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sábado, 19 de enero de 2013

Mitos y leyendas de San Luis Potosí: Una mujer convertida en piedra

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La mujer convertida en piedra
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Leyenda de Charcas, SLP
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¿Ya le platicaron de la mujer que se quedó convertida en piedra? [...] Bueno, esa mujer convertida en piedra está en Charcas a un lado de la carretera. Todo mundo ha visto esa piedra y sabe dónde mero está. Es una piedra grande que tiene la forma de mujer.
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La leyenda cuenta que era una mujer muy pecadora que escuchó la voz de Dios cuando ella iba caminando por ahí al lado del camino, y le dijo que ya dejara de pecar y que se portara bien. La mujer en vez de escuchar y aceptar las palabras de Dios se puso a decirle no sé cuantas cosas feas y como castigo quedó convertida en piedra.
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Ahora que vaya para Charcas pregúntele a la gente de allá de esa mujer convertida en piedra y verá que sí fue cierto. A lo mejor le dicen dónde mero está esa piedra y puede ir a verla y tomarle retratos con su cámara.
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Esta leyenda, narrada por el Sr. Luis Maldonado, del pueblo de Solís en el municipio de Villa de Guadalupe, fue publicada en la plaquette Leyendas del Festival del Desierto, en la colección “Cantera la Voz”, como parte del Programa de Fomento a la Lectura durante la Feria del Libro de Matehuala, 2005.
Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado. San Luis Potosí. 2005.
Recopilación: Homero Adame.
Edición: Mtra. Déborah Chenillo Alazraki.
Diseño: Beatriz Gaytán Reyes.

lunes, 14 de enero de 2013

Los huicholes (2da parte)



LOS HUICHOLES (2da parte)

Continuación del relato de Homero Adame publicado en su libro Catorce voces por un real, obra ganadora del Premio “20 de Noviembre” de Narrativa, en 2004. Para leer la primera parte sigue este enlace:
Los huicholes (1ra parte).

—En las anécdotas de ustedes, ¿hay algunos peregrinos que no han cruzado esas puertas?
—Es muy peligroso y ahí se puede fracasar. Unos han regresado sin ver a Wawatsári.
—¿Cómo sucede este fracaso?
—Accidentes, cosas malas, Wawatsári se esconde.
—¿Qué piensan los demás huicholes de los que fracasaron?
—Un hermano no juzga. No hay sentimientos de nada. Uno toma las cosas como son; sabe que luego volverá a intentar.
—¿Qué hacen después de cruzar el lugar donde las nubes chocan, hay algunas ceremonias antes de entrar en Wirikúta?
—Nadie puede entrar a Wirikúta ni puede cazar a híkuri-venado sin estar limpio de todo. Primero hacemos la confesión y luego la purificación. Los cazadores (peyoteros) deben contar a todos sus aventuras con otras personas, desde que ya son mayores hasta el presente. Todos dan los nombres de las personas con quienes se han aparejado (tenido relaciones), y no importa que los esposos o esposas estén presentes. A los más viejos se les permite acortar los relatos porque si no se hace muy larga la cosa. Y a los chamacos no se les pregunta. Bueno, sí se les pregunta, pero no tienen nada que contar todavía.
—¿Y no se enojan los cónyuges si saben que su mujer o su esposo ha tenido relaciones con otros hombres o mujeres?
—Uno se encela, pero es parte de la purificación. Ahí tenemos que olvidarnos de resentimientos, corajes, celos, envidias. Si alguien no queda limpio de eso, su paso en el país del peyote será muy malo. Pero un huichol nunca se arrepiente, nomás acepta las cosas como son.
—¿Cómo se hace la ceremonia de confesión?
Maraakáme primero prende el fuego sagrado y todos se sientan en círculo, cerca del fuego. Luego todos los viajeros cuentan sus historias, sin olvidar nada. Maraakáme tiene en sus manos una soga y su muviéri (penacho de chamán); a sus pies tiene a Kauyúmari (el espíritu auxiliador del venado, representado con dos cornamentas) y el takwátsi. Entonces Maraakáme escucha las historias de cada huichol y hace un nudo en la cuerda por cada uno de nosotros. El primero que cuenta sus aventuras es el Tayaupá (representante del sol en la peregrinación) y luego los demás, de acuerdo a su jerarquía.
—¿Por qué hacen este rito de confesión?
—Es que el viaje a Wirikúta es muy arduo, y uno tiene que ir limpio de su pasado y de su carga sexual.
—¿Y cómo es la purificación?
—En la purificación todos los peregrinos ponen primero una mano en el fuego y luego la otra. Los más valientes brincan sobre las llamas. Las mujeres se alzan las enaguas para que el humo suba por entre sus piernas y se meta en ellas, para que queden limpias por dentro también.
—¿Nunca se queman?
—Nadie tiene por qué quemarse, pero si alguien no hizo su confesión correctamente, sí se quema y eso lo limpia.
—¿Qué hacen después de eso?
Maraakáme es el transformador, él que hace y deshace. Él enrolla la soga, ya llena de nudos, y la echa al fuego para que se convierta en cenizas.
—¿Cuáles son las peores ofensas entre ustedes?
—No tenemos castigos nosotros para nadie porque la confesión y la purificación en el fuego sagrado limpian los pecados. Pero cuando alguien se apareja con sus hijos o sus padres (incesto), o con los «españoles», los corremos de nuestro pueblo y su verdadero castigo será después de la muerte porque nuestros antepasados no olvidan.
—Dime, Camilo, ¿por qué mezclarse con los «españoles» es tan malo?
—Los «españoles» siempre han sido crueles con nosotros. Como ya te dije...

