En la pequeña ciudad española de Benavente, en la provincia de Zamora que es parte de la comunidad autónoma de Castilla y León ubicada al noroeste de Madrid, existe un bajorrelieve labrado en cantera, dedicado a un personaje local que formó parte de las primeras expediciones de conquista espiritual de la Nueva España y considerado uno de los grandes cronistas e historiadores de la época. Su nombre: fray Toribio de Benavente, mejor conocido como fray Toribio de Motolinía. Él nació en 1482 e ingresó a la orden de los franciscanos en su misma ciudad natal. En 1523 se conformó una expedición evangelizadora con doce misioneros franciscanos, la cual sería conocida como los “doce apóstoles de México”, siendo fray Toribio uno de ellos. Zarparon de España el 25 de enero de 1524 y llegaron a San Juan de Ulúa, Veracruz el 13 de mayo. Se dice que el grupo venía tan desnutrido y en mal estado que al pasar por Tlaxcala los lugareños se referían a ellos como “motolinía”, término náhuatl que significa afligido o pobre. A partir de entonces, fray Toribio se hizo llamar Toribio de Motolinía. La expedición franciscana fue recibida por Hernán Cortés en la ciudad de México en junio de ese mismo año. (Texto en blog de Homero Adame).
A lo largo de su trayectoria, fray
Toribio de Motolinía participó en la fundación de la ciudad de Puebla donde a la postre fundaría un convento como también fundó algunos más en otras regiones del centro y
sur de México, así como en Guatemala. Aprendió náhuatl y otras lenguas nativas
para así propagar la fe cristiana. Apoyó a los indígenas contra los abusos de
los conquistadores, lo cual le ocasionó problemas con personajes como Nuño de
Guzmán y fray Bartolomé de las Casas, éste de la orden dominica que tenía
serias diferencias con la franciscana. También rechazó que los indígenas
pagaran impuestos o “diezmo” a la Corona, lo cual le trajo más problemas y fue
perseguido y tenía una orden de aprehensión dictada en España, pero supo
librarla y continuó su labor misional hasta su muerte el 9 de agosto de 1569,
sucedida al terminar de oficiar su última misa en el convento de San Francisco
de México. Sus restos fueron sepultados en Cañada Morelos, Puebla.
En el campo donde se mezcla la historia con la leyenda, por voz de un lugareño llamado Gabriel, quien nos mostró el bajorrelieve que se encuentra frente a un costado del templo de San Juan en Benavente y nos contó su versión de esta historia, diciendo que fray Toribio de M. acompañó a Cristóbal Colón en la travesía que devino en el descubrimiento de América. También explicó el contenido del monumento, con las velas de una carabela, diciendo que era la Pinta, capitaneada por el mismo Colón. En el monumento se ven unas alas y cuatro manos, dos del fraile y dos de un ángel que protege al fraile durante la travesía y el encuentro con el nuevo mundo.
A los pies del fraile hay una
tortuga que, según explica Gabriel, representa el sostén del mundo espiritual. Y encima
de la cabeza de la tortuga sobresalen las fauces de una serpiente “azteca” que,
añade Gabriel, representa el demonio con cuyo cuerpo trata de envolver el cuerpo del
fraile y el árbol de la vida (¿o es un tallo de maíz?) del cual nace la cruz que sostiene el fraile con su mano izquierda.
El bajorrelieve fue obra del pintor y escultor mexicano Carlos Terrés (Lagos de Moreno, Jalisco 1950) y colocado en febrero de 1988.