros para el pueblo porque en aquellos tiempos de antes la gente le tenía mucha fe. Platicaban de un milagro de un tiempo muy pero muy atrás cuando hubo que una epidemia y mucha gente se enfermó. En otras haciendas la gente se estaba muriendo y aquí casi no hubo muertitos porque los hacendados de ese entonces sacaron la imagen y juntaron a toda la gente para hacer procesión de casa en casa donde hubiera un enfermo. Y así, con la fe de la gente y con el poder milagroso de San Antonio, los enfermos se curaron y mire que en ese entonces no había tanta medicina ni clínicas y tampoco había médicos aquí.
     Otros milagros fueron cuando las guerras de la Revolución y también la Cristera. Cuentan que los revolucionarios llegaban a las haciendas, robaban lo que podían, abusaban de las muchachas y mataban a los hombres, pero aquí hubo muy poco de eso porque la gente se encomendó a San Antonio y él, con su poder milagroso, hizo que los revoltosos se fueran a otra parte. (Leyenda de Homero Adame.)
     Pero esto que le cuento son pláticas de más antes y ahora muy poquita gente habla de esto porque ya no tiene fe, ya no cree en los grandes milagros de los santos como nuestro San Antonio, ya no lo procuran. Y yo digo que ahora, con tanta gente mala, con tantos robos, con tanta violencia, con tantos muchachos que se dan a los vicios o al dinero fácil pero mal habido de las drogas, digo que es cuando deberíamos volver a encomendarnos a San Antonio porque su poder es grande y él desde siempre ha protegido a la gente de La Sauceda y de Villa de Zaragoza.

Reseña histórica de la hacienda La Sauceda

El origen de esta hacienda es minero y se remonta a finales del siglo XVI, cuando el propietario de estas tierras era Gabriel Ortiz de Fuenmayor. Hacia 1610 pasó a formar parte del latifundio de Pedro Arizmendi Gogorrón. Éste la heredó a su hijo Antonio, quien no supo administrarla.
     No se sabe con exactitud cuándo cambió su nombre por San Antonio de la Sauceda, pero hacia finales del siglo XVIII ya se le conocía así, cuando su dueño era José Pablo de la Serna y el giro económico de la hacienda había dejado de ser minero para convertirse en ganadero y agrícola. Sus herederos tuvieron que rematar la hacienda a favor del ayuntamiento de San Luis Potosí, en 1841. Posteriormente tuvo otros dueños. Hacía finales del siglo XIX un nuevo giro económico era el de producción de mezcal, existiendo aquí una de las fábricas más grandes e importantes en el estado de San Luis Potosí. El último propietario fue Luis Dávila, quien hacia 1950 cerró la fábrica de mezcal, cuyas instalaciones se encuentran en el abandono, al igual que el casco y la casa grande.