El resto del relato y el libro está disponible en Amazon para versión impresa y para electrónica en Kindle.

14 voces por un Real
1ra edición: Verdehalago y Secretaría de Cultura de SLP. 2007.
2da edición: San Miguel de
Allende, Gto. 2024


https://www.amazon.com.mx/dp/6072953166/ref=tmm_pap_swatch_0?_encoding=UTF8&qid=&sr=


Nota: la foto superior fue tomada del muro de Real de Catorce Mágico, en Facebook.

martes, 1 de enero de 2013

Tradiciones y costumbres mexicanas: las cabañuelas mayas


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LAS CABAÑUELAS, SEGÚN LA TRADICIÓN MAYA

Resulta difícil establecer con exactitud del origen de la tradición de las cabañuelas, pero algunas fuentes señalan que surgió en:
  • Babilonia: con el Zamuc, o “Fiesta de las Suertes”, del calendario babilónico, cuya versión hebrea sería la “Fiesta de los Tabernáculos”.
  • La India: allá también tenían doce días en la mitad del invierno para vaticinar las condiciones climáticas próximas.
  • México prehispánico: se cree que los aztecas adoptaron de los mayas este conocimiento (el cual se adaptó al calendario gregoriano). Como en ambos casos sus calendarios constaban de 18 meses de veinte días cada uno –más cinco días adicionales que no entraban en los meses–, los primeros 18 días de enero servían para cada uno de los meses y los dos días restantes predecían otros fenómenos: el 19 para pronosticar el tiempo del solsticio de verano y el 20 para el solsticio de invierno.
  • En cuanto a otros grupos de Mesoamérica y Aridoamérica, al parecer nada se ha escrito al respecto, aunque podría suponerse que también tuvieron un sistema similar y, aventurándonos un poco, algunas de las interpretaciones que se le dan a las cabañuelas en el Noreste de México podrían ser tradición de las antiguas tribus –ahora extintas– que habitaron toda esta amplia zona.
Ahora bien, en enero de 2010 leí un artículo muy interesante sobre las cabañuelas, de acuerdo con la tradición maya; se me hizo interesante tanto por la similitud con la tradición norestense (se puede leer en este enlace: Las Cabañuelas, modo de pronosticar el clima) sobre este tema como por los datos adicionales que muchos de nosotros desconocemos en el resto del país. Dicho artículo lo encontré en la revista Desafío, número 10, y el artículo lo escribió Bernardo Caamal Itzá, quien me autorizó reproducir fragmentos para agregarlos aquí a mis blogs.
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Los mayas ¿aún realizan el Kok K’íin o cabañuelas?
– conocimientos intangibles que permiten analizar el clima

Enero, mes en que se realiza el registro del tiempo y durante este lapso se tendrá información muy general de lo que sucederá en todo el año, a esta actividad de observación [los mayas] le llaman Kok K´íin o cabañuelas. Quienes poseen este tipo de conocimientos milenarios diariamente observan el clima. Su fuente de información proviene de diversos elementos que están en su alrededor, destacando al sol, la luna y las estrellas.

Las flores y la cantidad de frutos de los árboles –como el Béek, Ya’axnik, Jabin, Belsink che´, Ya’axche’–, así como el comportamiento de los animales, como los cerdos, las gallinas, pájaros, cigarras y las hormigas, también son considerados en los registros como datos complementarios.
Mientras que en los hogares mayas se observan otras particularidades, como la condensación de la sal y del yabaknaj –acumulamiento de bióxido de carbono que se encuentra en las puntas de la palma de huano del techo de las casas tradicionales–, el cual al absorber la humedad ambiental termina por condensarse, hecho que indica la cercanía de las lluvias en las próximas horas.

Atilano A. Ceballos Loeza resalta que los doce primeros días [de enero] corresponderían a lo largo de los meses. Los días 12 y 13 sería diciembre, luego retroceden los meses conforme avanzan los días, de tal manera que el día 24 correspondería al mes de enero. A partir de ahí, a cada día le correspondería dos meses, por ejemplo, el día 25, las doce primeras horas serían enero y las otras doce febrero. Por último, el día 31 –nos aclaró José Anastasio Euan Romero, de Chablekal, municipio de Mérida, Yucatán–, considera que las veinticuatro horas que tiene el día, entonces en este caso, a cada hora le asignan un mes, partiendo desde la madrugada, iniciando de nuevo con el mes de enero y llegado el mediodía, se reinicia con el mes de diciembre hasta concluir con el mes de enero, y de esta forma se cierra el ciclo de observación.
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Si les interesa leer más sobre este tema u otros relacionados con las tradiciones mayas en torno a la agricultura, pueden visitar el sitio http://www.fpy.org.mx/, o bien, hacer clic directamente en este enlace subrayado: Fundación Produce Yucatán, A.C.