¿Cuándo empezó la tradición de los
pinos de Navidad en México?
¿Sabías
que el árbol de Navidad, también conocido como “pino navideño”, no es una
tradición de origen mexicano, como tampoco lo es el Nacimiento? ¿Cómo llegó a
México? ¿Desde cuándo se arraigó en nuestra cultura? Por extraño que parezca
–porque hay mucha gente que incluso en la actualidad prefiere olvidar un pasaje
de nuestra historia–, el árbol de Navidad llegó a tierras mexicanas gracias a
un austriaco, a un Habsburgo, el archiduque que fue Emperador de México durante el Segundo
Imperio.
Orígenes del Nacimiento y del árbol navideño
El
origen de los Nacimientos se puede rastrear fácilmente con Giovanni Bernardone
(1182-1226), mejor conocido como San Francisco de Asís (puedes leer al respecto
en este enlace: Los Nacimientos en México). Mientras que el
origen de la tradición relacionada con el árbol de Navidad es más difícil de
precisar, pero es también europeo, germánico. Se dice que los antiguos germanos
–tal vez visigodos u ostrogodos–, durante el solsticio de invierno (21 de
diciembre) hacían rituales relacionados con la renovación de la vida con el
propósito de pedir a las deidades el retoño de las plantas y la victoria de la luz
sobre las tinieblas, para ello adornaban árboles de pino o abeto con objetos
brillantes y velas encendidas, y danzaban alrededor de tales árboles. Otra
interpretación afirma que los antiguos germanos solían colocar velas y pan en
los árboles durante las noches de invierno para que los viajeros o peregrinos
pudieran seguir su camino y alimentarse.
Aún
más, una leyenda alemana cuenta que San Bonifacio (obispo y mártir inglés 680–754)
llegó como misionero evangelizador a territorios que hoy pertenecen a Alemania.
Para demostrar la superioridad de su fe, en el pueblo de Geismar cortó de raíz
un encino que era sagrado para los lugareños, pues a sus pies los habitantes solían
depositar ofrendas y hacer sacrificios paganos cada año. Los nativos,
indignados por tal atrevimiento, quisieron linchar al misionero, pero San
Bonifacio no sólo logró calmarlos con su elocuencia, sino que los convenció de
la llegada del hijo de Dios para salvar a los fieles y de que cuán necesario era
desterrar a otras deidades no cristianas. La horda de paganos, creyendo un poco
en sus palabras, lo ayudó a plantar un pino en el mismo lugar donde había
estado el encino sagrado. San Bonifacio quedó muy complacido con la afabilidad de
los lugareños, y jamás se dio cuenta de que, muy en el fondo, esa gente dedicó
el pino recién plantado al divino Yggdrasi, el gran árbol que era en sí una de sus
principales deidades paganas. (Texto en un blog de Homero Adame.)
Tradición navideña
El
árbol de Navidad como parte de las tradiciones navideñas se arraigó en Alemania
y en otros países aledaños, como Austria y la parte alemana de Suiza. En el
siglo XVIII llegó a los Estados Unidos, años antes de que en otros países
europeos, como Francia, Dinamarca o Suecia. En Inglaterra se colocó el primer
pino navideño en 1840, en el castillo de Windsor, gracias al príncipe Alberto,
consorte de la reina Victoria. El príncipe Alberto era originario de Alemania.
El ejemplo fue adoptado rápidamente por la aristocracia británica y luego por
el pueblo, y en pocos años se extendió a todas las colonias del Reino Unido. (Artículo reescrito por Homero Adame.)
Primer árbol de Navidad en México
Para
las fiestas navideñas de 1864, el Palacio Imperial de Chapultepec, remodelado al
gusto de Maximiliano I de México y su esposa Carlota, presentó algo extraordinario,
algo que los mexicanos no habían visto jamás: un gran pino colocado al centro
de uno de los salones del palacio, y el pino decorado con listones, velas,
frutas y regalos a sus pies.
Los aristócratas mexicanos que tuvieron oportunidad de ver ese
árbol navideño de inmediato adoptaron la idea y colocaron en sus casas y
mansiones uno similar. Así empezó esta costumbre europea, desconocida en el
país, traída a México por Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica.
Bien sabemos que el Segundo Imperio Mexicano fue corto. Cuando
Maximiliano I fue fusilado en Querétaro, en 1867, de inmediato el gobierno de
México trató de erradicar algunas costumbres europeas traídas por el Emperador
y su corte, y es así como el uso del árbol de Navidad empezó a caer en desuso y
se recuperó la tradición del nacimiento, más arraigada desde la época
virreinal.
Sin embargo, en 1878 reapareció públicamente un
árbol de Navidad ornamentado para las fiestas. Éste fue obra de Miguel Negrete
–contrincante político de Porfirio Díaz–, quien lo adornó de manera tan espectacular que fue
mencionado en varios periódicos y visitado por muchísima gente.
Así,
más de 150 años después de que el Castillo de Chapultepec se viera engalanado
con el primer árbol de Navidad, hoy en día los hogares mexicanos se decoran con
pinos o con nacimientos, según la preferencia familiar, aunque también es común
que en muchas casas o comercios coloquen pinos y nacimientos para celebrar el natalicio
de Jesús.
Nota:
algunas imágenes fueron tomadas de diversos sitios de Internet. Que el enlace sirva
de crédito y agradecimiento a cada una de ellos.
Foto de Maximiliano I de México: El Financiero.
Foto de Nacimiento: Blog de Homero Adame.
Foto de pino navideño en mesa: "The Minnigerode" and the Christmas Tree.
Foto de familia alrededor de un pino de Navidad: The History of Christmas Trees.
Foto de los Emperadores de México, Maximiliano I y Carlota: Rouillac.